domingo, 5 de julio de 2015

Despierta el Amor de Dios en tu Corazón / El Mayor de los Frutos del Espíritu Santo

Dios es amorTodos los seres humanos nacemos con la asombrosa capacidad de amar y de dar amor. Y es durante la infancia y en los primeros años de juventud, cuando la mayoría lo mostramos y brindamos de la forma más pura y desinteresada. Pero a medida que pasan los años vamos siendo afectados por la maldad que nos rodea, por las decepciones y engaños que nos endurecen el corazón..., lo que trae como consecuencia, un adormecimiento parcial de ese hermoso don llamado Amor.

La esencia de Dios es Amor

Pero hay buenas noticias ¡aún está allí!, solo debemos despertarlo nuevamente. Para ello contamos con todo el apoyo del Espíritu Santo, 
quien es el verdadero proveedor del amor. Su anhelo es eliminar los obstáculos que bloquean o limitan la manifestación de sus dones a través de nosotros, y el amor no es uno más de ellos, es el compendio de todos, el más importante, y si le permitimos actuar, con mucho gusto lo hará y nos ayudará, pero debemos pedírselo en oración y ser constantes en ella.

Compartiendo los frutos del Espíritu Santo

Cuando nos volvemos a conectar a la fuente del amor (que es Dios mismo), comenzamos a recibirlo de forma abundante y sentimos la necesidad de compartirlo con otros. L
o maravilloso de esto es que aunque lo repartiéramos con todos las personas del planeta, nuestras reservas jamás se agotarían, cada vez tendríamos más, por una simple razón, los frutos del espíritu se multiplican cuando se comparten. 

Del amor divino

“¿Cuántas veces vosotros, padres, escuchasteis cosas como: mamá, papá, quiero agradeceros todos los sacrificios que hicisteis por mí, estoy muy agradecido?” 
Hoy ellos ya no están aquí, pero muy probablemente nuestros padres no lo hayan escuchado. En unos pocos meses voy a cumplir treinta y cinco años de aquella noche en que decidí entregar mi vida en sus manos. ¡Gracias Dios, por el ministerio de mi hermano Miguel que hoy está en tu presencia! Hoy, uno de sus hijos es uno de los pastores en la iglesia en la cual me congrego.
La idea es escribir sobre los pensamientos que fluyen a causa de mi intenso diálogo interior con Él. Dios irrumpe así en mi vida, mente y corazón en el momento que derramo el alma en un escrito.
“Sé que hay montañas tan altas que no crees escalar; y un horizonte tan lejano que no crees alcanzar; sé que la duda y la indecisión son enemigos que hay que derribar; ¡Levántate con fe!; en Dios está el poder para hoy vencer… no des lugar a dudas, tan solo algo de fe … no hay de qué temer si puedes creer”, dice una bellísima canción cristiana en la dulce voz de Lilly Goodman (Lilly Goodman. “Si puedes creer”).

Amor verdadero

"Todo lo que necesitas es amor", esto cantaban los Beatles. Si hubiesen cantado sobre el amor de Dios, la declaración contendría un granito de verdad, pero lo que la cultura popular suele denominar amor no es en absoluto, un amor auténtico: es una falacia total. Lejos de ser “todo lo que necesitas” es algo que debes evitar a toda costa.

El apóstol Pablo trata el tema en Efesios 5:1-3. Pablo escribió: ¨Sed, pues, imitadores de Dios, como hijos amados. Y caminad en el amor, como también Cristo nos amó, y se entregó por nosotros, en ofrenda y sacrificio fragantes a Dios.
Pero toda inmoralidad sexual, impureza o avaricia, no deben ser nombradas entre vosotros, como es propio de los santos¨.

La sencilla orden del verso 2 (¨Y andad en amor, como también Cristo nos amó¨) resume toda la obligación moral del cristiano. Después de todo, el amor de Dios es el principio único y fundamental que define plenamente el deber del cristiano. Todo lo que se necesita es este tipo de amor. Romanos 13:8-10 dice, ¨El que ama a su prójimo, ha cumplido la ley. Los mandamientos se resumen en estas palabras: Amarás a tu prójimo; así que el amor es el cumplimiento de la ley¨. Gálatas 5:14 se hace eco de esta misma verdad: ¨Toda la ley se cumple en una sola palabra: amarás a tu prójimo como a ti mismo¨. De la misma manera, Jesús enseñó que todas las leyes y profetas penden de dos principios básicos sobre el amor, como se explica en el primero y segundo mandamiento (Mateo 22: 38-40). En otras palabras, ¨el amor… es el vínculo con la perfección¨ (Colosenses 3:14 NKJV).

Cuando el apóstol Pablo nos ordena caminar con amor, en el contexto bíblico se nos revela este concepto en términos positivos, al decirnos que seamos benignos unos con otros, misericordiosos, y nos perdonemos los unos a los otros (Efesios
 4:32). El modelo de este amor desinteresado es Cristo, quien nos dio su vida para salvar a su pueblo del pecado. ¨No hay amor más grande que éste, que el que ofrece su vida por sus amigos¨ (Juan 15:13). Y ¨si Dios nos amó así, también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. (1 Juan 4:11).

En otras palabras, el amor verdadero es siempre un sacrificio, una entrega; es misericordioso, compasivo, comprensivo, amable, generoso y paciente. Estas y muchas otras cualidades positivas y benévolas son las que las Escrituras asocian con el amor divino (Ver 1 Corintios 13:4-8). 

¿Qué es el Domingo de Pascua?

Hay una confusión en de qué se trata el Domingo de Pascua. Para algunos el Domingo de Pascua tiene que ver con el Conejito de Pascua, los decorados y coloridos huevos de Pascua, o las búsquedas de los huevos de Pascua. Aunque la mayoría de la gente entiende que el Domingo de Pascua tiene algo que ver con la resurrección de Jesús, están confundidos sobre la forma en que la resurrección se relaciona con los huevos de Pascua y el Conejito de Pascua.
Bíblicamente hablando, no hay absolutamente ninguna conexión entre la resurrección de Jesucristo y las tradiciones comunes modernas, relacionadas con el Domingo de Pascua. Esencialmente, lo que ocurrió es que a fin de que el cristianismo fuera más atractivo para los no cristianos, la antigua Iglesia Católica mezcló la celebración de la resurrección de Jesús con las celebraciones rituales de fertilidad de la primavera. Estos rituales de primavera de fecundidad son la fuente de las tradiciones de los huevos y el Conejito.


La Biblia expone claramente, que Jesús resucitó el que se consideraba como primer día de la semana, el domingo (Mateo 28:1;Marcos 16:2,9;Lucas 24:1;Juan 20:1,19). La resurrección de Jesús SÍ es digna de ser celebrada (1 Corintios 15). Y aunque es apropiado celebrar la resurrección de Jesús en domingo, el día en el que se celebra la resurrección de Jesús no debería ser llamado domingo de Pascua. La Pascua no tiene que ver con la resurrección de Jesús en un domingo. 
El Tiempo Pascual o Pascua es un periodo del año litúrgico, comprendido por los cincuenta días entre el Domingo de "Pascua de la Resurrección de Jesús" hasta el Domingo de "Pentecostés.
Como resultado, muchos cristianos creen firmemente que el día en que celebramos la resurrección de Jesús no debe ser denominado “Domingo de Pascua". Más bien, algo así como "Domingo de Resurrección" sería mucho más apropiado y bíblico. Para el cristiano, sería impensable permitir que la tontería de los huevos de Pascua y el Conejito de Pascua se convirtieran en el foco central del día, en lugar de la resurrección de Jesús.

Así Es La Vida

En la vida es relativamente frecuente que pensemos y hasta digamos que nos queremos morir; pero la vida es muy valiosa para desperdiciarla. Todos somos muy importantes; aunque para el mundo no seas nadie, para alguien eres el mundo.
Solemos pensar que otros son perfectos, pero no hay nadie perfecto, todos somos iguales; solo que hay gente que tiene cosas que tú no tienes, como también tú tienes cosas que ellos no tienen.
Muchas veces te sientes mal por la forma en que actúas y reaccionas, pero lo que ocurre es que algunos lastimamos con más asiduidad que otros; las virtudes de los demás siempre son más visibles para ti que las tuyas propias.
Nos solemos aferrar a algo o a alguien; no está mal, pero tratemos de no hacerlo indispensable para nuestra vida. Si te acostumbras a usar siempre muletas nunca andarás bien.
Muchas veces te desprecias, te miras al espejo y te insultas; no lo hagas, acepta tu realidad como el hecho de que solo Dios puede transformar tu vida.
Nos desesperamos y desilusionamos, pero si todo lo que esperamos o deseamos se cumpliera, ¿qué sería de las sorpresas?
Muchas veces nos traicionan los que creíamos amigos; y ahí aparecen los amigos verdaderos que nos consuelan.
Por todo ello nunca bajes los brazos. Por todo ello vive la vida al máximo, sonríe, sé feliz, disfruta de la vida y confía en el Señor. Por todo eso ama la vida, quizás no sea muy larga, pero puede ser intensa y con sentido.