jueves, 4 de septiembre de 2014

¿Lo dejarías todo?

“Por eso, piénsenlo bien. Si quieren ser mis discípulos, tendrán que abandonar todo lo que tienen.” Lucas 14:33 (TLA)
Mientras Jesús iba de camino, un hombre llegó corriendo, se arrodilló delante de él y le preguntó: Maestro bueno, dime, ¿qué debo hacer para tener vida eterna?
Jesús le contestó: ¿Por qué dices que soy bueno? Sólo Dios es bueno. Tú conoces bien los mandamientos: No mates, no seas infiel en tu matrimonio, no robes, no mientas para hacerle daño a otra persona, no hagas trampas, obedece y cuida a tu padre y a tu madre. 
El hombre le dijo: Maestro, todos esos mandamientos los he obedecido desde que era niño.
Jesús lo miró con amor y le dijo: Solo te falta hacer una cosa. Ve y vende todo lo que tienes, y reparte ese dinero entre los pobres. Así, Dios te dará un gran premio en el cielo. Después de eso, ven y conviértete en uno de mis seguidores.
Al oír esto, el hombre se puso muy triste y se fue desanimado, porque tenía muchas posesiones.
Jesús miró a su alrededor y dijo a sus discípulos: Les aseguro que quien haya dejado algo por seguirme y por anunciar las buenas noticias, recibirá su premio. Si dejó a sus hermanos o hermanas, a su padre o a su madre, a sus hijos, su casa o algún terreno, recibirá en esta vida cien veces más casas, terrenos y familiares, aunque también será maltratado por sus enemigos. Y cuando muera, vivirá con Dios para siempre.
“Si alguno de ustedes quiere ser mi discípulo, tendrá que amarme más que a su padre o a su madre, más que a su esposa o a sus hijos, y más que a sus hermanos o a sus hermanas. Ustedes no pueden seguirme, a menos que me amen más que a su propia vida. Si ustedes no están dispuestos a morir en una cruz, y a hacer lo que yo les diga, no pueden ser mis discípulos”. Lucas 14:26-27 (TLA)

El poder en las palabras

El cuidado de elegir nuestras palabras
“Jehová el Señor me dio lengua de sabios, para saber hablar palabras al cansado; despertará mañana tras mañana, despertará mi oído para que oiga como los sabios”. Isaías 50:4
Las palabras son increíbles. Son recipientes de poder. Dios creó la tierra con sus palabras (Hebreos 11:3). El espíritu Santo cambia las vidas con palabras. Se puede alentar o desalentar a una persona con palabras. Se rompen matrimonios porque las personas no dicen las palabras adecuadas.
Jesús dijo que sus palabras son espíritu y son vida (Juan 6:63); pero las palabras también pueden hablar muerte, como cuando son palabras que ponen una carga sobre ti.
Debemos aprender a usar nuestra boca para el propósito que Dios la creó. Él nos la dio para que amemos a las personas con nuestras palabras de aliento, 
palabras positivas, que den vida. También nos la dio para que lo alabemos y le demos gracias.
DSCN5293Decirle la palabra adecuada a una persona en el momento justo, puede cambiar por completo su vida porque las palabras tienen ese poder.
Por eso conocer la Palabra de Dios es tan importante. Debemos estudiarla, aprenderla y hablarla según nuestra necesidad y nuestras situaciones. Por ejemplo, si te sientes deprimido, no digas: “Estoy deprimido”. Toma la Palabra de Dios y di: “¿Por qué te abates, oh alma mía, y te turbas dentro de mí? Espera en Dios”.
Te sorprenderá enormemente cómo cambia tu vida, si cambias tu forma de hablar.
Elige ser portavoz de Dios y cierra la puerta al diablo.
Señor, te doy gracias por tu Palabra, que me ensena cómo vivir cada día y cómo superar cada situación. Te presento hoy mi boca para que Tú cambies mis palabras. Quiero hablar palabras de aliento y palabras de vida, que sirvan para mí y para las personas a quienes les hablo, en el nombre poderoso de Jesús, amén.

Fuerza en la debilidad

Es en los momentos más difíciles de la vida, cuando tenemos los mejores encuentros personales con Dios. Parece ser que nuestro espíritu se sensibiliza cuando vemos que todo está en nuestra contra, y es entonces, cuando somos más sensibles a la presencia de Dios y más audibles a su voz.
Seguro que en medio de todo lo que puedas estar viviendo, ese episodio que no sabes cómo afrontar o qué decisión tomar, vas a encontrarte con el Señor de una forma especial.
cielo¿Qué se necesita para experimentar a Dios de una forma única? Para encontrarnos con Dios de una forma especial y única hemos de encontrarnos entre la espada y la pared, porque es en esos momentos en los que más disfrutamos de su presencia, esos momentos en los que no sabemos qué hacer y cuando lo único que sentimos es que necesitamos de Él, cuando nos sentimos totalmente dependientes de Él y nuestro corazón se humilla, nuestra mente se reverencia y nuestro espíritu se quebranta. Es en esos momentos cuando más fuerte nos sentimos.
Porque en los momentos en los que más débiles parecemos, son los momentos en los que nos hacemos más fuertes. El Apóstol Pablo lo decía de está forma:
“pero Dios me ha contestado: Mi amor es todo lo que necesitas. Mi poder se muestra en la debilidad. Por eso, prefiero sentirme orgulloso de mi debilidad, para que el poder de Cristo se muestre en mí. Me alegro de ser débil, de ser insultado y perseguido, y de tener necesidades y dificultades por ser fiel a Cristo. Pues lo que me hace fuerte es reconocer que soy débil.” 2 Corintios 12:9-10 (TLA)
Es posible que hoy te sientas débil, pero eso de una forma u otra, es una buena noticia, porque doblar tus rodillas, humillarte delante de Dios y reconocer tu necesidad de Él te llevará a ser más fuerte.

Segunda oportunidad

Había un hombre muy rico que poseía muchos bienes, una gran estancia, mucho ganado, varios empleados, y un único hijo, su heredero.
Lo que más le gustaba al hijo era hacer fiestas, estar con sus amigos y ser adulado por ellos. Su padre siempre le advertía que sus amigos solo estarían a su lado, entre tanto él tuviese algo que ofrecerles; y que después, le abandonarían.
Un día, el viejo padre, ya avanzado en edad, dijo a sus empleados que le construyan un pequeño establo. Dentro de él, el mismo padre preparó una horca y, junto a ella, una placa con algo escrito: "PARA QUE NUNCA DESPRECIES LAS PALABRAS DE TU PADRE. "
Más tarde, llamó a su hijo, lo llevó al establo y le dijo: 
Inline image 1Hijo mío, yo ya estoy viejo y cuando me vaya, tú te encargarás de todo lo que es mío… Yo sé cual será tu futuro. Vas a dejar la estancia en manos de los empleados y vas a gastar todo el dinero con tus amigos.
Venderás todos los bienes para sustentarte y cuando no tengas mas nada, tus amigos se apartarán de ti.
Solo entonces te arrepentirás amargamente, de no haberme escuchado. Fue por esto que construí esta horca. ¡Es para ti!
Quiero que me prometas que si sucede lo que yo te dije, te ahorcarás en ella.
El joven se rió, pensó que era un absurdo, pero, para no contradecir al padre, se lo prometió, pensando que eso nunca iba a suceder.
El tiempo pasó, el padre murió, y su hijo se encargó de todo, pero, así como su padre había previsto, el joven gastó todo, vendió los bienes, perdió sus amigos y hasta la propia dignidad.
Desesperado y afligido, comenzó a reflexionar sobre su vida y vio que había sido un tonto. Se acordó de las palabras de su padre y comenzó a decir:
¡Ah!, padre mío… Si hubiese escuchado tus consejos… Pero ahora es demasiado tarde.
Apesadumbrado, el joven levantó la vista y vio el establo. Con pasos lentos, se dirigió hasta allí y entrando, vio la horca y la placa llenas de polvo, y entonces pensó:
Yo nunca seguí las palabras de mi padre, no pude alegrarle cuando estaba vivo, pero, al menos esta vez, haré su voluntad. Voy a cumplir mi promesa. No me queda nada más…
Entonces, subió los escalones, se colocó la cuerda en el cuello, y pensó:
¡Ah, si yo tuviese una nueva oportunidad!…
Entonces, se tiró desde lo alto de los escalones y por un instante, sintió que la cuerda apretaba su garganta… Era el fin.
Pero el brazo de la horca era hueco y se rompió fácilmente, y el joven cayó al suelo. Sobre él cayeron joyas, esmeraldas, perlas, rubíes, zafiros y brillantes, muchos brillantes… La horca estaba llena de piedras preciosas, y una nota también cayó en medio de ellas. En ella estaba escrito:
Esta es tu nueva oportunidad. ¡Te amo mucho! Con amor, tu viejo padre.

¿Buscas Diamantes? - Crecimiento personal-espiritual

Muchos años atrás en África del Sur, un hombre vendió su granja en la que pasó días y días, mucho tiempo, buscando diamantes. Tenía el sueño de convertirse en un hombre rico. Cuando su salud y recursos se agotaron, sintió que estuvo cerca de su fortuna... únicamente el día que vendió su granja; después, se tiró a un río y murió ahogado.
Tiempo después, el hombre que había comprado su granja, divisó una piedra de aspecto poco usual a orillas de la quebrada, y la puso en el manto de la chimenea, usándola solo como tema de conversación con sus amistades. Un visitante vio la piedra y la examinó con detenimiento. Luego expresó en voz alta, sus sospechas de que la piedra fuera en realidad un diamante. El granjero, discreto, hizo que se analizara la piedra y se confirmó que era uno de los diamantes más grandes y finos que se nunca hubieran encontrado. 
Actuando sigilosamente, el granjero buscó en su quebrada recolectando piedras similares. Todas eran diamantes. ¡De hecho, su granja estaba cubierta con diamantes que esperaban ser recogidos! La granja que el buscador de gemas había vendido, terminó siendo uno de los depósitos de diamantes más ricos del mundo.
La lección de sabiduría se puede aprender a menudo, de las relaciones y experiencias con las que tropezamos a diario. Pídele a Dios que te revele lo que necesitas saber para poder vivir la vida que Él desea. Es posible que los recursos que necesites estén delante de ti.
Las modas van y vienen, mas la sabiduría y el carácter son para siempre.
Escucha, hijo mío y sé sabio, y dirige tu corazón por el buen camino. Proverbios 23:19