domingo, 30 de diciembre de 2012

Eres la Roca Eterna - Reflexiones con vídeo

Gracias Señor, gracias Señor
por tu obra en mí
gracias Señor por tu amor
por entregarte y darme tu perdón
Postrado ante tu altar
te quiero adorar
rendir mi corazón
llenándome de ti
Eres el agua viva
puedes saciar mi sed
eres la roca eterna
de la cual nunca caeré
Eres mi fortaleza
no puedo vivir sin ti
Tú significas todo
lo eres todo para mí…

Lejos de Dios - Devocional

Has reflexionado los últimos días sobre la vida que estás viviendo, sobre cómo sin darte cuenta has perdido aquella sensibilidad espiritual que te caracterizaba; y ahora orar, leer la Biblia, congregarte o servir ya no son tan “emocionantes” como al principio.
Algo pasó, tuvo que haber un momento cuando seguramente descuidaste tu relación personal con Dios, cuando quizá comenzaste a acomodarte a vivir una vida que va caminando un poco alejada de Dios sin necesidad de llegar a la perdición total.
Debemos ser conscientes de que alejarse de Dios no es sólo ir y pecar deliberadamente; a veces, a pesar de que hacemos lo mismo que hemos hecho los últimos años en la iglesia, podemos vivir lejos de Dios.
A veces estamos tan lejos de Dios que apenas escuchamos su voz, estamos tan lejos que apenas le sentimos, estamos tan lejos que ya ni obedecemos al Espíritu Santo cuando nos redarguye.
Quizá tú seas un buen o una buena servidora de Dios, sin embargo las últimas semanas o meses has vivido lejos de Él. Querrías sentir aquel deseo de buscar a Dios, aquel hambre que un día tuviste de Él, aquel anhelo de no dejar la presencia de Dios.
Desearías llorar mientras le adoras, llorar mientras le buscas, quisieras derramar tu alma en su presencia, pero tu mismo distanciamiento con Dios no te permite ser sensible a su presencia ni audible a su voz.
Es momento para no sólo reflexionar sobre cuán lejos estás de Dios, sino para acercarte a Él. Tienes que ser sincero contigo mismo y reconocer que poco a poco te has alejado de Dios. Sí, quizá realizas las mismas actividades de siempre: vas a la iglesia, sirves, invitas, predicas, cantas, enseñas a los niños, cualquier cosa que puedas hacer para Dios, pero a pesar de ello puede que te encuentres lejos de Él.
Estas palabras no son para todos, son nada más para las personas cuyas vidas redarguya Dios en este momento, para aquellos que se identifican con el hecho de servir a Dios pero estar lejos de Él, para ellos en especial estas humildes palabras:
“Cuando Dios te llamó vio en ti lo que nadie mas había visto. Él te rescató, te perdonó, te restauró y te hizo la persona que ahora eres; por Él y para Él has alcanzado mucho más de lo que un día imaginaste poder alcanzar; por esa razón quiero motivarte directamente para que te acerques nuevamente a Dios; no digas que no puedes, no digas que jamás será lo mismo, no digas que ya no será igual, porque Dios siempre ha estado allí, nunca ha cambiado, siempre te ha amado igual que el primer día que te vio, sus planes nunca han cambiado, su propósito para tu vida es el mismo que siempre ha tenido. Por lo tanto deja a un lado aquel acomodo y esa insensibilidad espiritual que te está matando poco a poco y comienza a reaccionar, comienza a buscar a Dios de nuevo, comienza por disponer tu corazón totalmente y tu mente sólo para Él. Dios quiere encontrarse contigo, Él quiere que le hables con sinceridad, Él quiere usarte grandemente, Él quiere cumplir el propósito para el cual te llamó; por lo tanto deja de estar alejado de Él, vuelve al sendero de Dios, doblega tu voluntad, haz a un lado el cansancio e inténtalo, y no te canses de intentar mantenerte cerca de Él, porque cuando estas cerca de Él, entonces eres FUERTE. ¡Adelante! ¡Que no se te olvide que tú eres un guerrero o una guerrera de Dios! ¡Que no se te olvide que has sido llamado/a para grandes cosas! ¡Tienes que ponerte de pie y comenzar a hacer lo que mejor sabes, esto es, BUSCAR A DIOS muy de cerca!”
Hoy Dios va a poner en tu corazón la disposición total de acercarte a Él, hoy Dios pondrá en ti tanto el querer como el hacer como lo dice su Palabra: “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” Filipenses 2:13 (Reina-Valera 1960).
¡Levántate y no te des por vencido! ¡Tú naciste para que Dios cumpliera un propósito perfecto en tu vida! ¡Jamás pienses que no se cumplirá!

¡ACÉRCATE HOY A ÉL!

“Pero ahora ustedes, que estaban lejos de Dios, ya han sido acercados a él, pues están unidos a Jesucristo por medio de su muerte en la cruz.” 

Efesios 2:13 (Traducción en lenguaje actual)

Luces defectuosas y centelleantes estrellas - vídeo

“Para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha en medio de una generación maligna y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo”
(Filipenses 2:15).
Soy afortunado al tener a mis cuatro abuelos vivos todavía. Son como robles de muchos años que mientras más edad tienen, más hermosos y robustos se ven. Ellos han pasado por muchos cambios, la vida no es la misma, el mundo ha cambiado demasiado rápido y a veces todo les resulta confuso y raro. Hay muchas cosas que han dejado de ser como antes ya que la celeridad de los tiempos modernos no pide permiso. Extrañan muchas cosas que les ha quitado la modernidad, entre ellas, las estrellas. Ya no se ven como antes, no titilan como antaño. Su fulgor no es el mismo que el que experimentaban en una cálida noche de verano de antaño. Alguien les ha robado los refulgentes astros que les recuerdan a mis abuelos su feliz romance.
No exagero, mire al cielo esta noche y verá que no miento. Un ladrón de estrellas se ha llevado cada constelación, cada figura en el firmamento. No creo en cuentos de hadas, no es culpa de duendes traviesos ni de magos juguetones. Es responsabilidad total de las luces artificiales que son cada vez más numerosas en nuestra curiosamente llamada “civilización”. El fenómeno de la contaminación lumínica ocurre en nuestras ciudades todas las noches. La emisión de flujo luminoso en miles de direcciones nos quita la hermosa vista de las estrellas. Tan común es, que ya no echamos de menos los grupos, ni tampoco los diferentes astros de ellos, ni los planetas. Nos hemos acostumbrado a vivir sin ver las estrellas. Esto me preocupa de muchas maneras. Me asusta que unas luces defectuosas me hagan olvidarme de lo bello de la naturaleza. Me preocupa aún más que dejen de importarme otras cosas más esenciales.
Tengo que confesar que no veo mucha misericordia últimamente, ni mucha justicia, ni mucha generosidad. Estamos rodeados de la barbarie y el desenfreno. Eso me intranquiliza, pero no por ello debo dejar de esperar la bondad, la justicia y la buena voluntad. Que las acciones contaminantes de otros no vengan a cegarme, a quitar mi anhelo por lo auténtico y lo mejor de Dios.
Hay un millón de luces alumbrando sin razones verdaderas buscando encandilar al de al lado para prevalecer sobre él. La hostilidad y la maldad campean. La guerra, el odio, el terror son multidireccionales y alcanzan todos los estratos sociales. No parece haber nada después de todo esto, sólo caos. Sin embargo, hay estrellas que alumbran todavía. A pesar de la contaminación, y más allá de ella, hay una pléyade de creyentes renacidos por el Espíritu Santo. Luces sin contaminación que brillan con la luz de Jesús.  No se abren paso a la fuerza, no buscan protagonismo, no se andan con megalomanías. Están firmes en el firmamento de su testimonio e integridad cristiana.
No hay que buscar un potente telescopio para verlas, sólo dejar de distraerse con tantas luces falsas. Ahí están, en los trabajos, en los colegios, en los vecindarios. Han decidido seguir alumbrando a pesar de la falsedad de un millón de pretendidas luminarias. Seamos esas luces que no se apagan por fuerte que soplen los vientos. Luces que no se cansan de alumbrar porque saben que en algún recodo del camino, en algún sitio, hay alguien que sigue creyendo que hay esperanza, que las estrellas siguen existiendo.

¿Sabes lo que me pasa cuando veo una estrella? Me acuerdo de que el Creador está ahí, detrás de cada una de ellas y en cada una de ellas. Cuando el mundo nos vea iluminando verán también al Señor detrás de nosotros y en nosotros. Quizás se nos unan, puede que por nuestra luz, sumemos al firmamento una nueva estrella.



Las Personas son Regalos - Reflexiones

Las personas son regalos que la vida me ha dado. Ya vienen envueltos, algunos de forma muy bella y otros de una manera menos atractiva.
Algunos han sido maltratados en el correo; otros llegan como “Entrega Especial”; algunos llegan envueltos, otros cerrados con gran rigidez. Pero la envoltura no es el regalo y es importante darse cuenta de esto. Es muy fácil equivocarse en este sentido juzgando el contenido por el estuche.
A veces el regalo se abre con facilidad; otras se necesita la ayuda de otras personas. Tal vez es porque se tiene miedo; es posible que algunas personas hayan sido heridas antes y no quieren ser lastimadas de nuevo. Puede ser que alguna vez se abrieran los regalos y luego se descartaron. Entonces, quizá ahora se sientan más bien como “cosas” que como seres humanos.
Yo soy una persona. Como todas las demás personas, también soy un regalo. Poseo una bondad que es sólo mía. Y sin embargo, algunas veces tengo miedo de mirar dentro de mi envoltura. Tal vez tema decepcionarme, quizá no confíe en el que llevo dentro. Puede ser que en realidad nunca haya aceptado el regalo que soy.
Cada encuentro y comunicación entre personas es un intercambio de regalos. Mi regalo soy yo, tú eres tu regalo. Somos obsequios de Dios unos para otros.
En ocasiones es difícil pensar que aquel que me ha lastimado es también un regalo de Dios, pero si vemos la ofensa como una envoltura maltratada, sólo eso, y no nos quedamos con ella, seguramente encontraremos un hermoso regalo, pues de cada suceso Dios nos tiene una enseñanza para crecer en su amor, en nuestra fe.
Nosotros mismos podemos tener una envoltura muy maltratada por el tiempo y/o las circunstancias, pero lo que llevamos dentro siempre será hermoso, pues quien lo puso ahí es nuestro Creador. Sólo tenemos que ver hacia adentro y estar listos para darnos cuenta de ello. Descubre en tu interior todos los dones con los que el Señor te conformó y sé el digno regalo para los que te necesitamos.
Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de vosotros, orando siempre con gozo en cada una de mis oraciones por todos vosotros, por vuestra participación en el evangelio desde el primer día hasta ahora, estando convencido precisamente de esto: que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Cristo Jesús. Filipenses 1:3-6
Por esta razón también yo, habiendo oído de la fe en el Señor Jesús que hay entre vosotros, y de vuestro amor por todos los santos,
16 no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo mención de vosotros en mis oraciones. Efesios 1:15,16.

La llanura de los huesos secos - Ezequiel 37 - Biblia La Palabra (España) (BLP) - vídeo

37 El Señor puso su mano sobre mí, me sacó por medio de su espíritu y me dejó en medio de la llanura, que estaba llena de huesos. Me hizo pasar por entre ellos, de aquí para allá, y pude ver que eran muchísimos; cubrían la superficie de la llanura y estaban completamente secos. Me dijo:
— Hijo de hombre, ¿volverán a vivir estos huesos?
Yo respondí:
— Señor Dios, tú lo sabes.
De nuevo me dirigió la palabra:
— Profetiza sobre estos huesos. Diles: ¡Huesos secos, escuchad la palabra del Señor! Esto dice el Señor Dios a estos huesos: Voy a infundir en vosotros un espíritu que os hará revivir. Os pondré nervios y haré que os crezca carne; os cubriré de piel y os infundiré un espíritu que os hará revivir. Y reconoceréis que yo soy el Señor.
Yo profeticé conforme me fue ordenado. Mientras estaba profetizando, oí un ruido y sentí que todo temblaba. Entonces los huesos se ensamblaron entre sí. Pude ver cómo les crecían nervios y carne, y cómo se cubrían de piel de abajo arriba. Pero no tenían espíritu. Entonces me dijo:
— Habla al espíritu, hijo de hombre, habla al espíritu y dile: “Esto dice el Señor Dios: Espíritu, ven de los cuatro vientos y sopla en estos muertos para que revivan”.
10 Yo hablé conforme me fue ordenado. Entonces el espíritu penetró en ellos, recobraron la vida y se pusieron de pie. Era un ejército enorme, inmenso. 11 Después me dijo:
— Hijo de hombre, estos huesos son el pueblo entero de Israel. Andan diciendo: “Nuestros huesos están secos, hemos perdido la esperanza, todo ha acabado para nosotros”. 12 Por eso, profetiza y diles: Esto dice el Señor Dios: Voy a abrir vuestras tumbas y a sacaros de ellas, pueblo mío; os llevaré a la tierra de Israel. 13 Y sabréis que yo soy el Señor cuando abra vuestras tumbas y os saque de ellas, pueblo mío. 14 Os infundiré un espíritu para que viváis y os estableceré en vuestra tierra. Yo, el Señor, lo digo y lo hago. —Oráculo del Señor—.

Reunificación de Israel y de Judá

15 El Señor me dirigió la palabra:
16 — En cuanto a ti, hijo de hombre, toma una vara y escribe en ella: “Judá y los israelitas asociados a él”. Toma otra vara y escribe en ella: “José, vara de Efraín, y todos los israelitas asociados a él”. 17 Júntalas después de modo que, cuando las agarres, parezcan una sola vara. 18 Y, cuando tus compatriotas te digan: “¿No nos vas a decir qué es eso que tienes ahí?”, 19 les responderás: “Esto dice el Señor Dios: Voy a tomar la vara de José, que está en la mano de Efraín, y a las tribus de Israel asociadas a él, y pondré encima de ellas la vara de Judá: así los convertiré en una sola vara; serán una sola cosa en mi mano”.20 Sujetarás con la mano las varas en las que has escrito, de modo que las vean, 21 y les dirás: Esto dice el Señor Dios: Voy a recoger a los israelitas de entre las naciones por las que han vagado, los reuniré de los países limítrofes y los traeré a su tierra.22 Los convertiré en una nación en el país, en los montes de Israel, y seré para todos un rey único; no volverán a ser dos naciones ni se escindirán de nuevo en dos reinos. 23 No volverán a contaminarse con sus ídolos, sus imágenes y sus crímenes; los pondré a salvo de las infidelidades que cometieron y los purificaré. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios. 24 Mi siervo David será su rey: será un único pastor para todos ellos; se conducirán según mis leyes y respetarán y cumplirán mis normas. 25 Se instalarán en la tierra que di a mi siervo Jacob, donde estuvieron instalados vuestros antepasados; en ella vivirán siempre ellos, sus hijos y sus nietos, y mi siervo David será su príncipe para siempre. 26 Haré con ellos una alianza de paz, que será para ellos una alianza eterna, y haré que se multipliquen. Pondré mi santuario en medio de ellos para siempre; 27 mi morada estará junto a ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 28 Las naciones reconocerán que yo soy el Señor, que santifico a Israel, cuando mi santuario esté en medio de ellos para siempre.