miércoles, 4 de febrero de 2015

Confía Hasta Que Lo Entiendas

“…no os sorprendáis del fuego de la prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciera” (1 Pedro 4:12)

En el transcurso de unos pocos meses, Fred Whiteman sufrió más de lo que la mayoría de nosotros padecemos en toda nuestra vida. El cáncer se llevó a su mejor amigo. Después murió su madre y su mujer fue asesinada. Seguidamente le hicieron un trasplante de corazón; cuando todavía se estaba recuperando, le diagnosticaron un cáncer, y además, le llevaron a juicio. 
Cuando Fred Whiteman llegue al Cielo, ¡podrá comparar sus apuntes con Job! ¿Le convirtió eso en una persona amargada y cínica? No, él hizo lo que dijo David: “…cuando mi corazón desmaye, llévame a la roca que es más alta que yo” (Salmos 61:2b). Cuando te sientas abatido, es fácil llegar a la conclusión de que “…alguna cosa extraña…” (1 Pedro 4:12b) te ha pasado y que Dios se ha alejado de ti. Pero Fred Whiteman dijo: “Cuando no no lo podemos explicar, tenemos que confiar hasta que lo entendamos”. Después, él aprendió de la adversidad que: 

Hermana Mía y Amiga Mía

Hermana mía, amiga mía. 
Inline image 1He sacado este corto momento para decirte que siempre estás en mi corazón y en mis oraciones. Mi anhelo es que siempre estés prosperada como prospera tu alma en el Señor. Si no oyes de mí es porque estoy en la montaña renovando mis alas como el águila. El águila pasa por un proceso de seis meses, muy arriba en la montaña, para renovar sus alas viejas; el proceso es doloroso, pero cuando baja de la montaña lo hace con sus alas hermosas y con más fuerzas.
Hermana mía, amiga mía, quiero que seas como el águila, que cuida su cuerpo y sus alas para poder volar por encima de las tormentas y se hace resistente a cualquier viento.
Hoy quiero que sepas hermana mía, amiga mía, que así como el águila, Dios te diseñó con un vestuario resistente. Tú estás diseñada con un material del que no hay, es único, y por eso debes cuidarlo.
Dios te diseñó con un material resistente, a prueba de fuertes lluvias y tormentas, por eso te digo hoy: Levántate y no temas, estate quieta porque Jehová pelea por ti. Recuerda que eres templo del Espíritu Santo, Él mora en ti, por tanto debes cuidar tu cuerpo tanto de manera espiritual como físicamente. Saca tiempo para el Señor y para ti.
Hermana mía, amiga mía, sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida.
Hermana mía, amiga mía, hoy te vengo a recordar que tu Creador es Hermoso. Su hermosura no se compara con el oro ni con la plata y tú estás diseñada a imagen y semejanza de Él, por eso eres hermosa.
Hermana mía, amiga mía, tú no has venido al mundo para sufrir, Dios te trajo a este mundo para brillar en medio de la oscuridad. Ahora te digo: Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti.
Hermana mía, amiga mía, tus puertas estarán de continuo abiertas; no se cerrarán de día ni de noche, para que a ti sean traídas las riquezas de las naciones, y conducidos a ti sus reyes.
Hermana mía, y muy querida amiga mía, tú no estás diseñada para la derrota, tú estás diseñada para triunfar.
Que el Señor continúe brillando en tu corazón. Confía en Él, y Él te llevará tan alto como el águila.

El hombre que tenía mucho

Había una familia que no era ni rica ni pobre. Vivían en una pequeña casa de campo. Una noche se sentaron juntos para cenar y alguien tocó la puerta. El padre se acercó a abrir.
Ahí estaba parado, un hombre viejo con ropa ajironada, pantalones rotos y sin botones. Cargaba una cesta llena de verduras, y preguntó a la familia si querían comprarle algunas. Ellos aceptaron porque querían que se fuera rápido.
Con el paso del tiempo, la familia y el hombre viejo se hicieron amigos. El hombre traía verduras cada semana a la familia. Pronto se enteraron de que él era ciego y que tenía cataratas en los ojos, pero era tan amigable que aprendieron a esperar ansiosamente sus visitas y a disfrutar de su compañía.
Un día, mientras les entregaba las verduras, dijo:
– ¡Ayer tuve la bendición más grande! Encontré una cesta de ropa fuera de mi casa que alguien me dejó. 
La familia, sabiendo que él necesitaba ropa, dijo:
-¡Qué maravilloso!
El hombre viejo y ciego, dijo:
– Lo más maravilloso es que encontré una familia que verdaderamente, necesitaba esa ropa.
Recuerda, la felicidad no depende de lo que eres o lo que tienes.
Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Juan 10:10 

Toma mi mano

Uno de los recuerdos que siempre he tenido de mi niñez, es caminar de la mano de mi papá, aunque fuera al lugar más cercano a comprar algo. Nunca he olvidado esa imagen de mi pequeña mano cogida de la suya, tan pequeña que con toda mi mano solo conseguía agarrar su dedo pulgar; pero me sentía tan bien, tan segura al caminar... Siempre estuve muy apegada a él, como la mayoría de las niñas con su papá.
En nuestra vida hay ocasiones en las que podemos experimentar ese sentimiento. Siempre es agradable y reconfortante sentir que caminamos de la mano de Dios por la vida; es más que un estilo de vida, es toda una posible realidad sentir caminar de su mano, pues aunque es de lamentar no poder hacerlo físicamente, si podemos sentir cuándo va a nuestro lado, cuándo nos acompaña por cualquier camino y en especial en esas situaciones donde todo parece difícil y doloroso, cuando siempre su mano está ahí para hacernos sentir acompañados en los momentos más difíciles de nuestra vida.

El recurso más valioso

¿Qué es un recurso?, ¿qué se entiende como recurso? La palabra recurso nos hace venir a la mente rápidamente, aquellas cosas que nos son necesarias para vivir. Las mismas que, usadas con sabiduría y racionalmente, nos permiten obtener otras cosas.
Empezando por los recursos que el hombre no puede controlar, como el sol, la lluvia, el oxigeno, etc. Están aquí, queramos o no, por la misericordia de Dios, y son para todos los hombres, sin importar creencia, etnia, nación o grupo social. Y siguiendo por aquellas cosas que el hombre puede transformar y en cierto modo controlar, como el petróleo, los metales, la tierra, los vegetales...
También son recursos muy importantes para el hombre, los llamados recursos inmateriales o ideales. Hablamos de los talentos, capacidades, habilidades, sentimientos, etc.; y otros componentes que se desarrollan en la psique del individuo.
tiempoPor último, son también recursos las transformaciones que hace el hombre; aunque no tengan siempre el mismo uso y esencia, son de una misma especie. Una computadora, por ejemplo, es un recurso indispensable para la obtención de un buen resultado contable, y por supuesto para poder escribir cualquier artículo.
Por lo tanto, podemos definir recurso como la cualidad que poseen los objetos, de serles útiles al hombre para la satisfacción de sus necesidades personales y sociales. Si ahora tuviéramos que definir cuál es el recurso más importante para el mundo de hoy, no nos sería nada difícil. El recurso más importante para el mundo, es el dinero.
Un individuo puede poseer lo que quiera, pero si carece de recursos financieros está perdido. Contrariamente, aun careciendo de casi todo, si se tiene dinero, todas las cosas se pueden conseguir.
Esta es la lógica del mundo. Así son sus reglas, y mientras la humanidad siga este derrotero, tendremos guerras, conflictos, violencia, inmoralidad, odios; en fin, siempre que un individuo posee este recurso, es a expensas de la miseria y desgracia de otros. El dinero genera egoísmo desmedido de un lado e hipocresía del otro.
Fue este el recurso por el cual Judas se sintió traicionado. Él esperaba obtener ganancias por ser uno de los elegidos del futuro Rey de Israel. Imaginaba un Mesías con poder y gloria inigualables por los reyes anteriores. Al darse cuenta que el esperado Rey entraba en Jerusalén montado en un burro, sin más gloria que su santidad, se frustró, y de traicionado pasó a traidor. Al esperar algo más de parte del Señor y no conseguirlo, el traidor fue él mismo.