¿Siente vacía su vida espiritual? ¿Ha perdido interés en congregarse con el pueblo de Dios? ¿Está leyendo la Biblia más por obligación, que para disfrutar un grato tiempo con el Señor?
El agobio de la vida es capaz de embotar nuestros sentidos espirituales. En vez de anhelar una comunión más cercana con Cristo, muchos creyentes encuentran placer y satisfacción en las cosas del mundo. El resultado es que nos movemos día tras día, y semana tras semana, sin la alegría y la satisfacción que son posibles por medio de una relación estrecha con el Señor.
La triste verdad es que algunos cristianos se conforman con tener una relación distante con Dios. Desde su perspectiva, Jesús está muy lejos en el cielo. Pueden orar de vez en cuando, pero no tienen ni idea de cómo experimentar el tipo de relación que alguna vez creyeron posible. Lo que ellos no entienden es que Dios realmente anhela relacionarse con ellos, y también con usted.
Aunque el Señor normalmente se comunica con nosotros por medio de la oración, la Biblia, y la intervención del Espíritu Santo, a veces viene a nosotros de una manera más dramática, como lo hizo con el profeta Isaías (Isaías 6 - Visión y llamamiento de Isaías).
Tales momentos… son inesperados. La palabra "encuentro" transmite la idea de una reunión inesperada. Cuando Isaías fue al templo cierto día, no tenía ni idea de que algo trascendental sucedería. Era un día normal como todos, hasta que el Señor se le apareció con un despliegue deslumbrante de su gloria.
Son provocados por Dios. No podemos dominar esta clase de experiencias. Nuestra responsabilidad es mantener abiertos nuestros oídos espirituales y ser receptivos. Luego, cuando Dios tenga algo que decirnos, estaremos listos para escucharle.
Siguen sucediendo hoy. Los relatos de la Biblia describen a Dios teniendo comunicación inesperada con las personas. Puesto que el Señor nunca cambia, Él sigue tratando con la humanidad de maneras grandiosas e imprevistas.
¿Qué impide tener un encuentro con el Señor?
Esta clase de experiencia no está reservada solo para los pastores o los personajes de la Biblia. Dios quiere comunicarse con todos sus hijos, pero a veces estamos tan ocupados y preocupados que no lo escuchamos. Si usted no puede recordar algún encuentro con el Señor, tal vez se deba a que sus oídos están en sintonía con los sonidos y las voces del mundo.
Para subrayarlo, piense en cuánto silencio experimenta usted en un día normal. ¿Hay un tiempo en el que está callado y receptivo al Señor, o está su día lleno de voces y agitación desde la mañana hasta la noche? Cuando Dios tiene que competir con toda la actividad y el bullicio que hay en nuestra vida, su voz es ahogada.
Si usted se siente desconectado y distante del Señor, no tiene que seguir así. Él desea relacionarse, pero usted tendrá que sosegar su espíritu, acercarse a Él y escuchar la voz de Dios hablándole por medio de su Palabra. Luego, cuando Él venga con un mensaje especial, estarán dadas las condiciones para que se abra una puerta de comunicación. El momento de comenzar a acercarse a Él es ya mismo, no cuando usted necesite desesperadamente escucharlo.