lunes, 12 de agosto de 2013

Dios me ama, pero ¿Yo le amo? - Devocional - Vídeo

El amor de Dios a nuestra vida jamás podría estar en duda, ya que nos lo ha demostrado desde el inicio de la creación y aún más al enviar su Hijo a morir en nuestro lugar.
La Biblia dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.” Juan 3:16-17 (Reina-Valera 1960)
El amor de Dios hacia nosotros no tiene comparación, pues su amor es un amor demostrado, no sólo hablado, pero, ¿si no hay duda de que Dios me ama, ¿yo le amo realmente a Él?
¿Amas a Dios?, seguro que tu respuesta instantánea es un rotundo: “SI”, pero amar va más allá de una sola palabra o un sentimiento, es una decisión, una decisión que nos tiene que llevar a buscarle y a tratar de agradarle.

¿Y por qué? - Devocional aliento

Si eres padre o madre, recordarás con especial ternura o fastidio, dependiendo de tus sentimientos, la etapa en que tus hijos preguntaban una y otra vez los por qué de las cosas. Días atrás conversaba con mi madre, y me decía que mis por qué superaban la cantidad de los mil diarios, ¡una locura, vamos! Cada respuesta que ella me daba era acompañada por cientos de por qué más, a los cuales respondía con la paciencia que sólo una madre puede tener, pero nunca diciendo “porque sí” o “porque no”. Desde entonces, creo no conformarme con esa justificación.

y porqueEn nuestra vida de adolescentes ponemos a prueba las explicaciones que nuestros padres nos dan, y si no hemos tenido el privilegio de tener una madre como la mía, los “porque sí” y los “porque no” de nuestros padres pierden toda la credibilidad, incluso pueden ser motivo de irritación y rebeldía. Si no acostumbramos a las personas a crear y creer en sus propios “sí” y “no”, se dejarán influenciar por los “sí” y “no” de cualquier persona, o más aún, nunca cuestionarán razones o afirmaciones, procesos ambos tremendamente necesarios para formar el carácter.

Ya en nuestra vida de adultos, el cuestionamiento no es tan radical como lo era antes y es muy posible que, si hicimos bien el trabajo anterior, seamos capaces de escudarnos en nuestros propios “sí” y “no”, como también puede que seamos capaces de explicarlos y justificarlos. Lo que es preocupante es que en nuestra vida cristiana no seamos capaces de hacer esto, y más preocupa aún, que las razones que demos para justificar nuestros “sí” y “no” tengan poca base espiritual y no provengan de una convicción real de nuestro corazón.

Corramos sin desmayar - Reflexión bíblica - Vídeo

15 Ya sabes esto, que me abandonaron todos los que están en Asia, de los cuales son Figelo y Hermógenes.
16 Tenga el Señor misericordia de la casa de Onesíforo, porque muchas veces me confortó, y no se avergonzó de mis cadenas,
17 sino que cuando estuvo en Roma, me buscó solícitamente y me halló.
18 Concédale el Señor que halle misericordia cerca del Señor en aquel día. Y cuánto nos ayudó en Efeso, tú lo sabes mejor. 2ª Timoteo 1:15-18

CORRAMOS SIN DESMAYAR” 

La motivación es importante para terminar algo que se empieza. ¿Cuál fue nuestra motivación para comenzar esta carrera con Dios, que nos lleva a la Vida Eterna?
¿Fue porque lo hicieron nuestros familiares? ¿Fue por alguna emoción en un momento concreto? ¿Fue porque teníamos un problema financiero, laboral, etc. y buscábamos que Dios nos lo solucionara?
Esta no es la motivación correcta, pues correremos mientras veamos que Dios va solucionando los problemas y ocurrirá que cuando hayan desaparecido, acabar la carrera ya no será necesario. La verdadera prueba de la decisión tomada llega en momentos de dificultad; entonces nos daremos cuenta de que estamos y somos por lo que podamos obtener de Dios, o porque le amamos y hemos decidido seguirle hasta el final, sean cuales sean las circunstancias. 

Esta era la motivación de Pablo. A pesar de que le habían abandonado todos los que estaban en Asia y en medio de una circunstancia dolorosa, pues estaba preso; quizás lo hicieron por miedo a acabar como Pablo, por causa del Evangelio.

Una historia del amor - Invite al amor a invadir su casa - Reflexión

Invite al amor a invadir su casa

Una mujer salió de su casa y vio a tres hombres con largas barbas blancas, sentados frente a su patio. No les reconoció.
Entonces ella dijo:
- Creo que no les conozco, pero deben andar con hambre. Por favor, entren y coman algo.
-¿El hombre de la casa está?, preguntaron...
-No, dijo ella, está fuera.
-Entonces no podemos entrar... 
Por la noche, cuando el marido llegó, ella le contó lo que aconteció.
-Vete y diles que estoy en casa e invítales a entrar. La mujer salió y les invitó a entrar.
-          No podemos entrar juntos, respondieron.
-          ¿Por que? quiso ella saber. Uno de los viejos le explicó:
-           Su nombre es ABUNDANCIA, dijo apuntando a uno de sus amigos y mostrando al otro, dijo:
-           Él es el ÉXITO y yo soy el AMOR. Y agregó:  Ahora vaya y discuta con su marido cuál de nosotros quieren que entre en su casa.
La mujer entró y habló con el marido. Él se quedó sorprendido y dijo:
-¡Qué bueno! En este caso vamos a invitar a la ABUNDANCIA. Déjale entrar y llenar nuestra casa de abundancia.

El proceso de vivir es en sí, un riesgo - Crecimiento espiritual - Vídeo

Para poder aprender a caminar, un bebé debe arriesgarse al dolor que producen las caídas. 
El adolescente que acaba de sacar su carné de conducir, se enfrenta al riesgo de conducir en las autopistas. 
La pareja que se compromete con los votos matrimoniales, debe enfrentarse a la posibilidad de que esa relación, que esperan sea feliz, pueda ser una que les traiga los dolores más fuertes. 
El empresario que desea comenzar o ampliar su empresa, sabe que también corre el riesgo de sufrir una pérdida importante en su economía.
Entonces, si hay tantos riesgos cuando intentamos o tratamos de crecer y alcanzar metas en la vida, ¿por qué lo intentamos?
Una razón es que Dios ha puesto en nuestro interior un impulso que nos lleva a mejorar en la vida.
Como alguien dijo una vez, "llega un día en que el riesgo de quedarse como un brote es más doloroso que el riesgo de florecer”.