miércoles, 14 de septiembre de 2016

El peligro de juzgar a la lijera

A la vecina de enfrente no se le podía negar que era una persona callada, cumplidora de sus deberes, que izaba la bandera nacional los días festivos, que jamás se la veía cuchichear; y de su casa, jamás salían gritos o ruidos que hicieran pensar en las grescas comunes de muchos hogares de la calle.
Resultado de imagen de El peligro de juzgar a la ligera–Yo la vi el domingo con la Biblia, comentó alguien, a lo que otro tertuliano agregó:– ¡Claro, es cristiana!, lo que explica por qué viste tan recatadamente–.
Unos y otros coincidían en asegurar que era buena persona. Ejemplar cuando se trataba de ayudar al prójimo. Entusiasta al saludar con un “Buenos días”, y generalmente cuidadosa a la hora de guardarse en su casa. Nunca se la vio después de las diez de la noche afuera.
Así las cosas, el comité de barrio no tuvo el más mínimo temor de tocar a su puerta cuando, próximos a la celebración de la Navidad, dispusieron poner luces de colores, engalanar la calle con adornos y pintar sobre la acera un enorme papá Noel con una bolsa desproporcionada de regalos en su espalda.
–¿Cómo se les ocurre?, expresó escandalizada. ¡Lo que faltaba! Una práctica tan impía no puede atraer mi participación. Para este tipo de actividades no doy un solo euro-, y se les quedó mirando furibunda, como si uno de los visitantes la hubiese animado a participar en un aquelarre de brujas.

Oración de Emergencia

Sé para mí una roca de refugio, adonde recurra yo continuamente. Salmo 71:3
El 11 de septiembre de 2001, Stanley Praimnath estaba trabajando en el piso 81 del World Trade Center, cuando vio un avión que se dirigía directamente hacia él. Stanley hizo una rápida oración mientras se lanzaba bajo un escritorio para protegerse: ¡Señor, no puedo hacer nada! ¡Encárgate Tú!
El terrible impacto del avión atrapó a Stanley detrás de una pared de escombros. Mientras oraba y gritaba pidiendo ayuda, Brian Clark, un trabajador de otra oficina, escuchó y respondió. Abriéndose paso a través de los escombros y la oscuridad, los dos pudieron descender 80 tramos de escaleras hasta la planta baja y salir.
Cuando enfrentaba amenazas terribles, David le pedía ayuda a Dios. Quería estar seguro de su cercanía al enfrentar enemigos en la batalla. En una petición sincera, David exclamó: Sé para mí una roca de refugio, adonde recurra yo continuamente. Oh Dios, no te alejes de mí; Dios mío, acude pronto en mi socorro (Salmo 71:3, 12).
No tenemos la promesa de que siempre seremos liberados de todas las situaciones difíciles que enfrentemos. No obstante, podemos estar seguros de que Dios escucha nuestras oraciones y de que camina a nuestro lado en medio de todo.

Para todo lo que se presente en mi camino, te ruego, Señor, que acudas en mi ayuda. Sin ti, no soy capaz de atravesar nada.
La cercanía a Dios es nuestra seguridad consciente. Un niño en la oscuridad es reconfortado por la mano de su padre. - Charles H. Spurgeon

Alma mía, en Dios solamente reposa…

Alma mía, en Dios solamente reposa… Él solamente es mi roca y mi salvación. Es mi refugio, no resbalaré. En Dios está mi salvación y mi gloria. Salmo 62:5-7
La experiencia cristiana consiste en ser amado por un Dios que ama porque quiere amar, un Dios que no espera que el objeto de este amor sea amable a sus ojos, sino que ama primero, un Dios cuyo amor es inmutable y eterno.
El corazón del hombre no ha cambiado; los progresos de la civilización no lo mejoraron, solo consiguieron hacer más atractivo el mal para que no tengamos más vergüenza de él, desgraciadamente.
A veces basta la más mínima preocupación por las cosas de la vida para abatirnos e impedirnos alabar a Dios. Jesús, cuando iba a ser entregado a la muerte, olvidándose de sí mismo en medio de una serenidad divina, cantó un himno con sus discípulos (Marcos 14:26). Alabó a Dios y se alegró por anticipado de los maravillosos resultados de la obra que iba a cumplir. 
El viento de una tormenta arranca de raíz los árboles, pero nunca se ha visto que arranque una hierba.Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes” (1 Pedro 5:5). Para el creyente, la humildad es la fuente de una vida feliz en compañía del Señor.
La vida cristiana se compone de tres cosas: una comunión viva e íntima con el Señor; su servicio al cual nos ha llamado desde nuestro nuevo nacimiento; y la continúa y paciente espera de su retorno.
 

¿Cómo puede ser exitosa mi tarea?

SALMOS 23:5  “Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar.
Los reyes de la antigüedad acostumbraban realizar un banquete después de haber obtenido la victoria en una batalla. En dicho banquete, el rey enemigo, ahora vencido, era colocado a los pies de la mesa en la que comía el vencedor, como un acto de humillación hacia el perdedor y, consecuentemente, como un gesto de exaltación del ganador.
aderezadaLa unción del invitado principal con aceite perfumado era otra manera de rendir honor a él, y el consumo de vino, para alegrar más a los invitados a la celebración, nos hablan de la alegría y la satisfacción por haber podido llevar a cabo la tarea con éxito.
El rey David en esta porción del conocido Salmo 23, nos está diciendo que el fundamento de su éxito es el poder de DIOS, que solo a ÉL le debe el privilegio de estar festejando el triunfo sobre sus enemigos.
Y tú, ¿has tenido éxito recientemente en las tareas que has emprendido?
En caso positivo, ¿has reconocido que todo lo que lograste fue por el auxilio de DIOS? y en caso negativo, ¿será que no estás dependiendo de DIOS sino de tus propias fuerzas y habilidades?