lunes, 11 de junio de 2018

Ganar perdiendo

Un poco paradójico el título, pero démosle una oportunidad a la disonancia cognitiva y continuemos leyendo.
En nuestra cultura el ganar es una práctica que a todos les gusta experimentar y el perder una que nadie quiere probar. De hecho, socialmente es muy aceptable y muy bien visto que tu vida esté llena de aciertos y con el menor número de fracasos posible, que solo le agregan variedad a tu biografía. Perder es humillante, sobre todo si es en público o frente a otra persona que consideramos “inferior” a nosotros (no nos hagamos los santos, eso nos pasa aunque lo encontremos horrible), y si bien después le podamos encontrar el sentido, igualmente la experiencia no es nada grata. Sin embargo, existen ocasiones en que perder trae una tremenda ganancia, no solamente de perder peso, sino de ganancias eternas.
ganar perdiendo
Cuando afrontamos una discusión o un problema relacional producto de dos puntos de vista distintos, cada uno de los que está involucrado defiende con vehemencia aquello que cree, muchas veces siendo más ofensiva la forma que el fondo del asunto. Ganar perdiendo significa que producto de que yo abandono la contienda y trato de llegar a un terreno más conciliador, aun cuando eso implique aparentemente perder la discusión, gano la posibilidad de que el otro me escuche sin “la guardia” tan alta, planteando un punto medio, o bien, siendo humilde y aceptando la opinión del otro. Esto no es nada popular, pero es el modelo de Jesús.

Cristo es la peña de Horeb que está brotando por mí.

Tipos y figuras de la Biblia
Israel, el pueblo escogido por Dios, fue sacado de Egipto por la mano poderosa del Señor. En su peregrinar por el desierto siempre fueron infieles a Dios, pero aún así llegaron a la tierra de Canaán, y finalmente Dios mismo tuvo que descender en forma humana a este mundo, para morir en una cruz por su pueblo y poder redimir a ellos y a nosotros, los gentiles.
Definitivamente, el pueblo de Israel no pudo satisfacer la santa justicia de Dios con sus obras, ceremonias y cumplidos; solo lo pudo lograr la persona de Cristo.
Sed de DiosTú y yo también, somos hoy ese pueblo que Dios ha escogido, y nos ha sacado de este mundo de pecado por la mano poderosa del Señor, no por nuestros esfuerzos piadosos; pero en medio de nuestro peregrinar cristiano siempre estamos siendo infieles a Dios.
Por lo tanto, no queda otra alternativa que abrazar y creer en el sacrificio de Cristo en la cruz del Calvario, para redimir todas nuestras miserables maldades.

En medio del desierto, el pueblo de Israel tuvo muchas quejas y pecados; pero Jehová Dios siempre fue paciente y amoroso con ellos, satisfaciendo sus necesidades en medio de los grandes desafíos que encontraron en su peregrinar a la tierra prometida.

Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua. (Jeremías 2:13).

- Hoy ya sé que los cristianos verdaderos han tomado de la peña de Horeb, y no corren de aquí para allá buscando

donde calmar su sed -

Lo entenderás después

Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después“. Juan 13:7
Hay un libro cristiano muy bonito que se titula: “Cuando lo que Dios hace no tiene sentido”. Este libro trata sobre las circunstancias que pasan que muchas veces no entendemos, cosas que para nosotros no tienen sentido; pero aunque para nosotros no tengan sentido, Dios lo está haciendo con un propósito. Este libro muestra la soberanía de Dios al hacer las cosas o permitirlas. Él no tiene que pedirle permiso a nadie para hacer lo que hace, Él es Dios, nadie le aconseja.
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El libro comienza narrando la historia de un joven que es muy inteligente y decide estudiar medicina. Estando estudiando entiende que Dios lo está llamando a ejercer su profesión no con fines lucrativos, sino para prestar un servicio social en el extranjero y así se mentaliza, estudiar para ayudar a otros. Cuando llevaba 1 año de estudios comienza a sentirse muy fatigado, y al examinarlo le diagnostican leucemia crónica y al poco tiempo muere.
La gente se preguntaba cómo era posible que este joven que pensaba ayudar a los demás había muerto, comparado con tantos médicos que se gradúan con la intención de cobrar por sus servicios o hacer, en ocasiones, cosas malas y no les pasa nada.
Al final, el libro concluye con que las cosas que Dios hace tienen sentido aunque para nosotros no lo tenga.

En el pasaje que leímos al comienzo, Jesús estaba cenando con sus discípulos. La biblia dice que Satanás ya había puesto en el corazón de Judas que entregara a Jesús, y Jesús en un momento se levanta del lugar donde estaba, tomó agua y un paño para secar, y comenzó a lavar los pies de sus discípulos. Cuando llegó donde estaba Pedro, éste le dice ¡Señor!, ¿Tú me vas a lavar a mí los pies?, eso nunca, y Jesús le dice lo que acabamos de leer “Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora, mas lo entenderás después”.

Y la verdad es que muchas veces nos suceden cosas que no entendemos, que no comprendemos su porqué: Pedro no entendía el por qué Jesús estaba lavando los pies de todos y por eso se negaba; era algo que no le entraba en la cabeza, el por qué Jesús hacía esto.