Para el Señor son tan importantes las relaciones saludables que Él prefiere que no tengamos iglesia si ellas faltan. Jesús dijo que si al llevar una ofrenda al altar, recordamos que tenemos una relación desligada con alguien, debemos dejar la ofrenda e ir a arreglarla y luego regresar para presentar la ofrenda. (Mateo 5:23-24)
Los que sufren de parálisis cerebral tiene la frustrante lucha, de tener una mente brillante que sabe lo que el cuerpo quiere hacer, pero los músculos no responden a los impulsos del cerebro.
El cuerpo de Cristo puede sufrir una disfunción similar cuando el cuerpo no coopera con la cabeza, El Señor mismo. Si vamos a alcanzar al mundo, primero tenemos que sanar nuestro cuerpo para poder trabajar juntos. La Iglesia se convierte en una hermosa expresión de Jesús, cuando la salud relacional en ella está a un alto nivel.
Jesús envió a sus discípulos de dos en dos para que otros pudiesen ver el mensaje de las buenas nuevas a través de su relación. Si el evangelio no es entendible en nuestras relaciones no será valorado por otros.
El regalo más extravagante y costoso que haya sido comprado, fue hecho a través de la cruz, cuando Jesús murió para establecer relaciones saludables con Dios y con cada uno. Por lo cual debemos ser diligentes en preservar la unidad del Espíritu en nuestros equipos, para hacer nuestro mensaje más atractivo. Las relaciones saludables crecen cuando el ambiente en nuestros equipos es sano, y para tenerlo, los líderes de la iglesia pueden verse obligados a cambiar la cultura establecida.