La tentación física: haz lo que te siente bien.
Mateo 4:3-4 En ese tiempo, el diablo se le acercó y le dijo: —Si eres el Hijo de Dios, di a estas piedras que se conviertan en pan. Jesús le dijo: —¡No! Las Escrituras dicen: “La gente no vive solo de pan, sino de cada palabra que sale de la boca de Dios”.
Ésta fue una tentación física; también se puede ver como la tentación de usar el poder de Cristo para sus propios fines egoístas en lugar de la misión de Dios. La mentira de Satanás era que Jesús no debía confiar en la provisión de Dios, debía manejar el asunto con sus propias manos. La respuesta de Cristo apeló a la fidelidad de Dios y a Su Palabra. Curiosamente, Jesús creó de forma milagrosa pan en un milagro que hizo más tarde, pero la alimentación de los 5000 estuvo en línea con los propósitos de Dios para Él, para atraer a la gente a sí mismo.
La tentación emocional: cuestionar el amor de Dios.
Segundo, Satanás invitó a Jesús a saltar de un lugar muy alto para demostrar que era el Hijo de Dios.
Mateo 4:5-7 Después el diablo lo llevó a la santa ciudad, Jerusalén, al punto más alto del templo, y dijo: —Si eres el Hijo de Dios, ¡tírate! Pues las Escrituras dicen: “Él ordenará a sus ángeles que te protejan. Y te sostendrán con sus manos para que ni siquiera te lastimes el pie con una piedra”. Jesús le respondió: —Las Escrituras también dicen: “No pondrás a prueba al Señor tu Dios”.
Satanás citó un pasaje de la Biblia para tratar de manipular a Jesús. Esta fue una tentación para probar el cuidado del Padre hacia Él. ¿El padre realmente te ama? Jesús podía demostrarlo poniéndose en peligro para forzar a Dios a que lo ayudara.
La respuesta de Jesús es una simple apelación a un principio, por lo demás, eterno. No pongas a prueba a Dios cuando Él ya ha hablado con claridad. Dios Padre ya dijo amar a Jesús, como testificó en su bautismo. La palabra de Dios es la verdad; cuestionarla es un claro signo de inseguridad y falta de fe.