sábado, 14 de septiembre de 2013

No me siento digno - Devocional - Vídeo

¿Te has sentido indigno de ser su hijo o de seguirle?, quizá tus acciones dicen lo contrario de lo que tu corazón realmente siente.
Seguro que en algún momento de tu vida cristiana te has sentido indigno de hacerte llamar hijo de Dios, por tus recurrentes errores o faltas, por algún área de tu vida que no has podido superar y que se ha convertido en un tormento, o porque crees que eres demasiado malo o mala como para hacerte llamar de esa forma.
No vamos a negar que todos quisiéramos hacer bien las cosas, no negaremos que la intención de agradar a Dios está en nosotros, pero por alguna razón nos cuesta un mundo llevar a cabo su voluntad o por lo menos dejar de fallarle.
Sabemos qué sentimiento nos embarga cuando hacemos algo que consideramos que no teníamos que hacer. Sabemos lo que se siente cuando prometemos a Dios no hacer eso otra vez y volverlo a hacer. Y sabemos lo que se siente cuando Dios, a pesar de nuestros continuos errores, sigue siendo Fiel a nosotros.
En más de una ocasión me he sentado en mi cama y he reflexionado sobre ¿por qué actuamos de esa forma?, ¿por qué hacemos cosas que no queremos hacer, pero terminamos haciéndolas?
En ocasiones me he encontrado llorando como un niño delante de Dios, pidiéndole perdón nuevamente por algo, que en más de una vez se lo he pedido. Y es que llegar delante de Dios después de fallarle en algo, que prometiste no volver a fallarle es duro, y de no estar preparado puede ser el inicio de una caída libre.
En esos momentos, cuando nuestras emociones se alborotan por el hecho de no haber hecho lo que Dios quiere que hagamos y en las que nos sentimos derrotados, sin fuerzas y quizá lo peor de todo, indignos de Él, es entonces cuando el enemigo quiere sacar ventaja.
Seguro que en esos momentos en los que sientes que no eres digno de seguir a Dios, ni mucho menos de llamarte su hijo, vienen una cantidad de pensamientos a tu mente tales como: “¡Que hipócrita eres!”, “¡Eres un caso perdido!”, “¿Otra vez?, ¡Dios ya está cansado de ti!”, “¡Eres un fracasado!”, “¡No tienes ni vergüenza de venir delante de Dios!”, “¡No mereces nada de lo que Dios te da!”, y muchísimas frases parecidas a estas que conllevan el fin de aumentar tu sentimiento de indignidad.
Debes entender que el enemigo de nuestras almas buscará la mínima oportunidad para minar tu mente, con un sinfín de pensamientos negativos que lo único que querrán hacer es alejarte más y más de Dios.

Vino Nuevo, Odre Nuevo - Devocional

“Ni tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo hará que se revienten los odres; entonces el vino se derramará, y los odres se echarán a perder. El vino nuevo debe echarse en odres nuevos. Así, tanto el vino como los odres se conservan. Y nadie que haya bebido el vino añejo, quiere beber el nuevo, porque dice: “El vino añejo es mejor”. (Lucas 5:37-39)

vino-nuevo-odre-nuevo
En el día de ayer tuve sentado en mi oficina a un hombre de mi edad. Debido a que he vivido toda la vida en el mismo lugar y mi ciudad es pequeña, conozco su trayectoria. Nacido en una familia de la realeza, su nombre tiene abolengo, un joven ganador, casado con una joven de la misma estirpe, profesional exitoso, de una posición económica envidiable. Miembro de los clubes de élite de mi ciudad, si había alguien a quien envidiar era a él. Sin embargo, la persona que tengo delante está quebrada interiormente. Hay algo que le deterioró completamente, aparenta por lo menos 20 años más que los que tiene y está en un profundo pozo depresivo. Mediante diversos contactos mutuos ha venido a ver si le puedo ayudar, y por supuesto que puedo: conozco a Cristo. Antes de que yo arranque, me aclara: soy agnóstico.
Le miro y le digo: No hay problema, pero para ayudarte vas a tener que "arriesgarte" a realizar un “Experimento Espiritual”. Le explico en qué consistiría, y ese hombre me dice: Lo voy a pensar y te contesto. Y se fue….

Ocupado en preocuparme - Devocional - Vídeo

No se preocupen por nada; en cambio, oren por todo. Díganle a Dios lo que necesitan y denle gracias por todo lo que ha hecho. Así experimentarán la paz de Dios, que supera todo lo que podemos entender. La paz de Dios cuidará su corazón y su mente mientras vivan en Cristo Jesús.” Filipenses 4:6-7 NVT.
Todos afrontamos problemas, ante los que muchas veces nos sentimos impotentes, buscando solucionar por cualquier medio estas situaciones desfavorables. La ansiedad progresa en nuestra mente y comenzamos a experimentar una serie de reacciones: nos preocupamos en demasía, no dormimos bien, la paciencia se agota, la incertidumbre crece y nos desquitamos volcando toda nuestra frustración y enojo con personas que nada tienen que ver con nuestro problema.
coupleAl sentirse de tal manera, muchos buscan hablar con un familiar, un amigo o con alguien que pueda ayudarles a salir de su actual estado. Pero aún con sus buenas intenciones, quizá no puedan hacer mucho para lograr nuestro bienestar.
Nada mejor que ir ante el que sí puede producir un cambio en nuestra vida, quien tiene poder y autoridad para solucionar cualquier situación. Ir ante Dios en oración podrá darte paz y dirección. El Rey David, en medio de sus muchas aflicciones, acudió en oración a Dios; el Salmo 27:7 nos muestra cómo se dirigió a Él: “Oye, oh Jehová, mi voz con que a ti clamo; ten misericordia de mí, y respóndeme.” El Señor oye, se conmueve y actúa. Es así, como después David afirma “Hubiera yo desmayado, si no creyese que veré la bondad de Jehová en la tierra de los vivientes. Aguarda a Jehová; esfuérzate, y aliéntese tu corazón; sí, espera a Jehová.” Salmos 27:13-14. Quienes esperan en Dios tienen un buen motivo para ser valientes.

Contagiado de Crítica - Crecimiento personal-espiritual

Una fábula cuenta la historia de un viejo y su nieto, que iban de camino al pueblo acompañados de un burro trotando alegremente. Se cruzaron con un grupo de muchachas.
“—Miren eso, dijo una de ellas. ¡Qué par de tontos!, tienen burro y van a pie”.
Entonces, el viejo le pidió al nieto que se montara en el burro y siguieron su camino. Más adelante pasaron ante un grupo de ancianos que discutían acaloradamente.
“—¡Aquí está la prueba de que tengo razón!, dijo uno de ellos. Ya no se respeta a los mayores, miren a ese niño, muy cómodo en el burro, y al pobre viejo caminando”. Así que el viejo hizo bajar al niño y se acomodó sobre el burro. Pero no pasó mucho tiempo cuando se toparon con un grupo de mujeres y niños y escucharon otra crítica:
-“¡Vaya viejo perezoso y egoísta!, él va muy cómodo, mientras al pobre niño no le dan las piernas para seguir el trote del burro”.
Así que el viejo le dijo al chico que se acomodara detrás de él, encima del burro, pero no pasó mucho tiempo cuando escucharon a alguien decir:
-“¡Qué cosa más horrible!, miren a esos dos, casi le rompen la espalda al pobre burro.”
Así que finalmente, el viejo y el muchacho continuaron su viaje cargando al burro.

¿Es la salvación por fe solamente, o por fe más obras? - Preguntas bíblicas - Vídeo

Esta es tal vez la pregunta más importante en toda la Teología Cristiana. Esta pregunta es la razón de la Reforma, la división entre la iglesia Protestante y la iglesia Católica. La respuesta a esta pregunta constituye una diferencia clave entre el Cristianismo Bíblico y la mayoría de las sectas que profesan ser “Cristianas”. ¿Es la salvación por fe solamente, o por fe más las obras? ¿Soy salvo solamente creyendo en Jesús, o tengo que creer en Jesús y hacer ciertas cosas?

El asunto de la fe sola o de la fe más obras, se ha hecho difícil a causa de algunos pasajes de la Biblia difíciles de compilar. Compare Romanos 3:28, 5:1 y Gálatas 3:24 con Santiago 2:24. Algunos ven una diferencia entre Pablo (la salvación es por fe solamente) y Santiago (la salvación es por fe más obras). En realidad, Pablo y Santiago no discrepan del todo. El único punto de disconformidad que algunas personas demandan, es sobre la relación entre la fe y las obras. Pablo, en su dogmatismo, dice que la justificación es por fe solamente (Efesios 2:8-9), mientras Santiago parece estar diciendo que la justificación es por fe más obras. Este aparente problema es resuelto con precisión al examinar de qué estaba hablando Santiago. Santiago refutaba la creencia de que una persona pueda tener fe sin producir ninguna buena obra (Santiago 2:17.18). Santiago enfatiza el asunto de que la fe genuina en Cristo va a producir una vida cambiada y buenas obras (Santiago 2:20-26).
Santiago no está diciendo que la justificación sea por fe más obras, sino que más bien una persona verdaderamente justificada por fe, va a tener buenas obras en su vida. O sea, que las buenas obras son consecuencia de la fe, que la fe va a producir buenas obras. Si una persona dice ser un creyente, pero no tiene buenas obras en su vida, entonces es probable que no tenga una fe genuina en Cristo (Santiago 2:14, 17, 20, 26).