Isaías 1:2-6 Oíd, cielos, y escucha tú, tierra; porque habla Jehová: Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí. El buey conoce a su dueño, y el asno el pesebre de su señor; Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento. ¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás. ¿Por qué querréis ser castigados aún? ¿Todavía os rebelaréis? Toda cabeza está enferma, y todo corazón doliente. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosa sana, sino herida, hinchazón y podrida llaga; no están curadas, ni vendadas ni suavizadas con aceite.
Aquí hay una comparación tomada de un cuerpo doliente y enfermo. La enfermedad amenaza ser mortal. Desde la planta de los pies a la cabeza; desde el campesino más bajo al mayor de los nobles, no hay salud, ni buen principio, ni religión, porque esta es la salud del alma. Nada sino culpa y corrupción; los tristes efectos de la caída de Adán. Este pasaje declara la depravación total de la naturaleza humana. Mientras el pecado persista sin arrepentimiento, nada se hace para sanar tales heridas y evitar sus efectos fatales.
Jerusalén estaba expuesta y desprotegida, como las chozas o refugios edificados para guardar fruta madura. Esto aun se ve en el Oriente, donde la fruta constituye gran parte de la comida estival de la gente.
Pero el Señor tenía un pequeño remanente de siervos piadosos en Jerusalén. Por la misericordia de Jehová nosotros no somos consumidos. La naturaleza mala está en cada uno de nosotros; solo Jesús y su Espíritu santificador pueden restaurarnos a la salud espiritual.
Qué tristeza. Jehová está diciendo por medio de su gran profeta Isaías (alrededor del 700 al 690 a.C.), que su pueblo ha pecado, dice: “Israel no entiende, mi pueblo no tiene conocimiento”; dice que mejor los animales entienden, y pone como ejemplo al buey y al asno. Qué tristeza para Dios, después de haber “criado hijos y engrandecerlos se rebelaron contra su Criador”
Este pasaje es muy importante de analizarlo, porque todos estamos en igual condición en nuestro tiempo. Todos nos hemos desviado, todos estamos enfermos, todos buscamos continuamente el mal, y no hay nada bueno en nosotros, “sino herida, hinchazón y podrida llaga”.