lunes, 3 de septiembre de 2018

Hacerlo todo para Dios

Colosenses 3:17 (RVR1960) “Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él“.
En el nombre de Jesús, implica cuatro cosas.
1. Que todo lo hagamos como si fuera para el Señor.
Siempre que hagamos algo, en el lugar que sea y con quien sea, debemos tener presente que es para Dios lo que estamos haciendo.
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Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres. Colosenses 3:23
Tendemos continuamente a separar lo que es el servir a Dios en la iglesia y lo que es nuestro trabajo fuera de la misma, y vemos que no es así; el apóstol dice: siempre que se haga o se diga algo, háganlo como si lo estuvieran haciendo al Señor aunque no estén en la iglesia. Toda obra de nuestras manos debe honrar al Señor, nuestro creador.
Efesios 6:5-6 (RVR1960) “Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios“.
En todo lugar y en todo lo que hacemos estamos sirviendo al Señor. En la época que se escribió este pasaje había muchos esclavos y a ellos les escribe Pablo, que obedecieran a sus amos como si fueran el Señor.
  • Si está en la casa, está sirviendo al Señor.
  • Si está en el lugar que sea, ten presente que al Señor estás representando.
Esta palabra nos llama a ser excelentes en lo que hagamos sin importar para quién sea, y sin importar si es para alguien que humanamente no lo merezca o si es alguien odioso; eso no importa, debemos hacerlo bien porque es para el Señor a quien servimos.
Colosenses 3:23-24 (RVR1960) “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís“.

¿Cuál es la causa del abuso sexual en la Iglesia Católica?

En los últimos años, miles de personas han presentado denuncias de abusos sexuales contra sacerdotes de la Iglesia Católica Romana. Numerosos “sacerdotes pedófilos” han sido identificados. Pero lamentablemente, en lugar de expulsar a los sacerdotes (apartarse del sacerdocio), la Iglesia Católica en la mayoría de los casos, ha intentado encubrir el abuso sexual transfiriendo a los sacerdotes ofensores a diferentes parroquias. El escándalo y el intento de encubrimiento continúan expandiéndose, llegando hasta el papado mismo. Y, ¿cuál es la causa del abuso sexual en la Iglesia Católica? ¿Por qué la pedofilia parece ser un problema tan común entre los sacerdotes católicos romanos?
En primer lugar, seamos claros, como evangélicos protestantes cristianos, tenemos fuertes desacuerdos con prácticamente todas las áreas de la doctrina y la práctica católica romana.
Nuestra opinión es que el requisito, no bíblico, de que los sacerdotes sean célibes es una causa fundamental.
¿Qué es el Celibato? La palabra se refiere a la abstinencia del matrimonio por parte del clero y las órdenes monásticas de la Iglesia Católica Romana. El celibato consiste básicamente en abstenerse o en la continencia sexual, es decir no contraer matrimonio voluntariamente.
Es bíblico decir que el celibato puede ser útil para el ministerio (1 Corintios 7: 32-34 ). Y al mismo tiempo, es completamente anti-bíblico para cualquier iglesia exigir el celibato de sus líderes. En las calificaciones de liderazgo de la iglesia (1 Timoteo 3: 1-13 ; Tito 1: 6-9), el apóstol Pablo asume que los obispos, los ancianos, los supervisores y los diáconos pueden estar casados ​​y tener hijos. Aunque estas calificaciones no se deben considerar como que requieren matrimonio/familia para servir en el liderazgo de la iglesia, son una concesión para que los hombres casados ​​sirvan como líderes en la iglesia. Es, por lo tanto, completamente anti-bíblico que cualquier iglesia requiera el celibato de sus líderes.

A quién debe seguir la Iglesia

Cristo es el corazón de la vida cristiana, la razón de nuestra existencia (Juan 15:4). La Iglesia es realmente Iglesia cuando está para los que no están en la Iglesia (Mateo 5:16); no debemos entenderla como una institución fundada para cuidar y desarrollar su propia religión, sino que la Iglesia debe responder a la idea original de Jesús, al proyecto de salvación para toda la humanidad (1ª Timoteo 2:4).
La Iglesia está viviendo un tiempo de mucha distracción por costumbres y obligaciones que no ayudan a generar vida evangélica (Lucas 9:60). La Iglesia debe reaccionar y comenzar nuevamente a buscar vino nuevo en odres nuevos, que es lo que Jesús está pidiendo. Jesús nos ha abierto el camino (Hebreos 10:20), solo hay que caminar, no importa cómo, de qué forma y en qué condiciones, solamente caminemos.
Resultado de imagen de A quién debe seguir la IglesiaEs una pena, una lástima ver a la Iglesia cómo está viviendo y comunicando su vida cristiana. No está formando discípulos sino adeptos a una religión que corren el peligro de no conocer nunca la experiencia cristiana, experiencia que apasiona el deseo de escuchar a Jesús.
La Iglesia ha sido fundada por Jesús (Mateo 16:18), no para condenar ni para juzgar. Su misión es despertar esperanza cuando ya no la hay, comunicar la buena noticia de Jesús (Lucas 19:10) para iluminar a los que se hallan en tinieblas y en sombras de muerte. Pero para que la Iglesia sea una entidad comunicadora del mensaje original de Jesús, debe escuchar a su fundador.
I. LA ACTIVIDAD RELIGIOSA ES UN OBSTÁCULO PARA ESCUCHAR A JESÚS.
a. ¿A quién escuchar (Lucas 9;35)
La escena que nos describe Lucas es fundamental para estos tiempos en que vive la Iglesia, tiempos de confusión que desorientan al cristiano y no sabe a quién debe escuchar, todos creen proclamar la verdad.
Para desatar este nudo confuso, tenemos que decir que la verdad solamente se centra en Jesús (Juan 8:32). Ninguna religión posee la verdad absoluta, la vida radica en cuándo nos encontramos con esta verdad (Juan 17:3), que viene a formar parte de nuestra forma de vivir la vida. La religión tiene esquemas disciplinarios que muchas veces no son los que se desprenden de la Palabra de Dios (Mateo 15:9), que tienden a esclavizar a los que Dios ha hecho libres.