“…Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra…” 2 Crónicas 7:14
Basta con leer el periódico o mirar las noticias para darse cuenta de la situación que vive el mundo entero. Divorcios, unión libre, legalización de la homosexualidad, aborto, delincuencia, asesinatos, falta de amor en los hogares etc.
Todas estas cosas hablan de que cada vez está más deteriorada la sociedad en la que vivimos, y esto cada vez nos arrastra más a cosas peores, así que es urgente que la Iglesia del Señor haga algo al respecto.
¿Y qué podemos hacer para cambiar estas cosas? En el texto que está arriba, Dios nos da la fórmula para que las cosas empiecen a cambiar en nuestras naciones…
I. SI SE HUMILLARE MI PUEBLO
¿Qué significa humillarse? El diccionario define esta palabra como: Rendirse, doblegarse, agacharse, pisotearse...
1) Humillarse ante Dios reconociendo que sin Él no somos nada. Hay personas que dicen “Yo no me humillo ante nadie… pero lo cierto es que ante Dios debemos hacerlo porque no somos nada delante de Él.
Debemos reconocer que estamos en bancarrota espiritual. Por eso la Palabra dice: “…BIENAVENTURADOS LOS POBRES DE ESPIRITU PORQUE DE ELLOS ES EL REINO DE LOS CIELOS…” Aquí no se habla de pobreza financiera sino de espíritu. Bancarrota espiritual es reconocer que yo no soy nada, o que por mi capacidad no puedo hacer nada, que necesito la Gracia de Dios.
También quiere decir humillarse entre los hermanos, o sea, ser servidor de todos. Jesús primero nos enseña cómo hacerlo, y luego nos desafía a que hagamos lo mismo. (La historia de Jesús lavando los pies de sus discípulos Juan 13:13-15)