domingo, 2 de junio de 2019

¿Cómo puedo tener la seguridad de mi Salvación?

Muchos seguidores de Jesucristo buscan la seguridad de salvación en lugares equivocados. Tendemos a buscar la seguridad de la salvación en las cosas que Dios hace en nuestras vidas, en nuestro crecimiento espiritual, en las buenas obras y en la obediencia a la Palabra de Dios, evidente en nuestro caminar cristiano. Aunque estas cosas pueden ser evidencias de la salvación, no son las cosas en las cuales debemos basar la seguridad de nuestra salvación. Más bien, debemos encontrar la seguridad de nuestra salvación en la verdad objetiva de la Palabra de Dios. Debemos basar la confianza en que somos salvos en las promesas que Dios ha declarado, no en nuestras experiencias subjetivas. 

¿Cómo puedes estar seguro de ser salvo? La Biblia dice en 1 Juan 5:11-13 “Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en Su Hijo. El que tiene al Hijo tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios”. ¿Quién es quien tiene al Hijo? Aquellos que han creído en Él y lo han recibido (Juan 1:12Mas a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, 
les dio potestad de ser hechos hijos de Dios. Si tienes a Jesús, tienes la vida. La vida eterna; no temporal, sino eterna. 
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Dios quiere que tengamos la seguridad de nuestra salvación. No podemos vivir nuestra vida cristiana dudando y preocupándonos cada día por saber si realmente somos salvos o no. Por esto la Biblia hace tan claro el plan de salvación. “... cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo...” (Juan 3:16Hechos 16:31). “Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo” (Romanos 10:9). ¿Te has arrepentido de tus pecados? ¿Crees que Jesús es el Salvador, que Él murió para pagar el castigo por tus pecados y resucitó de entre los muertos? (Romanos 5:82 Corintios 5:21). ¿Confías únicamente en Él para tu salvación? Si tu respuesta es sí, ¡entonces eres salvo! La seguridad significa “no tener ninguna duda”. Al creer la Palabra de Dios de corazón, puedes estar completamente seguro acerca de la realidad de tu eterna salvación. 

Jesús mismo declara esto acerca de aquellos que creen en Él: Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco, y me siguen; yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Mi Padre, que me las dio, mayor que todos es, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.” (Juan 10:27-29). La vida eterna es precisamente eso – eterna. No hay nadie, ni siquiera tú mismo, que pueda quitarte este regalo de Dios en Cristo, que es la salvación. 

Gózate en lo que la Palabra de Dios te dice. Al hacerlo en lugar de dudar, ¡vivimos con confianza! Tenemos la seguridad por la propia Palabra de Cristo, de que nuestra salvación nunca estará en duda. Nuestra seguridad de salvación se basa en la salvación perfecta y completa que Dios nos ha dado, a través de Jesucristo. 


Necesitamos al Espíritu Santo

¨La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos.¨ Ezequiel 37: 1 (Reina-Valera 1960).
A veces en la vida quisiéramos entender y ver más allá de lo que sabemos o imaginamos, tener la sabiduría suficiente para saber lo que Dios nos quiere decir. Él todos los días quiere hablarnos, nos quiere mostrar cosas diferentes, pero para ello necesitamos a nuestro amigo el Espíritu Santo. Este trae la revelación a nuestra vida, es quien ejecuta el poder de Dios en nosotros.
espiritu santoSi tú no lo conoces, procura hacerlo en la intimidad y te responderá; él no aparece en la biblia porque sí, o como un personaje más. Prácticamente, si no lo tenemos a Él estamos muertos espiritualmente. ¨Y sabréis que yo soy Jehová, cuando abra vuestros sepulcros y os saque de vuestras sepulturas, pueblo mío. Pondré mi espíritu en vosotros y viviréis, y os estableceré en vuestra tierra. Y sabréis que yo, Jehová, lo dije y lo hice, dice Jehová". Ezequiel 13-14 (Reina-Valera 1960).
A veces nos encontramos como esos huesos secos, en penumbras, enterrados, sin una vida verdadera. Sentimos que ya no buscamos a Dios de la misma manera, que no tenemos el mismo gozo, la misma fe, estamos muertos en vida, nuestros sueños se apagan y por lo tanto vivimos por vivir, no le encontramos el sentido a nada y lo peor, nos sentimos lejos de Dios.
El Espíritu Santo debe ser nuestro amigo; Jesús al partir hacia el cielo, lo dejó como nuestro consolador, consejero, ayudador. Él está contigo, háblale, nadie más conoce los planes que Dios tiene para ti, y Él es esa ayuda que tú necesitas, esa dirección correcta para lograrlos.
En la biblia encontramos que los verdaderos hombres de Dios fueron llenos del Espíritu Santo y tuvieron privilegios, como es el caso de Bezaleel. ¨Mira, Yo he llamado por nombre a Bezaleel hijo Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá, y lo he llenado del espíritu de Dios en sabiduría y en inteligencia, en ciencia y en todo arte. ¨Éxodo 31:1-3 (Reina-Valera 1960). Y el mejor de todos; Jesús también necesitó del Espíritu Santo, cuanto más nosotros; Él también tuvo necesidad de ser ungido por el Espíritu Santo para trabajar en la obra de Dios. ¨El Espíritu del Señor esta sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; y a predicar el año agradable del Señor¨ Lucas 4:18-19 (Reina-Valera 1960).
Así que sacúdete ese polvo, tienes la solución a tu lado, invítalo a que camine contigo.
 ¨El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. ¨Juan 6:63 (Reina Valera 1960).

¿Qué diferencia hay entre misericordia y gracia?

Resultado de imagen de ¿Qué diferencia hay entre misericordia y gracia?La misericordia y la gracia son confundidas frecuentemente. Aunque los términos tienen significados similares, la gracia y la misericordia no son lo mismo. En concreto, vemos que misericordia es que Dios no nos castigue como lo merecen nuestros pecados, y gracia es que Dios nos bendiga a pesar de que no lo merezcamos. La misericordia es la liberación del juicio. La gracia es la bondad extendida a quienes no la merecen. 

De acuerdo a la Biblia, todos hemos pecado (Eclesiastés 7:20, Romanos 3:23, 1 Juan 1:8). Como resultado de ese pecado, todos merecemos la muerte (Romanos 6:23) y la condenación eterna en el lago de fuego (Apocalipsis 20:12-15). Considerando esto, cada día que vivimos es un acto de la misericordia de Dios. Si Dios nos diera lo que merecemos, todos estaríamos, ahora mismo, condenados por una eternidad. En el Salmo 51:1-2, David clama, “Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad y límpiame de mi pecado.” Una súplica a Dios por misericordia, cual es pedirle que detenga el juicio que merecemos, y en vez de ello nos conceda el perdón que de ninguna manera nos hemos ganado. 

No merecemos nada bueno de Dios. Dios no nos debe nada. Todo el bien que experimentamos es resultado de la gracia de Dios "aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)" (Efesios 2:5).
Simplemente, la gracia es un favor inmerecido. Dios nos da cosas buenas que no merecemos y que nunca podríamos ganar. Rescatados del juicio por la misericordia de Dios, la gracia es lo que recibimos más allá de esa misericordia (Romanos 3:24). 
La gracia común hace referencia a la gracia soberana que Dios otorga a toda la humanidad, independientemente de su condición espiritual ante Él, mientras que la gracia salvadora es esa dispensación especial de gracia, por la que Dios extiende soberanamente la inmerecida asistencia divina sobre Sus elegidos, para su regeneración y santificación. 

La misericordia y la gracia se ilustran mejor en la salvación que está disponible a través de Jesucristo. Merecemos el juicio, sí, pero si recibimos a Jesucristo como Salvador, no solamente recibimos misericordia de Dios y somos librados del juicio, sino que además, en lugar del juicio, recibimos por gracia la salvación, el perdón de los pecados, una vida abundante (Juan 10:10) y una eternidad en el cielo, el lugar más maravilloso imaginable (Apocalipsis 21-22). Por la misericordia y la gracia de Dios, nuestra respuesta debe ser caer de rodillas en adoración y agradecimiento. Hebreos 4:16 declara, “Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.”