viernes, 28 de agosto de 2015

Amor claramente definido

El amor no conoce situaciones personales que lo libran a uno de la responsabilidad de expresarse en forma práctica.
Se acercaba la fiesta de la Pascua. Jesús sabía que le había llegado la hora de abandonar este mundo para volver al Padre. Y habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin.  Juan 13:1 
La agonía de la cruz no era desconocida para Cristo, aunque no había transitado aún por ese camino. Los Romanos habían introducido este cruel método de muerte, mucho años antes de que el Hijo de Dios caminara por esta tierra. Hemos de suponer, entonces, que Jesús había visto, en más de una ocasión, a los reos colgados de maderos en las inmediaciones de las ciudades de Israel.

La verdadera magnitud de la prueba que lo esperaba, se ve revelada en toda su intensidad en el agónico sufrimiento que sufrió en Getsemaní. Allí, el Mesías confesó a sus más íntimos que se sentía angustiado hasta el punto de la muerte. El amor no conoce situaciones personales que lo libraran de la responsabilidad de expresarse en la vida de los que estaban a su alrededor.
¡Cómo no dedicar, entonces, las horas y los días previos a esa titánica prueba, a fortalecer el espíritu y concentrar los recursos espirituales! 
Si en algún momento alguna persona tuvo derecho a centrarse en sí mismo frente a una inminente crisis, esa persona fue Jesús. Sería fácil de entender y totalmente comprensible que, frente a semejante prueba, se hubiera mostrado distraído o melancólico.

Por muy extraño que parezca

Por muy extraño que parezca, por mucho que cueste creerlo, un día aparece esa persona. Esa persona que te susurra que te quiere, que sonríe cuando tú sonríes, que solo con rozarte la mano te pone los pelos de punta, que se ríe con tu risa. Que te mire de esa manera profunda… asusta. Que produce ese nudo en la garganta. No, no se trata de una persona perfecta, eso es para las películas. Es como cuando encuentras a alguien,... que lo sientes, y al revés, que verdaderamente le importas. Que te agarra fuerte de la mano o que te abraza durante un instante, y que lo único que piensas es que “ojalá no me soltaras nunca”.
A lo largo de nuestra vida, conocemos a alguien que, sin saberlo, logra hacer un hueco en nuestro corazón, hasta el punto de ocuparlo completamente. Esa persona, se convertirá en la razón de cada sonrisa, de cada latido, de esa felicidad que te inunda. Esa persona lo es todo, pero no nos damos cuenta de lo mucho que nos importa hasta que nos imaginamos miles de momentos sin ella, hasta que la distancia no se intercala en medio. Hasta entonces no sabemos apreciar cada palabra que se dijo, cada mirada en silencio; y a veces, es demasiado tarde para dar marcha atrás, para decir aquel te quiero que tanto querías decir y no dijiste.
¿Y si me animo a decirle lo que siento y me rechaza? Bueno, tú eliges arriesgarte o guardarlo en la lista del olvido. Si te dice que no, por lo menos te la sacas de la cabeza de una vez, aunque luego lleve más tiempo quitártela del corazón… pero algo es algo, por lo menos sabrás donde estás.
Yo, desde el principio, elijo hablar y no esquivar las miradas. Elijo querer y todas las consecuencias que eso conlleva. Elijo que esa sea la persona que llene mis días de sonrisas y mi almohada de recuerdos (porque siempre la soñé así). Vamos, toma valor y dile: “Elegí hacerme adicto a tus miradas, a tus pequeñas y adorables manías, a tu risa, a tu forma de hacer las cosas. Adicto a ti. Yo elegí arriesgar y jugarme todo por ti, aun sabiendo que podía perderte de un día para otro. Siempre dije que si tú eras un error, yo prefería equivocarme. Prefiero que seas la mejor equivocación de toda mi vida y no el peor “quizá pudo haber sido…”

Llene su boca de risa

El Salmo 126:2,3 habla de risa y alegría. Una vez vi, en un canal de televisión cristiano, un programa de entrevistas en el cual los participantes conversaban sobre el avivamiento de la risa, hecho que ocurrió hace algunos años en varias partes del mundo al mismo tiempo. Alguien le preguntó al anfitrión del show si la risa era de Dios.
“¿Ofendió su mentalidad?”, le preguntó el anfitrión. “Sí, lo hizo”, respondió la persona que había hecho la pregunta. “Bien, entonces”, respondió el anfitrión, “probablemente sea de Dios”.
¿Observó usted que Jesús ofendía a la gente falsamente religiosa? Algunas veces, parecía hacerlo a propósito. En Mateo 15:12, los discípulos de Jesús le dicen: “¿Sabes que los fariseos se escandalizaron al oír eso?” La respuesta que les dio Jesús fue: “Déjenlos; son guías ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, ambos caerán en un hoyo” (Mateo 15:14). Si vamos a seguir a Jesús, debemos comprender que nuestras mentes no siempre estarán de acuerdo con todo lo que Él dice y hace. Deje de estar controlando todo con su mente y comience a preguntarse si resiste espiritualmente lo que está sucediendo. Frecuentemente rechazamos cosas y acciones que son genuinamente de Dios, simplemente porque nunca las hemos visto y no las comprendemos con nuestra mente.

¿Cómo puedo conocer la voluntad de Dios para mi vida?

Hay dos claves para conocer la voluntad de Dios en una situación dada: 
(1) Asegurarse de que lo que está pidiendo o considerando hacer, no sea algo que la Biblia lo prohíbe. 
(2) Asegurarse de que lo que está pidiendo o considerando hacer, va a glorificar a Dios y va a ayudarlo a usted a crecer espiritualmente. 

Si estas dos condiciones son ciertas y Dios aún no le ha dado lo que le está pidiendo, es probable que no sea la voluntad de Dios que usted lo obtenga. O tal vez, solo necesita esperar un poco más de tiempo para recibirlo. 
A veces conocer la voluntad de Dios es difícil. La gente quiere que Dios fundamentalmente les diga qué hacer, dónde trabajar, dónde vivir, con quién casarse, etc. Romanos 12:2 nos dice, “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.”
Es muy raro que Dios dé a la gente la información directa y específica. Eso sí, Dios nos permite tomar decisiones referentes a aquellas cosas. La única decisión que Dios no quiere que hagamos es pecar o resistirse a Su voluntad. Dios quiere que tomemos decisiones que estén de acuerdo con Su voluntad. 

De manera que, ¿cómo saber cuál es la voluntad de Dios para usted? Si usted está caminando cerca del Señor, y deseando de verdad Su voluntad para su vida, Dios va a colocar Sus propios deseos en su corazón. La clave es desear la voluntad de Dios, no la suya propia. “Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón” (Salmos 37:4) Si la Biblia no habla en contra de sus peticiones, y si éstas ciertamente pueden beneficiarle de forma espiritual, la Biblia le da “permiso” para tomar sus propias decisiones y seguir a su corazón.


Buscando famosos

Verdaderamente, internet es una fuente de noticias, muchas de ellas curiosas, que nos sorprenden con frecuencia. Ya es habitual ver que, de vez en cuando, dos personas que no sabían nada la una de la otra desde tiempos inmemoriales, se encuentran a través de Facebook. En la red podemos encontrar de todo o casi todo: desde las cosas más absurdas, o inútiles, a cosas y temas que pueden sernos de gran utilidad en determinados momentos. 
Hace poco se inauguró una página dedicada al "avistamiento de famosos en todo el mundo”; el portal nace “con una base de 7.000 famosos y con la intención de servir de plataforma para que los internautas informen sobre sus encuentros fortuitos con las estrellas del espectáculo”. “La web permite realizar también búsquedas de famosos para, en función de los datos recopilados, conocer dónde han pasado los últimos días, en qué restaurante han cenado o en qué hotel se hospedan.” La noticia concluía hablando de los pros y contras, y contando otras experiencias habidas que terminaron en fracaso. 
Reflexiono y pienso, en primer lugar, cómo algo así se ha convertido en noticia. Se suele decir que el hecho de que un perro muerda a una persona no es noticia, pero sí lo es si la persona muerde al perro. Amigos, en el fondo, la lectura que podemos hacer es que estamos viviendo en un tiempo con valores a la baja, en declive, en una sociedad en la que lo que atrae, lo que interesa es la vida de los demás. Si a todo lo que se aspira en la vida es a ver un famoso, mal asunto. No hace mucho tiempo se hizo una encuesta entre escolares, y a la pregunta de qué querían ser de mayores, un significativo porcentaje dijo que querían ser famosos de la tele. Francamente, es tiempo de pararnos a pensar qué sociedad es la que vamos a dejar a los que vengan detrás de nosotros, si en vez de preocuparnos por la tragedia que viven los afectados por un terremoto, una inundación o cualquier otro accidente natural, nos interesa más la vida de otro.