martes, 26 de noviembre de 2019

¿Cuál es la diferencia entre un talento y un don espiritual?

Existen similitudes y diferencias entre los talentos y los dones espirituales. Ambos son regalos de Dios, incrementan su efectividad con el uso, y son para ser usados en beneficio de otros, no para propósitos egoístas. 1 Corintios 12:7 dice que los dones espirituales son otorgados para edificar a otros y no para nosotros. Así como los dos grandes mandamientos tratan de amar a Dios y a los demás, consecuentemente, uno debe usar sus talentos para este propósito. Pero a quién se le dan y cuándo se dan, es diferente. 
Resultado de imagen de ¿Cuál es la diferencia entre un talento y un don espiritual?A una persona (sin importar su creencia en Dios o en Cristo), le es dado un talento natural como resultado de una combinación genética (algunos tienen una habilidad natural para la música, arte, o matemáticas) y/o su medio ambiente (crecer en una familia musical ayudará a la persona a desarrollar un talento por la música), o porque Dios deseó dotar a ciertos individuos con ciertos talentos (por ejemplo, a Bazeleel en Éxodo 31:1-6). Los dones espirituales son dados a todos los creyentes por el Espíritu Santo (Romanos 12:36) en el momento de poner su fe en Cristo para el perdón de sus pecados. En ese momento, el Espíritu Santo le otorga al nuevo creyente el o los dones espirituales que desea que tenga (1 Corintios 12:11).

Romanos 12:3-8 enumera los dones espirituales de la siguiente manera: profecía, servicio (en un sentido general), enseñanza, exhortación, generosidad, liderazgo, y mostrar misericordia. 

1 Corintios 12:8-11 enumera los dones como: palabra de sabiduría (la habilidad de comunicar sabiduría espiritual), palabra de ciencia (la habilidad de comunicar la verdad práctica), fe (una dependencia inusual de Dios), dones de sanidades, de milagros, de profecía, de discernimiento de espíritus, de lenguas, (la habilidad para hablar un idioma que uno no ha estudiado), y la interpretación de lenguas. 
La tercera lista se encuentra en Efesios 4:10-12, la cual habla de Dios concediendo a Su iglesia apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Podemos preguntarnos cuántos dones espirituales hay, ya que no hay dos listas iguales. También es posible que las listas bíblicas no los abarquen todos, y que haya dones espirituales adicionales además de los que se mencionan en la Biblia.

La pregunta Es el Qué… no el Cómo.

David traía alimentos a sus hermanos al frente de batalla cuando vio a Goliat. No pensaba en convertirse en un héroe, simplemente tomó la oportunidad con la que otros soldados soñaban.
Las oportunidades nos tomarán por sorpresa y, si no estamos alerta y preparados, las dejaremos pasar. Lo que los demás descubrieron en David aquel día, ¡había estado allí todo el tiempo!
Resultado de imagen de La pregunta Es el Qué… no el Cómo.Si somos líderes, ya poseemos el talento necesario para dirigir. Pero el valor es lo que nos establecerá como líderes frente a los demás. La gente que más veneramos muestra el valor en el frente de batalla, en la reunión de la Junta, para defender a los indefensos o simplemente para intentar lo que nadie más pensó posible.
Podríamos decir: ¡Pero yo no tengo el dinero...! No hay por qué preocuparse: el capital sigue al valor. El “qué” siempre precede al “cómo”. No nos dejemos intimidar por los números. Dios no es movido por hojas de cálculos y condiciones del mercado… es movido por la fe.
No dejemos que el “cómo” nos intimide. Dado que el “cómo” es tan desafiante siempre nos provee de alguna oportunidad. Si el camino al éxito estuviese bien alumbrado, ya estaría abarrotado. Si el “cómo” no fuese un problema, algún otro ya lo hubiera resuelto.
Todo progreso comienza con una pregunta: “¿Qué necesita ser hecho?” Y alguien necesita hacer esa pregunta… ¿por qué no nosotros?
El futuro le pertenece a aquellos que tienen el valor para hacer esa pregunta y la fe para perseverar hasta descubrir la respuesta. Cuando los obstáculos se ven demasiado grandes y la oposición demasiado fuerte, parémonos firmes en esta Escritura: “No temamos ni desmayemos… porque hay un poder mayor en nosotros que en él”.
Este pensamiento nos llena de entusiasmo y santa expectativa por lo que Dios quiere y puede hacer a través de cada uno de nosotros si nos ponemos en Sus manos.
Armémonos de valor y fe, creámosle al Señor que no solo nos creó sino que también nos salvó con propósito, y atrevámonos a ser todo lo que Él nos diseñó para ser.

Los tres enemigos del cristiano

La biblia nos advierte que en la carrera cristiana tenemos tres enemigos que amenazan nuestra integridad espiritual, y que unidos buscarán la forma de destruirnos e impedir que terminemos la carrera que nos es propuesta.

I. El diablo. Querubín desechado por Dios por rebelarse contra Él.

El diablo es considerado el enemigo de Dios y enemigo nuestro. Busca nuestro mal y tratará de destruirnos, y añadirnos a la 3ª parte de ángeles caídos organizados y especializados como “principados, potestades, gobernadores de tinieblas, malicias espirituales”.
  • Identifiquemos en cada batalla que quien esta detrás es Satanás y sus demonios (Efesios 6:12)
  • La biblia nos advierte a resistirlo, a no dar lugar al diablo abriéndole puertas de nuestra vida cristiana. (Efesios 4:27 «…ni deis lugar al diablo….»
  • También nos instruye en cómo hacerle frente y salir triunfantes. (Santiago 4:7 «…Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros…).
Mas nunca podremos vencer al diablo solo con nuestras propias fuerzas. Aunque está derrotado por Jesús, sus estrategias y maquinaciones terminan destruyendo a los hijos de Dios, pues es padre de la mentira y actúa desde el principio, es decir que por milenios ha maquinado y perfeccionado sus estrategias de destrucción. Es muy hábil para engañar, seducir y retorcer el sentido de las mismas escrituras, por lo que el creyente que vive desapercibido y distraído será blanco fácil de su ataque y destrucción.
Sed sobrios y velad, porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar. 1 Pedro 5:8 
Debemos vestirnos de toda la armadura de Dios. Es nuestra responsabilidad tomarla y revestirnos de ella, para salir triunfantes de todas las asechanzas del diablo. (Efesios 6:10-11 «…Por lo demás, hermanos míos, confortaos en el Señor, y en la potencia de su fortaleza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo…»)
Son armas las de la luz (Romanos 13:12), también son poderosas en Dios (2 Corintios 10:4). Tenemos también la cobertura de nuestro Dios que es mayor que el diablo (1 Juan 4:4 ). Por cada ángel caído tenemos dos ángeles de Dios a favor nuestro (2 Reyes 6:16).

II. El mundo.

Sistema, mundanal, que atrae a los creyentes a amarlo más que a Dios; fama, poder, riquezas, bienes, modas, costumbres, tradiciones...
Desde la caída de Adán y Eva el mundo ha estado bajo el control de Satanás ofreciendo toda clase de pasatiempos, modas, costumbres; controlando las riquezas, el poder y la fama, ofreciéndolas a quien él quiere, especialmente a los hijos de Dios para atraerlos y esclavizarlos. Es como vender el alma al diablo con sus ofrecimientos. Se los ofreció a Jesús cuando fue tentado en el desierto (Mateo 4:1-11).
Mas la palabra de Dios nos advierte que amar al mundo anteponiéndolo a Dios, es convertirnos en Sus enemigos.
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  • Santiago 4:4 «…¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye en enemigo de Dios…» 
  • 1 Juan 2:15-17 «…No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre…»
Jesús dijo que aunque estamos en el mundo, no pertenecemos a este mundo; aquí somos peregrinos y extranjeros, nuestra patria está en los cielos, aquí en esta tierra somos embajadores del alto Dios. (Juan 17:16 «…No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo..»)
Podemos lograr fama pero ser humildes, lograr fortuna pero no ser codiciosos, ni avaros ni mezquinos sino generosos, tener poder pero ser sencillos. En definitiva, debemos ser diferentes a los del mundo, salir del mundo, morir para el mundo, no amistarnos con él.
Juan 16:33 «…Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo…»