
Sabemos cuatro cosas sobre los espíritus mencionados en 1 Pedro 3:19. Son intangibles, están encarcelados, su pecado se cometió antes del diluvio, y Jesús visitó el lugar de su cautiverio para anunciarles algo. Algunas especulaciones, a través de los años, han tratado de determinar exactamente quiénes son estos espíritus.
En primer lugar, veamos la palabra espíritus. Es una traducción de la palabra griega pneumasin, una forma de la palabra pneuma, que significa "aire, soplo, viento". Se usa en el Nuevo Testamento para referirse a los ángeles (Hebreos 1:14), a los demonios (Marcos 1:23), al espíritu de Jesús (Mateo 27:50), al Espíritu Santo (Juan 14:17), y a la parte espiritual del hombre (1 Corintios 2:11). Mientras la Biblia deja claro que los seres humanos tienen espíritus, así mismo nunca se refiere a los seres humanos simplemente como "espíritus". Por el contrario, nunca se dice que Dios el Espíritu Santo, los ángeles y los demonios, tengan espíritus; son espíritus. De modo que el significado estándar de la palabra espíritus en la frase espíritus encarcelados sostiene que los espíritus son algo distinto de los seres humanos.
Los espíritus encarcelados no pueden ser los ángeles buenos, porque ellos no han pecado y no están encarcelados. Y si los espíritus encarcelados no son los espíritus de los seres humanos buenos que han fallecido, eso nos deja solo una opción: los espíritus encarcelados son demonios. Está claro entonces que no todos los demonios están encarcelados. El Nuevo Testamento da muchos ejemplos de actividad demoníaca en la tierra, así que los espíritus encarcelados deben ser un selecto grupo de demonios que, a diferencia del resto de sus aliados demoníacos, se mantienen en cautiverio.