Mateo 26:41 “Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil”.
Sin duda Jesús tenia mucha razón al decir que la carne es débil. Muchos de nosotros hemos sido influenciados por nuestra carne para cometer pecado.
Cuando vienes a Cristo, Él perdona tus pecados y tu espíritu es renovado por el poder del Espíritu Santo, pero tu carne sigue siendo la misma, es decir, que los deseos de la carne serán los mismos, pero ahora con una diferencia, y esta es que ahora tenemos al Espíritu Santo de Dios en nuestra vida, quien nos redarguye de pecado.
Pero el hecho de que el Espíritu Santo nos redarguya de pecado, no quiere decir que no pecaremos. Es cierto que el Espíritu Santo quiere evitar que caigamos en pecado, pero somos nosotros los que tomamos la decisión de hacerlo o no.
Por ejemplo: Si la tentación se te presenta pero tú andas en sintonía con el Espíritu Santo, entonces Él te va a redargüir de pecado y tú le escucharás y evitarás fallar. Pero si tú no andas en sintonía con el Espíritu Santo, difícilmente escucharás su voz para que te redarguya del pecado.
Por ejemplo: Si la tentación se te presenta pero tú andas en sintonía con el Espíritu Santo, entonces Él te va a redargüir de pecado y tú le escucharás y evitarás fallar. Pero si tú no andas en sintonía con el Espíritu Santo, difícilmente escucharás su voz para que te redarguya del pecado.
Por esa razón, Jesús sabiamente decía: “Velad y Orad”, lo que significa estar atentos y mantener una constante comunión con Él, puesto que cuanto más te involucras con el Señor, más fuerte eres y cuanto más fuerte seas, más fácil te será decirle no al Pecado.