miércoles, 6 de mayo de 2020

Evangelio de Juan

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Juan 21:20-24 describe al autor como “el discípulo a quien amaba Jesús,” y por diversas razones, se entiende que es Juan el Apóstol, uno de los hijos de Zebedeo (Lucas 5:10).

Fecha de su Escritura: Del descubrimiento de ciertos fragmentos de papiros alrededor del 135 d.C., se deduce que el libro tuvo que haber sido escrito, copiado y haber circulado antes de esa fecha. Aunque algunos piensan que fue escrito antes de la destrucción de Jerusalén (70 d.C), es más aceptada la fecha de su escritura entre el 85-90 d.C.

Propósito de la Escritura: Juan 20:31 cita el propósito de la siguiente manera: “Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre”. A diferencia de los tres Evangelios sinópticos, el propósito de Juan no era presentar una narrativa cronológica de la vida de Cristo, sino manifestar Su deidad. Juan no solo estaba buscando fortalecer la fe de la segunda generación de creyentes, sino que también buscaba corregir una falsa enseñanza que se estaba difundiendo. Juan enfatizaba que Jesucristo era “el Hijo de Dios”, totalmente Dios y totalmente hombre, contrario a la falsa doctrina que veía al “Espíritu-Cristo” viniendo sobre el Jesús humano en Su bautismo, y abandonándolo en la crucifixión.


Versículos Clave: Juan 1:1,14, “En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios... Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad; y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre.

Juan 1:29, “El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”.

Juan 3:16, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna”.

Juan 6:29, “Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el que él ha enviado”.

Juan 10:10, “El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”.

Juan 10:28, “Y yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano”.

Juan 11:25-26, “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?”.

Juan 13:35, “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos por los otros”.

Juan 14:6, “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.

Juan 14:9, “Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: ¿Muéstranos el Padre?”.

Juan 17:17, “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad”.

Juan 19:30, “Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu”.

Juan 20:29, “Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron y creyeron”.


Breve Resumen: El Evangelio de Juan selecciona solo siete milagros como señales para demostrar la deidad de Cristo e ilustrar Su ministerio. Algunas de estas señales y narraciones solo se encuentran en Juan. El suyo es el más teológico de los cuatro Evangelios, y con frecuencia da la razón tras los eventos mencionados en los otros Evangelios. Él comparte mucho acerca de la proximidad del ministerio del Espíritu Santo después de la ascensión de Cristo. Hay ciertas palabras o frases que Juan usa frecuentemente, que se muestran en los repetitivos temas de su Evangelio: creer, atestiguar, Consolador, vida – muerte, luz – tinieblas, Yo soy... (como el “Yo Soy” que es Jesús), y amor.

El Evangelio de Juan presenta a Cristo, no desde Su nacimiento sino desde “el principio”, como “el Verbo” (Logos) quien, como Deidad, está involucrado en cada aspecto de la creación (1:1-3) y quien más tarde se hizo carne (1:14), a fin de poder quitar nuestros pecados; como el Cordero de Dios sin mancha (Juan 1:29). 

Juan elige las conversaciones espirituales que muestran que Jesús es el Mesías (4:26), y para explicar cómo uno es salvado por Su muerte en la cruz (3:14-16). Jesús irrita repetidamente a los líderes judíos al corregirlos (2:13-16), al sanar el Sábado, y al adjudicarse características pertenecientes a Dios (5:18; 8:56-59; 9:6, 16; 10:33)
Jesús prepara a Sus discípulos ante la proximidad de Su muerte, y para el ministerio que llevarán a cabo después de Su resurrección y ascensión (Juan 14-17). Entonces Él muere voluntariamente en la cruz, tomando nuestro lugar (10:15-18), pagando totalmente nuestra deuda por el pecado (19:30) para que todo el que confíe en Él como su Salvador del pecado, sea salvo (Juan 3:14-16). Él entonces resucita de entre los muertos, convenciendo hasta al más escéptico de Sus discípulos, de que Él es Dios y Señor (20:24-29).

¿Cuáles son las señales del fin de los tiempos?

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Mateo 24:5-8 nos da importantes pistas para que podamos discernir la aproximación del fin de los tiempos, “Porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo; Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán. Y oiréis de guerras y rumores de guerras; mirad que no os turbéis, porque es necesario que todo esto acontezca; pero aún no es el fin. Porque se levantará nación contra nación, y reino contra reino; y habrá pestes, y hambres, y terremotos en diferentes lugares. Y todo esto será principio de dolores”. Un incremento de falsos Mesías, un incremento en guerras, un incremento en hambrunas, plagas y desastres naturales; estos acontecimientos son “señales” del fin de los tiempos. Aún en este pasaje, estamos siendo advertidos; no debemos dejarnos engañar (Mateo 24:4), porque estos eventos son solo el principio de los dolores de parto (Mateo 24:8). El fin está aún por venir (Mateo 24:6).

Muchos intérpretes ven en cada terremoto, en cada conmoción política, y también en cada ataque sobre Israel, una señal segura de que el fin de los tiempos se acerca rápidamente. Aunque estos eventos son señales de que el fin de los tiempos se aproxima, no son necesariamente indicadores de que el final ha llegado. El apóstol Pablo advierte de que en los últimos días habrá un marcado incremento de falsas enseñanzas. “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Timoteo 4:1). Los últimos días son descritos como “tiempos peligrosos” por el incremento en el carácter maligno del hombre y las personas que conscientemente “resistirán la verdad” (2 Timoteo 3:1-9; 4:3-4, 2 Tesalonicenses 2:3).

Otras posibles señales incluyen la reconstrucción del templo judío en Jerusalén, un incremento en la hostilidad hacia Israel, y avances encaminados a un gobierno mundial. La señal más prominente del fin de los tiempos, sin embargo, es la nación de Israel. En 1948, Israel fue reconocido como un estado soberano por primera vez desde el año 70 d.C. Dios prometió a Abraham que su descendencia poseería la tierra de Canaán como “heredad perpetua” (Génesis 17:8), y Ezequiel profetizó una resurrección física y espiritual de Israel (Ezequiel 37). Tener a Israel como nación en tu propia tierra, es importante a la luz de la profecía del fin de los tiempos, por la prominencia de Israel dentro de la escatología (Daniel 10:14, 11:41; Apocalipsis 11:8).

Con estas señales en mente, podemos ser sabios y tener discernimiento respecto a la expectativa del fin de los tiempos. Sin embargo, no debemos, de ninguna manera, interpretar ninguno de estos eventos singulares como una clara indicación de la pronta llegada del fin. Dios nos ha dado suficiente información para que estemos preparados, y a eso es a lo que estamos llamados.

“Por algo le habrá pasado eso”

Los vecinos estudiaban “el caso Job”, y mientras, llegaron a visitarlo sus tres amigos: Elifaz, Bildad y Zofar, y cuando lo vieron se quedaron en silencio por siete días; eran religiosos, legalistas y tradicionalistas. Los tres llegaron a una sola conclusión: “sufres porque eres malo, a la gente buena no le pasa esto, te pasó esto porque pecaste”.
Las personas que se ponen como “juez” del otro, envían tres mensajes; el primero es: “Soy superior a ti”, el segundo mensaje es: “Hablemos de ti, no de mí” y el tercer mensaje es: “Estos son los roles, yo soy el amo y tú el esclavo”. Son personas inseguras que tienen dificultades para sentir empatía con los demás. Cuando nos relacionamos con los demás, sean quienes sean, no tenemos que ponernos nunca “encima” ni “debajo” de nadie; solo “al lado”.
job-bibliaJob, en su situación lamentable de enfermedad, recordaba los viejos tiempos de sus trabajos y logros. También hablaba de sus raíces, de su vida espiritual cuando buscaba el agua que representa la Palabra de Dios. Él dijo: “en mis ramas estaba el rocío de la Palabra”. Job 29:19
Los momentos duros y difíciles de la vida, las crisis, o te derrumban o te fortalecen más. Si las superamos saldrán de nuestra vida todas las cosas que no sirven: la mente estrecha, los miedos, la derrota, la tristeza.
Todas las pruebas que hoy estás pasando, serán cambiadas a una experiencia de victoria, porque Dios te va a dar la oportunidad de contar tu testimonio, que es la prueba superada.