sábado, 6 de abril de 2019

¿Quiénes fueron los espíritus encarcelados?

Resultado de imagen de ¿Quiénes fueron los espíritus encarcelados?Los "espíritus encarcelados" se mencionan en el contexto de lo que Jesús hizo en el tiempo transcurrido entre Su muerte y Su resurrección. 1 Pedro 3:18-20 dice: "Siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu; en el cual también fue y predicó a los espíritus encarcelados, los que en otro tiempo desobedecieron, cuando una vez esperaba la paciencia de Dios en los días de Noé, mientras se preparaba el arca". Tengamos en cuenta que el cuerpo de Jesús (físico) estaba muerto y a la espera de la resurrección, pero espiritualmente estaba vivo durante el tiempo en que visitó a los espíritus encarcelados. 
Sabemos cuatro cosas sobre los espíritus mencionados en 1 Pedro 3:19. Son intangibles, están encarcelados, su pecado se cometió antes del diluvio, y Jesús visitó el lugar de su cautiverio para anunciarles algo. Algunas especulaciones, a través de los años, han tratado de determinar exactamente quiénes son estos espíritus.


En primer lugar, veamos la palabra espíritus. Es una traducción de la palabra griega pneumasin, una forma de la palabra pneuma, que significa "aire, soplo, viento". Se usa en el Nuevo Testamento para referirse a los ángeles (Hebreos 1:14), a los demonios (Marcos 1:23), al espíritu de Jesús (Mateo 27:50), al Espíritu Santo (Juan 14:17), y a la parte espiritual del hombre (1 Corintios 2:11). Mientras la Biblia deja claro que los seres humanos tienen espíritus, así mismo nunca se refiere a los seres humanos simplemente como "espíritus". Por el contrario, nunca se dice que Dios el Espíritu Santo, los ángeles y los demonios, tengan espíritus; son espíritus. De modo que el significado estándar de la palabra espíritus en la frase espíritus encarcelados sostiene que los espíritus son algo distinto de los seres humanos.
Los espíritus encarcelados no pueden ser los ángeles buenos, porque ellos no han pecado y no están encarcelados. Y si los espíritus encarcelados no son los espíritus de los seres humanos buenos que han fallecido, eso nos deja solo una opción: los espíritus encarcelados son demonios. Está claro entonces que no todos los demonios están encarcelados. El Nuevo Testamento da muchos ejemplos de actividad demoníaca en la tierra, así que los espíritus encarcelados deben ser un selecto grupo de demonios que, a diferencia del resto de sus aliados demoníacos, se mantienen en cautiverio.

Fe, no lo veo físicamente, lo veo con el espíritu

La fe tiene momentos en los que se manifiesta; la vida se encarga de eso. Esas situaciones inesperadas que le darán a tu fe la oportunidad de brillar o no. Las bendiciones de ayer son las garantías de que Dios obrará en mi presente. Dios ha transformado mi ayer doloroso en una fortaleza.
Imagen relacionadaEl ciego no tiene imágenes, pero la fe te pone imágenes: no te veías sano porque no tenías antecedentes de sanidad, y ahora empiezas a ver lo que antes no veías; por eso los discípulos dijeron cuando vieron a Jesús: “es un fantasma”, porque no se imaginaban a alguien caminando sobre el agua.
Al cieguito cuando le preguntaron, les dijo: “lo que yo soy no depende de lo que ustedes digan sino de lo que Dios dice de mí”. Contestamos de acuerdo al nivel de fe que tenemos cada uno. Él lo único que dijo fue: “yo lo único que sé es que Él me untó, me lavó y ahora veo”; por decir eso lo echaron de la sinagoga y fue bendecido por eso.
A veces cuando te echan te bendicen, porque Dios te va a volver a buscar para hacerte crecer en fe.
El ciego estaba fuera del templo porque no podría entrar, porque solo entraban los VIP, y le preguntaron quién había pecado, si él o sus padres; bien podía haber heredado una maldición ¿Cuál fue la causa? No importa de donde vinieron los problemas, Jesús le dijo: tu futuro será de victoria.
¡No sé por qué nací ciego, pero lo que sí sé es que mi mañana va a ser bendecido!
Jesús hizo barro: ¿por qué no agarró agua? ¿Por qué le puso barro y le dio un escupitajo?, porque el hombre nace del barro, y Jesús puso algo suyo en él para hacer “barro nuevo”, un nuevo génesis, un nuevo comienzo. El barro viejo no veía, no prosperaba, estaba solo.
“Ve a lavarte en el estanque de Siloé”: ¿Dónde estaba ese estanque?; está a 750 metros. El cieguito bajó esos metros. No solo estaba sanando físicamente, sino mentalmente; lo sanaba de la dependencia de la gente, porque seguramente yendo de camino al estanque se chocaría con todo el mundo; a eso se le llama síndrome de indefensión, y cuando quieres algo y no puedes se te activa este síndrome. Este síndrome provoca una “adaptación psicológica”, es una salida, posible, que encuentran las víctimas para procesar su dolor, sienten que están en una situación sin salida ante la que no hay nada que puedan hacer. Pero este hombre había sido tocado por Jesús y estaba por revertir todo el dolor de su pasado, ahora recuperaría su dignidad de persona.
El ciego se lava y por primera vez se ve a sí mismo, porque lo primero que tienes que saber es quién eres.

Con decisión y valentía

¡Esforzaos y cobrad ánimo! No temáis ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová, tu Dios, es el que va contigo; no te dejará, ni te desamparará; Jehová va delante de ti; él estará contigo, no te dejará ni te desamparará. No temas ni te intimides. Deuteronomio 31;6,8.
Aunque la mayoría de los líderes de las iglesias de Alemania se sometieron a Hitler, el teólogo y pastor Martin Niemöller estuvo entre los valientes que se resistieron a la crueldad nazi. 
La historia habla sobre un grupo de alemanes ancianos que estaban parados fuera de un hotel. Mientras un hombre más joven iba y venía con el equipaje del grupo, alguien preguntó quiénes eran. «Pastores alemanes», fue la respuesta. «-¿Y el más joven?». «-Ese es Martin Niemöller; tiene 80 años, pero se mantiene joven porque no tiene miedo».
Niemöller no resistía el temor por tener un "gen antimiedo", sino por la gracia de Dios, quien lo había recuperado de sus perspectivas antisemíticas, y ayudado a hablar y poner en práctica la verdad.

Cuando los israelitas se enteraron de que Moisés no estaría más con ellos, él los animó a no temer y seguir la verdad de Dios, diciendo: «Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis, ni tengáis miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo» (Deuteronomio 31:6). No había razón para temer al futuro porque el Señor estaba con ellos.

Cualquiera que sea la oscuridad que te abrume o los terrores que te ataquen, Dios está contigo. Y cuando tengas miedo, recuerda que Él «no te dejará, ni te desamparará» nunca (versos 6, 8). 

¿Qué temores estás enfrentando? ¿Cómo alienta tu corazón la presencia de Dios?
Vivir sin temor no significa que no sintamos miedo, sino que no dejamos que el miedo nos domine.