sábado, 7 de febrero de 2015

La Cultura De la Esperanza

En el pasillo de nuestras oficinas hay colgado un texto hermosamente enmarcado, y con una caligrafía floreciente, que dice, “La clave para todo esfuerzo en la vida son las relaciones saludables.” Uno de los valores centrales de la vida es tener relaciones saludables.
Para el Señor son tan importantes las relaciones saludables que Él prefiere que no tengamos iglesia si ellas faltan. Jesús dijo que si al llevar una ofrenda al altar, recordamos que tenemos una relación desligada con alguien, debemos dejar la ofrenda e ir a arreglarla y luego regresar para presentar la ofrenda. (Mateo 5:23-24) 
Buenas relaciones son las que Dios usa para hacer su trabajo por medio de su Iglesia. 
Los que sufren de parálisis cerebral tiene la frustrante lucha, de tener una mente brillante que sabe lo que el cuerpo quiere hacer, pero los músculos no responden a los impulsos del cerebro.
El cuerpo de Cristo puede sufrir una disfunción similar cuando el cuerpo no coopera con la cabeza, El Señor mismo. Si vamos a alcanzar al mundo, primero tenemos que sanar nuestro cuerpo para poder trabajar juntos. La Iglesia se convierte en una hermosa expresión de Jesús, cuando la salud relacional en ella está a un alto nivel.
Jesús envió a sus discípulos de dos en dos para que otros pudiesen ver el mensaje de las buenas nuevas a través de su relación. Si el evangelio no es entendible en nuestras relaciones no será valorado por otros. 

El regalo más extravagante y costoso que haya sido comprado, fue hecho a través de la cruz, cuando Jesús murió para establecer relaciones saludables con Dios y con cada uno. Por lo cual debemos ser diligentes en preservar la unidad del Espíritu en nuestros equipos, para hacer nuestro mensaje más atractivo. Las relaciones saludables crecen cuando el ambiente en nuestros equipos es sano, y para tenerlo, los líderes de la iglesia pueden verse obligados a cambiar la cultura establecida.

Puerto seguro

Cada vez que nos enfrentamos a una crisis o a tormentas en nuestra vida, debemos estar confiados en que esa crisis acabará, esa tormenta pasará. Cuando un barco se encuentra en medio de una tormenta siempre va a buscar la forma de llegar a puerto seguro. 
La Palabra de Dios dice en Mateo 8:23-27 “Y entrando Él en la barca, sus discípulos le siguieron. Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad tan grande que las olas cubrían la barca; pero Él dormía. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo: ¡Señor, sálvanos, que perecemos! Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose, reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué hombre es éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?” También dice en Juan 6:16-21 “Al anochecer, descendieron sus discípulos al mar, y entrando en una barca, iban cruzando el mar hacia Capernaum. Estaba ya oscuro, y Jesús no había venido a ellos. Y se levantaba el mar con un gran viento que soplaba. Cuando habían remado como veinticinco o treinta estadios, vieron a Jesús que andaba sobre el mar y se acercaba a la barca; y tuvieron miedo. Mas Él les dijo: Yo soy; no temáis. Ellos entonces con gusto le recibieron en la barca, la cual llegó en seguida a la tierra adonde iban”. 
RECUERDA, SI YA TENEMOS A CRISTO JESÚS EN NUESTRA VIDA, ÉL MISMO NOS CONDUCIRÁ A PUERTO SEGURO. PODEMOS ESTAR SIN MIEDO Y EN LA CONFIANZA DE QUE LLEGAREMOS A UN LUGAR SEGURO, SIEMPRE Y CUANDO CRISTO JESÚS SEA NUESTRO SEÑOR, REY Y SALVADOR PERSONAL. ¿YA LO TIENES EN TU VIDA?

Huesos secos

Días atrás escuché un vibrante mensaje sobre el capítulo 37 del libro de Ezequiel. Si bien su sentido y enfoque fueron diferentes al ilustrado, la lectura que hice posteriormente, del pasaje bíblico, me aportó nuevas esperanzas y renovada energía a mi alicaído espíritu.
En él, el profeta se encuentra en medio de un campo lleno de huesos secos y esparcidos. De repente, cada uno de estos huesos comienza a unirse con sus allegados correspondientes; Dios hace crecer nervios, carne y finalmente sopla aliento de vida en ellos hasta formarse todo un ejército, una muchedumbre.
Más allá de toda consideración, simbolismo o interpretación del pasaje, si hay algo que está absolutamente claro, es que Dios tiene el poder de convertir todo un campo de huesos secos en un ejército viviente. Como en la profecía, es Su Soberana Palabra la que dice “hágase”, y tan simple como el decirlo es el hecho.
Esto nos recuerda con tristeza, las oportunidades que tuvimos y que no supimos valorar, aprovechar ni agradecer debidamente. Malas decisiones, falta de experiencia, de criterio, un poco de ignorancia y quizá hasta alguna dosis nefasta de arrogancia nos condujeron a situaciones difíciles y penosas. En pocas palabras, hicimos de nuestras vidas un valle de huesos secos. Recordamos con tristeza cuántas veces nuestra vida estuvo hecha un campo de huesos secos, aquellas veces en los que el desaliento, la frustración, la ira mal contenida, la tristeza y la desesperanza ganaron terreno sobre la fe y la esperanza; pisaron sueños y derribaron ilusiones.

Enfoque correcto

El rumbo de nuestra vida lo determina el enfoque de nuestros ojos. 
Cristo declaró, sin rodeos, que el lugar donde estaba nuestro tesoro sería también el lugar donde se encontraría nuestro corazón. Es con este enfoque, donde y cuando nos sentimos tentados a creer que nosotros podemos llegar a ser la excepción a la regla. En momentos así, no obstante, debemos aceptar que su condición de Hijo de Dios lo capacita para declarar las cosas tal como es su voluntad y como son. Necesitamos desviar nuestros propios conceptos a lo que Él dice.  Mateo 6:1-18
Jesús se valió de una figura del mundo físico, el ojo, a modo de ilustración: "La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que hay en ti es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?
El cuerpo no puede discernir el camino a seguir si no es por medio de los ojos, y n
uestros ojos pueden y deben estar puestos solamente, en todo aquello que pertenece a los designios y propósitos del Señor.
En el sentido real, los ojos cumplen la función de ventanas por las que podemos percibir el mundo a nuestro alrededor. Según el lugar donde estén enfocados nuestros ojos, así será la perspectiva que tengamos del lugar donde nos encontramos. De modo que aunque los ojos pueden funcionar correctamente, pueden estar orientados en la dirección incorrecta. Por poner un ejemplo, un hijo, cuando de niño va caminando con su padre por la calle. Distraído con todo lo que ve a su alrededor, termina llevándose por delante un poste de luz.

El Big Bang

En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Génesis 1:1.
Dios… nos ha hablado por el Hijo (Jesucristo)… por quien asimismo hizo el universo. Hebreos 1:1-2.

¿De dónde viene el universo? ¿Cómo fue formado? ¿Qué había antes? ¿Por qué desde la escala cósmica a la escala de las partículas elementales, hay establecido un orden y no el desorden? En todo tiempo y en todas las civilizaciones el hombre se ha preguntado esto. La teoría científica de esto llamada "teoría del Big Bang" dice, en resumen, que el universo se formó en un instante dado a partir de una asociación de densidad en un punto determinado, con una presión enorme y a temperaturas muy elevadas. Se dice que desde este "instante cero" el universo está en expansión y se enfría.
Pero si preguntamos a los defensores de esta teoría, qué había antes del Big Bang, responden que esta pregunta no tiene sentido, ya que, argumentan, el tiempo y el espacio solo empezaron en aquel momento.