Desde que oí esta frase no he dejado de recordarla. Es una frase que a veces las personas dicen, sin pensar en el significado tan grande que realmente puede tener, porque hay momentos en los que es verdaderamente importante tener en cuenta que hay que luchar por las cosas que queremos. Todos tenemos por lo menos un deseo o un sueño anidado en nuestro corazón, pero olvidamos que los sueños y los deseos tienen una segunda parte: SE PUEDEN CUMPLIR.
A veces deseamos mucho algo, pero en lugar de usar nuestras fuerzas en luchar por cumplirlo, las malgastamos perdiendo el tiempo, y lloramos, nos enojamos, nos desesperamos ... o decimos y hacemos cosas sin sentido, y no nos damos cuenta que todo eso sólo nos alarga el tiempo de espera más de lo que debería ser. Muchas veces nos entristecemos por no recibir lo que queremos, pero no hemos hecho ni el más mínimo esfuerzo por conseguirlo; si todo en esta vida fuera fácil, no existiría el esfuerzo, pero tampoco las recompensas.
¿Qué es eso que tanto deseas para ti que te ha entristecido? En el trabajo, en la familia, con la pareja, la estabilidad económica o laboral, cualquier deseo que haya en tu corazón puede realizarse si LUCHAS por él. Quizá has pedido mucho a Dios por ello, pero es seguro que Él quiere lo mejor para ti. Son sus planes que en tu vida no haya nada que te quite el sueño, que no lo anheles, pero tu parte es mantenerte en la lucha por merecer las bendiciones de Dios.