sábado, 6 de junio de 2015

Las etapas del conocimiento cristiano

“Y en esto sabemos que nosotros le conocemos, si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él”.
1 Juan 2: 3-4
Este es un tema muy interesante, pues es seguro que todos tenemos en nuestro corazón el anhelo de conocer cada día mejor a Dios, de relacionarnos mejor con Él y de acercarnos más, para estar convencidos de que escucha nuestras oraciones, para recibir con agrado el cumplimiento de sus promesas y ver realizados los deseos de nuestro corazón; y para poder entender de una manera sencilla este tema, tomaremos como ejemplo, las etapas del noviazgo.
Existe una primera fase, previa al conocimiento del novio, novia, que es de suponer que todos conocemos, en la que algo flota en el ambiente y no se puede definir. Está en el brillo de nuestro rostro como una luz; en ella hay atracción, hay curiosidad, nos sentimos felices, nos agrada esa persona, queremos saber todo de ella y nos vamos acercando poco a poco para obtener más información, como su nombre, su familia, su historia, sus gustos, educación, cultura, etc. Si esta introducción en nuestra vida, por parte de un personaje nuevo, resulta positiva y es mutuo el interés, será el inicio de una bella e indefinida relación que va a afectar a nuestra vida y al futuro de nuestra familia.

La vida espiritual es igual; yo recuerdo que antes de conocer a Jesús, a quien no me interesaba conocer y por tanto no le buscaba, que con alguna frecuencia, poca, pensaba en Él. De alguna manera venían pensamientos acerca de Él a mi mente; otras veces conocía Su palabra y me sentía atraída por Su persona y personalidad aunque andaba en otros caminos. Hasta que un día, me encontré de improviso yendo a visitar a una enferma en un hospital y todos mis pensamientos y mi ser, involuntariamente, se centraron en Jesús, El Cristo; sin que yo lo pidiera, ese mismo día conocí al Mesías y Su amor, y al día siguiente ya había contactado con una amiga que sabía que era cristiana para que me hablara de Él. Fue amor a primera vista, estaba ya enamorada y comprometida con Él y con todo lo que tuviera que ver con Su persona; quise saber quién era, saber todo sobre el pueblo Judío (hasta ese momento, para mí, completos extra-terrestres), saber Su historia, su muerte, y las razones de su sacrificio y su resurrección; sacaba vídeos en la Universidad de Discovery Channel, acerca de historias de personajes del Nuevo Testamento, y recuerdo que me identifiqué inmediatamente con el Apóstol Pablo, con Pedro y con el libro de Isaías que parecía haber sido escrito exclusivamente para mí, y en mi corazón ardía el deseo de llegar algún día a ser como ellos.
Dios me había estaba hablando y buscando desde siempre, pero antes, yo no le prestaba atención porque priorizaba la práctica del yoga y tenía un maestro oriental (a punto de morir), y me parecía que eso era suficiente para mí; hasta que mi vida entró en una etapa de verdadera crisis y comencé a clamar a Dios por un camino donde yo pudiera llegar a Él. No lo sabía, pero Él sí, y trajo a mi vida el único camino que podía conducirme a Él: Jesucristo. Y es aquí donde comienzan las etapas del Noviazgo y de la vida cristiana:

Carta a Taryn

Te estoy escribiendo esta carta a las 3:00 de la mañana ya que no puedo dormir y quería compartir contigo. Hoy fue un día muy importante en tu vida al matricularte en la Universidad Estatal de Oklahoma. Este fue tu día… estabas verdaderamente entusiasmada de iniciar una nueva etapa en tu vida. Mientras escuchaba la orientación para los padres, un consejero nos compartió acerca de la montaña rusa de emociones en la que vosotros estabais embarcados. Como madre de una adolescente… creo que el símil se queda corto.
Lo que no comprendí fueron las emociones mezcladas que experimentaba, ya que mi orgullo estaba obnubilado por la egoísta tristeza de perder a mi niñita. ¿Cómo saber que habías crecido lo suficiente para sobrevivir a setenta y cinco millas de mamá? Eres una persona sorprendente y la verdad es que estabas lista para tu nueva jornada, ¡era yo la que no lo estaba! Tienes una perspectiva fantástica de la vida y tu fuerte fe en Dios me da mucha paz, ¡gracias!
Todo en lo que podía pensar era en qué regalo darte para que te aferrases a esta gozosa ocasión. Estabas tan entusiasmada que me repetías que recordarías este día para siempre, y me pregunté si este día exacto estaría en tu mente dentro de... treinta años, ya que yo no podía recordar el mío. Como te darás cuenta ahora… estaba equivocada.
Así que aquí está mi regalo para ti. Estoy compartiendo tu día con todos los que escuchen. Todo el que te conoce sabrá de tu naturaleza dadora. Estoy usando tu historia para darle a otros de tu hermoso corazón, sabiendo que cuando das, recibes.
Experimentamos tu último año juntas, y aunque ya he pasado por esto dos veces antes con tus hermanos, su intensidad nunca disminuye. Fue un gran paseo para ti cuando pude ver tu gozo en todas las festividades de tu último año de secundaria.
El final fue un auténtico clímax con tu baile de graduación: uno de los momentos más emocionantes de tu vida. Tu “grupo” de amigos estaba compuesto de nuevos y viejos; pero un denominador común era que todos eran buenos muchachos. Algunos de ellos, parejas, otros, solo amigos y un chico loco fue solo… su nombre: Matt. Eso no importó, habías estado cerca de él mucho tiempo y recibió el afecto de todas las chicas que le amaban como tú.
Este espíritu libre, al que había conocido cuatro años antes, cuando lo trajiste a la cena de práctica de la boda de tu hermana, pude ver claramente por qué te agradaba. Era la imagen del buen chico, íntegro, que uno aprobaría si existiese un chico digno de estar cerca de nuestra hermosa hija, nuestra bebé. Se quedó en tu vida a lo largo de toda la secundaria, y no podría estar más contenta si todos los que llevases a casa fueran como él.

Una vestidura honrosa

Llamaremos vestidura a tu corazón ¿cómo está?, le llamaremos así porque es de donde emana la vida. Jesús dijo un día: saca del buen tesoro de tu corazón. Salomón escribió: sobre toda cosa guardada guarda tu corazón. 
Podemos llamarle también vestidura, a tu testimonio como cristiano servidor de Dios, a cómo te estas comportando, a cómo te estás cuidando de dar un buen testimonio como hijo de Dios, o a cómo estás manchando tus vestiduras con la forma carnal de este mundo. Verdaderamente, lo que casi todo ser humano quiere y busca es vivir bien, se olvida de la búsqueda de Dios, no tiene anhelo de buscar agradar a Dios, pero para otros, por contra, su anhelo es conocer más de Dios, vivir en santidad, y en intimidad con Él, querer estar siempre con Dios para poder contemplarlo toda la eternidad, y buscar la manera de adorarle y agradarle, ¿eres tú de estos hombres valientes y decididos a honrar a Dios? En la antigüedad, la orden de Dios fue:
Éxodo 28:2 Hazle a tu hermano Aarón vestiduras sagradas que le confieran honra y dignidad. Dios da la orden a Moisés de que le haga vestiduras sagradas a Aarón, su hermano, y también requiere que al recibir estas vestiduras tenga un cambio de vida, un cambio que testifique que es un verdadero siervo de Dios, que camine con dignidad representando a Dios, porque eso es lo que debe hacer todo siervo de Dios, representante del reino de Dios aquí en la tierra. Esta vestidura, interna, debería ser diferente a todas las demás para que fuera reconocido por todos. Te reconocen hoy si eres o no cristiano por tu carácter, por tu forma de hablar, tu forma de tratar a tu esposa, a tus hijos, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, padres, tu forma de comportarte. Tu testimonio es la vestidura que utilizas, ¿cómo están tus vestiduras?
Éxodo 28:36 También debes hacer una placa de oro puro y grabar en ella, como si fuera un sello, las siguientes palabras: “Dedicado a Dios”. 37-38 Esa placa la atarás con un cordón morado por delante del gorro del sacerdote, de modo que siempre esté sobre la frente de AarónEsa placa significa que cuando Aarón me presente las ofrendasse hace responsable de los pecados que cometan los israelitasy que yo los perdono y acepto sus ofrendas. Dios le dice a Moisés que el sacerdote Aarón debe llevar una placa en la frente, visible, que diga santidad a Jehová; esta placa significaba el pacto de Dios con los hombres de perdonar sus pecados. Hoy en día esa placa es igual, solo que estas palabras deben estar grabadas en el corazón del hombre; sed santos porque yo soy santo, dice el señor Dios Todopoderoso, Jehová de los ejércitos. Dios dice sé siempre fiel a mí, testifica con tu vida por completo, que Jesucristo vive en tu corazón.
Apocalipsis 3:17 Pues tú dices que eres rico, que te ha ido muy bien y que no necesitas de nada. Pero no te das cuenta de que eres un pobre ciegodesdichado y miserabley que estás desnudo. 18 Por eso te aconsejo que compres de mí lo que de veras te hará ricoPorque lo que yo doy es de mucho valorcomo el oro que se refina en el fuegoSi no quieres pasar la vergüenza de estar desnudoacepta la ropa blanca que yo te doy, para que te cubras con ella, y las gotas medicinales para tus ojos. Sólo así podrás ver. Cuando Dios le habla al hombre se refiere a que las verdaderas riquezas son espirituales, no terrenales, y menciona que está desnudo, porque la forma habitual del ser humano es pecaminosa, inmunda y en ninguno de estos dos estados, con riquezas terrenales y con forma pecaminosa, entrarán en el reino de Dios; por eso dice que si no quieres pasar la vergüenza de que cuando te presentes en el reino de Dios, seas echado fuera por no tener las vestiduras apropiadas, acepta la ropa con la que te debes vestir; y por eso también, le dice al hombre que mire con sus ojos espirituales, y que compre de sus vestiduras blancas con las cuales podrá entrar al reino de Dios. Pero al hombre sin Dios, Dios mismo dice: ¿Pero no te das cuenta de que eres un pobre ciegodesdichado y miserabley que estás desnudo? Así que yo te digo: toma el consejo que hoy Dios te da, compra vestiduras blancas y esfuérzate por mantenerlas así.

Aclamad al Señor

La tierra está llena de la misericordia del Señor; 
por Su Palabra fueron hechos 
los cielos y las aguas del mar. 
Oh, aclamad al Señor con los instrumentos 
aclamad al Señor con júbilo; 
aclamad al Señor con los instrumentos, 
cantadle un cántico nuevo.

Este cántico, cuya letra y música fueron compuestas por Lori Black Mathis, está basado en el libro de los salmos (47, 150,...). 
Seguro que donde vive el lector hay un sitio no solamente bello sino que ese lugar es único, porque el Señor no se esmeró más en unos lugares que en otros. El Señor habló y se hizo; a veces nos cuesta entender esto, pero cuando vemos los milagros de Jesús, que hizo muchas veces solamente hablando, uno no solo se da cuenta que el Génesis es cierto sino que se reafirma nuestra fe. Dios habló y se hizo, así de sencillo, así de fascinante, así de inconcebible bajo nuestra razón, pero así de cierto. Cuando uno se detiene y ve esa majestuosidad de la obra de Dios, y cuando uno contempla cómo ha cambiado la vida de aquellos que lo buscamos, no tiene más remedio que aclamar con júbilo Su nombre. Y le aclamamos con instrumentos musicales, le aclamamos con nuestra vida, le aclamamos buscándolo cada amanecer no solo para que nos guíe durante la jornada, sino además, dándole gracias porque podemos comenzar la jornada con Él.


Un Vaso De Agua En La Mesa o En La Mano

Un profesor comenzó su clase sosteniendo en alto un vaso de cristal con algo de agua. Lo sostuvo para que todos lo vieran y preguntó a los estudiantes: “¿Cuánto creen que pesa este vaso?” Los estudiantes contestaron: “¡50 gramos!”, “¡100 gramos!”, “¡125 gramos”.
“Realmente no lo sé a menos que lo pese”, dijo el profesor, “pero mi pregunta en realidad es: ¿Qué pasaría si lo sostengo de esta manera unos minutos?” “Nada”, dijeron los estudiantes.
“Bien, ¿qué pasaría si lo sostengo una hora?”, preguntó el profesor. “Le comenzaría a doler su brazo”, dijo uno de los estudiantes.
“Estás en lo correcto, ahora, ¿qué pasaría si lo sostengo todo un día?” “Se le entumecería el brazo; podría tener estrés muscular severo y parálisis y, seguro que tendría que ir al hospital”, opinó otro estudiante, y los demás se rieron.
“Muy bien pero, durante todo este tiempo, ¿variaría el peso del vaso?”, preguntó el profesor. “No”, fue la respuesta.
“Entonces, ¿cuál sería la causa del dolor de brazo y el estrés muscular?” Los estudiantes quedaron perplejos. “¿Qué debería hacer para que no me doliera?”, preguntó nuevamente el profesor.
“¡Poner el vaso en la mesa!”, dijo uno de los estudiantes.  
“¡Exactamente!”, dijo el profesor.