Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste”. Isaías 45:5
En este pasaje vemos el carácter de Dios. Él mismo aclara que no hay ningún otro Dios, solo Él, Él es el único que hay, el único que existe. Dios nos prepara para luchar incluso sin que lo conozcamos.
Sin embargo, vamos a intentar conocer un poco más a Dios, que todos tengamos un mayor conocimiento de Él.
¿Cómo luce Dios?
Dios es un espíritu invisible, o sea, no tiene forma ni aspecto, ni nada de eso. Solo la materia tiene esas cualidades. Dios, al ser una entidad espiritual completamente pura, no tiene las cualidades que tiene la materia en cuanto a la “forma”. Así que, describir físicamente a Dios es imposible para el ser humano. Y debido a la falta de esta cualidad, también la adoración que le demos a Dios debe ser una adoración espiritual y verdadera (Juan 4:24).
Lo más cercano a como luce Dios, y que nosotros los seres humanos podemos imaginar, es suponerlo como una gran masa de energía y luz.
¿Alguien ha podido ver a Dios?
La Biblia aclara directamente que nadie ha podido ver a Dios, aunque Su hijo es capaz de revelárnoslo (Juan 1:18). Dios es un ser que, solo su presencia en directo podría matarnos; es increíble como unos seres alados que vio el profeta Isaías, tenían que taparse la cara con sus propias alas para estar cerca de Dios (Isaías 6:2).
Por lo tanto, es lógico pensar que si los seres celestiales no pueden ver a Dios, mucho menos podremos nosotros los seres humanos. La gloria de Dios es simplemente demasiada. ¿Han intentado ver el sol al mediodía? ¿Han podido hacer tal proeza? Claro que no. Y el sol es apenas una diminuta cosa de la gloria de Dios; pues entonces imagínense intentar ver a Dios mismo. Sería destructivo para nosotros.
¿Dios tiene sentimientos?
¿Dios tiene sentimientos?
Sí los tiene; dependiendo de nuestras acciones o comportamiento podemos alegrarlo, entristecerlo, enojarlo…. Un ejemplo de esto, fue cuando el pueblo de Dios estaba en el desierto; muchas veces se rebelaron contra Él y lo entristecieron (Salmos 78:40). Como podemos ver, Dios no es una máquina ni una inteligencia artificial. Si fuera así, hace tiempo que nos hubiera destruido, como en una película de ciencia ficción. Sin embargo, como tiene sentimientos, nos ama, y prefiere ayudarnos a mejorar antes que destruirnos.
A Dios también le podemos alegrar el corazón siendo sabios y prudentes (Proverbios 27:11); haciendo el bien, apartándonos del mal y de todo lo que nos haga daño de verdad, y sobretodo, apartándonos del pecado. Dios no nos hizo muy distintos a Él. Estamos hechos a su imagen y semejanza, con el pequeño detalle diferenciador de que Él no es imperfecto, no es limitado y no contiene pecado.