“Mi propósito es darles una vida plena y abundante.”
Juan 10:10 (Nueva Traducción Viviente)
Las Escrituras, en el Salmo que escribió Moisés, Salmo 90, nos invitan a reconocer la brevedad de nuestras vidas en cuanto a que nuestro corazón adquiera sabiduría. La estancia del creyente en la tierra es fugaz en comparación con la eternidad. Entonces, ¿por qué perder parte de ella afanados, preocupados, angustiados, o tomando las bendiciones que DIOS nos da como si fuesen cargas?
Si tú has permitido que en tu corazón entre amargura por las diversas pruebas o circunstancias que has vivido, es momento de acercarte a DIOS y arrepentirte. Entrégale cualquier peso que te ha separado de Él o que te impide ver las bendiciones que a diario tiene para ti.
Jesús pagó el precio más grande por ti en la Cruz, el precio de tu paz (Isaías 53:4-5). Esto significa plenitud, incluyendo salud, bienestar, y todo lo que necesites. Jesús pagó el precio para darte un fresco y nuevo comienzo y para que disfrutes la vida como el regalo que es.
Si últimamente no miras la vida como un regalo, haz esta oración:
“DIOS, perdóname por convertir el regalo que me has dado en una carga. Por favor ayúdame a mostrar un cambio genuino y a vivir de una manera que te glorifique. Permíteme ver lo afortunado y bendecido que soy. Sé el poder que necesito para vivir plenamente en Cristo Jesús. Amén.”