Jesús y su palabra alumbraron mi caminar y me llevaron por la senda que lleva a la vida. Seguí aquella luz en el tiempo oscuro de mi vida hasta que poco a poco, llegó el gozo a mi corazón.
“Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones”
2 Pedro 1:19
Todo aquel que siga la luz de la palabra de Dios jamás se perderá, será salvo, recuperará su vida, e irá de Gloria en Gloria.
Miro hacia atrás y veo la mano de Dios hasta en el más mínimo detalle: en mi pareja, mi familia, mi trabajo, mis sueños, y en los dones y talentos que depositó en mí.
Al lado de Jesús descubrí que solamente sembrando con lágrimas, segaría una cosecha gloriosa. Si Jesús me salvó, no fue para tener una vida mediocre, sino para vivir de Gloria en Gloria.