viernes, 28 de diciembre de 2018

Caso Cerrado

Resultado de imagen de jesús es mi abogado

Después de vivir “una vida buena”, mi tiempo
en la tierra llegó a su final. Lo primero que 
recuerdo fue estar sentado en la sala de
espera de una corte. Las puertas se abrieron y
me mandaron entrar y sentarme en el banco
del acusado. Miraba a mi alrededor y vi al
fiscal que era la persona más desagradable que
jamás había visto. Me dio una mirada malvada
y gruñó. 

Al sentarme, miré a mi izquierda y
allí estaba mi abogado, un caballero amable y
bondadoso que me pareció familiar.
De repente, la puerta de enfrente de la sala de
justicia se abrió, y allí apareció el juez con su túnica
negra. Me impresionó tanto que no podía
quitar mis ojos de él. Cuando tomó su
asiento dijo “Comencemos”.
El fiscal se levantó y dijo: “Mi nombre es
Satanás y estoy aquí para demostrar por qué el
acusado merece el infierno”. Procedió a contar
todas las mentiras que yo había dicho, las cosas
que había robado, y cómo había engañado y
defraudado a otros. Contaba todas las perversiones
de mi vida pasada.

Cada minuto que pasaba me sentía peor; tan
avergonzado que no podía alzar la vista, ni para
mirar a mi propio abogado. El diablo mencionaba
pecado tras pecado que yo había olvidado
por completo. Me sentía molesto por todo, y
más al ver que mi abogado no decía nada para
defenderme.
Yo sabía que había hecho esas cosas, pero también
había muchas cosas buenas. ¿No podría
lo bueno cancelar algo de lo malo? El acusador
terminó diciendo con furia: “Este hombre debe
ser lanzado al infierno. Es culpable de todas
estas acusaciones, y no hay hombre que pueda
probar lo contrario”.

Cuando ya era su tiempo, mi abogado pidió
permiso para acercarse al tribunal. El juez
aceptó su petición, en contra de las protestas de
Satanás. Mientras caminaba hacia el tribunal,
lo vi por primera vez en todo su esplendor y
majestad. Ya recordaba por qué me había parecido
familiar; era Jesús quien me representaba,
mi Señor y Salvador. Se paró frente al banco
y dijo con voz suave al juez. “Hola papá”.
Después se digirió a la corte. “Satanás está en
lo correcto cuando dice que este hombre ha
pecado. Esto no lo vamos a negar. Aceptamos
los cargos contra mi cliente. También tiene
razón en que este hombre merece ser castigado
con la muerte”.

Respiró profundamente y se dio la vuelta hacia
su Padre con las manos extendidas y proclamó:
“Pero yo di mi vida en la cruz para que esta
persona pudiera tener vida eterna. Él me ha
aceptado como su Salvador, entonces, es mío”.
Continuó diciendo: “Su nombre está escrito
en el Libro de la Vida y nadie puede arrebatarlo
de mi mano. Satanás todavía no entiende que
este hombre no recibirá justicia, sino misericordia.
Volvió a sentarse, pero no sin antes mirar
hacia su Padre y decir: “No hay nada más que
hacer. Yo he hecho todo”.

El juez levantó su mano poderosa y bajó su
mazo con fuerza mientras las siguientes palabras
salían de su boca: “Este hombre está libre;
el castigo ya ha sido pagado totalmente. Caso
cerrado”.

Mientras salía del salón con mi abogado, podía
escuchar a Satanás gritando “No me daré por
vencido. Ganaré el próximo caso.” Pregunté a
Jesús si alguna vez había perdido un caso. Me
miró con amor y me dijo, “Todos los que se han
acercado a mí, pidiendo que yo les representase
han recibido el mismo veredicto que usted:

Totalmente Pagado.

¿Qué dice la Biblia acerca de la astrología o el zodíaco? ¿Es la astrología algo que un cristiano debe estudiar?

Resultado de imagen de Qué dice la Biblia acerca de la astrología o el zodíaco? ¿Es la astrología algo que un cristiano debe estudiar?La Biblia dice mucho acerca de las estrellas. Lo más básico de nuestra comprensión de las estrellas es que Dios las creó. Ellas demuestran el poder y majestad de Dios. Los cielos cuentan la gloria de Dios y el firmamento anuncia la obra de sus manos. Salmo 19:1. Dios tiene numeradas y nombradas todas las estrellas (Salmo 147:4).

La Biblia enseña también que Dios colocó las estrellas en grupos reconocibles que llamamos constelaciones. La Biblia menciona tres de ellas: El Orión, el Oso (Osa mayor) y "la serpiente tortuosa" (probablemente el Draco o el Serpens) en Job 9:9; 26:13; 38:31-32; y Amós 5:8. Los mismos pasajes hacen referencia también al grupo de estrellas Pléyades (las Siete Estrellas). Dios es el que "desata las ligaduras" de estas constelaciones; Él es quien las saca, "a su tiempo". En Job 38:32, Dios también apunta a "Mazzarot", usualmente traducida "constelaciones". Esta es la creencia de muchos como una referencia a las doce constelaciones del zodíaco.


Las constelaciones tuvieron su aplicación y fueron estudiadas durante milenios. Los egipcios y los griegos sabían del zodíaco y lo usaron para medir el principio de la primavera siglos antes de Cristo. Mucho se ha escrito sobre el significado de las constelaciones zodiacales, incluyendo las teorías que comprenden el plan redentor de Dios. Por ejemplo, para los egipcios el zodíaco empezó con Virgo y terminó con Leo. Virgo podría ser un recordatorio de la Virgen que dio a luz a Jesucristo, y la constelación Leo sería vista como una representación celestial de que en el fin Él reinará como el León de la Tribu de Judá (Apocalipsis 5:5); Géminis puede ser vista como Jesucristo el Dios-hombre. Sin embargo, la Biblia no indica expresamente ningún "significado oculto" de éstas u otras constelaciones.

La Biblia dice que las estrellas, junto con el sol y la luna, fueron dadas como "señales" y "estaciones" (Génesis 1:14); es decir, servirían para marcar el tiempo para nosotros. También son "señales" en el sentido de "indicadores" de navegación, y a través de la historia los hombres han utilizado las estrellas para trazar sus cursos alrededor del mundo. Dios usó las estrellas como ilustración de su promesa a Abraham de darle una descendencia innumerable (Génesis 15:5). Por lo tanto, cada vez que Abraham miraba al cielo nocturno, tenía un recordatorio de la fidelidad y la bondad de Dios. El juicio final de la tierra estará acompañada por acontecimientos astronómicos relativos a las estrellas (Isaías 13:9-10; Joel 3:15; Mateo 26:29).

¿Alguna Vez Jesús Experimentó Dudas?

Pete Wehner (escritor estadounidense y miembro principal del Centro de Ética y Políticas Públicas), escribió una conmovedora meditación sobre el sufrimiento y la vida cristiana para el New York Times, titulado "Después del gran dolor, ¿dónde está Dios?" Después de compartir algunas historias desgarradoras de sufrimiento en las vidas de sus amigos y seres queridos, él hace la pregunta: "Entonces, ¿qué ofrece el cristianismo en medio de las dificultades y la angustia?"
Wehner dice que si bien el cristianismo no ofrece respuestas en el momento del sufrimiento, sí ofrece consuelo. Wehner señala a C.S. Lewis (Clive Staples Lewis - escritor estadounidense y apologista cristiano) y a Jesús mismo, como ejemplos de personas que lucharon contra la duda, la incertidumbre y la enfermedad. Sus ejemplos sirven de consuelo a todos los enfermos que se encuentran plagados de dudas e incertidumbres acerca de Dios y su bondad. Wehner escribe:
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"Tal vez porque mi propio viaje de fe se ha caracterizado a veces por preguntas e incertidumbres, encontré el hecho de que el mayor apologista cristiano del siglo XX daría voz a sus dudas tranquilizándolas. Y Lewis no estaba solo en expresar dudas. Jesús mismo, crucificado y cerca de la muerte, dio voz a la pregunta que muchas personas abrumadas por el dolor hacen: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?"
La pregunta de Jesús, como las nuestras, no fue contestada en el momento. Incluso se vio obligado a confrontar la duda. Pero su agonizante incertidumbre no era evidencia de infidelidad; era una señal de su humanidad.
Está muy bien lo que escribe Wehner, destacando su llamado a la compasión y el consuelo para los que sufren. Ciertamente, la fe cristiana ofrece consuelo a aquellos que se desesperan y se entristecen. Sin embargo, tener a Jesús como ejemplo de "duda" e "incertidumbre" distorsiona la representación bíblica del sufrimiento de Cristo. También disminuye el consuelo que Cristo ofrece a los enfermos. El sufrimiento de Cristo es un consuelo para nosotros no porque participe de nuestra misma humanidad pecaminosa, sino porque se mantuvo firme para poder redimirla. Su fidelidad es nuestra esperanza, no su vacilación (que él nunca la hizo de hecho).
En la Biblia, la duda y el temor son pecados. De hecho, Jesús mismo describe la duda como el opuesto de la fe (Mateo 14:31, 21:21, Marcos 11:23). El medio hermano de Jesús, Santiago, está de acuerdo:
Santiago 1:6-8 Pero que pida con fe, sin dudar; porque el que duda es semejante a la ola del mar, impulsada por el viento y echada de una parte a otra. No piense, pues, ese hombre, que recibirá cosa alguna del Señor, siendo hombre de doble ánimo, inestable en todos sus caminos..
Decir que Jesús tenía dudas es convertirlo en un transgresor. Pero eso no es en absoluto la representación bíblica de Jesús. Sí, Jesús puede empatizar con todas nuestras debilidades y, sí, Él fue tentado en todas las cosas como nosotros. ¡Pero lo hizo sin pecado! (Hebreos 4:15)
La condición humana es débil y vacilante. A veces, incluso los mejores de nosotros experimentamos dudas y vacilamos en nuestra fe. Y la Biblia nos dice que tengamos piedad de los hermanos y hermanas que experimentan tal duda: "Sed misericordiosos con los que dudan" (Judas 1:22). Lo que significa que la duda es una evidencia de nuestro quebrantamiento pecaminoso, del cual necesitamos redención.