sábado, 29 de marzo de 2014

Tengo miedo a crecer - Crecimiento personal-espiritual

“El verdadero significado de la vida no está en la seguridad, las grandes oportunidades son arriesgadas.” 
Tengo miedo a crecer es una afirmación que, muchos de nosotros, en algún momento de nuestras vidas, llegamos a decirla, sobre todo cuando estamos viviendo una situación caótica, cuando vemos que nuestra vida se desmorona, o cuando nuestros sueños se vuelven inalcanzables; períodos en los que comenzamos a añorar ser niños, porque pensamos que los problemas entonces no existen. Es una entelequia que nos contamos para no entrar en el caos.
Pero nos olvidamos que el caos también representa una fuente de oportunidades para crecer. La clave está en buscar esos momentos que nos permitan ver que vale la pena vivir.
¿Puedes identificar esos momentos de pánico? ¿Cuál es la historia que te dices para no crecer?
Es fácil contar historias de crisis:
“Mi matrimonio o mi relación está en crisis…necesito amor”
“No tengo trabajo… necesito dinero”
“Si tuviera tiempo..., pero a esta edad creo que ya es demasiado tarde”
“Quiero cambiar mi manera de ser, pero…”
Tú también puedes escribir la tuya, y te darás cuenta de que en ti hay una necesidad; todos tenemos necesidades que queremos satisfacer, la de sentirnos amados, protegidos, valorados, afirmados, respetados, plenos...
¿Cuál es tu necesidad hoy? Escribe esa necesidad que tienes y que no puedes alcanzar porque tienes miedo. El miedo te ha paralizado, ha llenado tu corazón de dudas y temores, y te dices: mejor me quedo así y no hago nada, nunca lo voy a lograr. O quizás la historia que te cuentes es que ya lo has intentado todo y nada has logrado; entonces llegas a la conclusión de: ¿para qué seguir arriesgándome?, al fin y al cabo nos vamos a morir, creo que me tocó vivir así, cuando Dios estaba haciendo los planes de bienestar para mí, se extraviaron en el camino.

La batalla en tu mente

¿Qué pensamientos son los que están debilitando tu vida espiritual?, ¿qué es lo que el enemigo está usando para hacerte sentir culpable y no perdonado?
¡Qué astuto es el enemigo!, porque se necesita mucha astucia para hacernos creer cosas que no son ciertas.
Hay algo que debemos tener muy claro y es que todos pecamos, y que nuestra naturaleza pecaminosa nos orienta a buscar el pecado. La diferencia desde el día que le entregamos nuestra vida a Cristo, es que ya no vivimos para satisfacer el deseo carnal pecaminoso, sino para negarnos a nosotros mismos y vivir para Dios.
¿Qué pensamientos son los que están debilitando tu vida espiritual?, ¿Qué es lo que el enemigo esta usando para hacerte sentir culpable y no perdonado?Teniendo en cuenta esto, y que todos somos fácilmente seducidos por el pecado, debemos tener cuidado cuando nos detenemos y escuchamos la voz del enemigo de nuestras almas, experto en acusarnos y culparnos de cada cosa, por mínima que parezca.
Es normal saber acerca de personas que no pueden alcanzar la felicidad, aun estando en los caminos de Dios, porque el enemigo les hace sentirse culpables de tener deseos pecaminosos en su mente.
Pero pensamientos negativos los tenemos todos, de hecho, muchos los tenemos diariamente, mas la Biblia nos da las claves para vencerlos. Dios no nos va a juzgar por pensar mal, es parte de nuestra naturaleza pecaminosa, y por eso el Apóstol Pablo nos da un consejo para ayudarnos a revertir esta situación: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” Filipenses 4:8 (Reina-Valera 1960).
¿Qué pensamientos son los que están debilitando tu vida espiritual?, ¿qué es lo que el enemigo está usando para hacerte sentir culpable y no perdonado?
El enemigo es muy astuto y buscará cualquier situación, por mínima o insignificante que parezca, para acusarte, para hacerte sentir inmerecedor de Dios, para hacerte sentir sucio, hipócrita; hasta en ocasiones introducirá en tu mente el pensamiento de que Dios ya está cansado de ti. Sin embargo, nada de eso es cierto, y Dios nunca se cansa de nosotros: al contrario, cada día renueva su misericordia sobre nuestras vidas, extiende sus brazos para que vayamos a Él y podamos vencer a cualquier situación, pues Él ha prometido estar con nosotros cada día de nuestra vida.

Como un madero en alta mar

“Cuando llegó el momento en el que me vi tal como era en realidad, un xenófobo racista digno de lástima, un hipócrita que se disfrazaba con el evangelio mientras vivía el anti-evangelio; cuando llegó ese momento, me tuve que agarrar, como quien se está ahogando, a la promesa de la gracia para toda la gente que se merece lo opuesto. Gente como yo.” (Philip Yancey). 
La figura que Philip Yancey hace de la gracia de Dios, realmente emociona. No podemos por menos, que sentirnos totalmente identificados con ella, aun no habiendo sido, ni siendo racistas, pero sí habiendo prejuzgado, incluso discriminado tan sólo por las apariencias, actitudes o el aspecto de las personas, creyéndonos, inconscientemente, un escalón por encima de nuestros prójimos.
Podemos comprobar y reconocer que, nuestra vida es el resultado de muchas malas decisiones, pensamientos y convicciones erradas. Por ello, a pesar de lo abatidos que nos sintamos, sin ningún ánimo, debemos aferrarnos con todas las fuerzas, a cualquier madero flotante que haya en alta mar, al madero de la Gracia de Dios. Ya que si hay algo que la Voluntad de Dios no puede, ni va a hacer, es llevarnos a donde la Gracia de Dios no pueda alcanzarnos.

Como las flores - Reflexiones

Un joven le pregunto al sabio, ¿qué debo hacer para no enojarme? Es que algunas personas hablan demasiado, otras son ignorantes y algunas son indiferentes. Siento odio por aquellas que son mentirosas y sufro con las que calumnian.
- ¡Pues, vive como las flores!, advirtió el maestro.

- Y ¿cómo es vivir como las flores?, preguntó el discípulo.
- Pon atención a esas flores -continuó el sabio anciano, señalando unos lirios que crecían en el jardín.
Nacen en el estiércol, sin embargo son puras y perfumadas.
Extraen del abono maloliente todo aquello que les es útil y saludable, pero no permiten que lo agrio de la tierra manche la frescura de sus pétalos.
Me explico, es normal que te angusties con tus propias culpas, pero no es sabio permitir que los vicios de los demás te incomoden. Los defectos de ellos son de ellos y no tuyos. Y si no son tuyos, no hay motivo para molestarte.
Ejercita pues, la virtud de rechazar todo el mal que viene desde afuera, y perfuma la vida de los demás haciendo el bien. Esto es vivir como las flores.
Mateo 5:44
 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen
.
Mateo 6:14
 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial.
Salmos 37:8 “Déjate de la ira, y depón el enojo: No te excites en manera alguna a hacer lo malo.”
Salmos 86:15 “Mas tú, Señor, Dios misericordioso y clemente, Lento para la ira, y grande en misericordia y verdad;”