martes, 13 de marzo de 2018

Señales de una iglesia verdadera

Mateo 16: 13-20
No debemos evaluar una iglesia verdadera por lo grande que es, por lo bien que toca su grupo de alabanza en la adoración, o por lo grandes que son los programas de los niños, etc. Deberemos medirla por lo bien que se predica y enseña la Palabra de Dios, por el crecimiento de los creyentes en santidad delante de Jesús, si están haciendo discípulos, y cuánto honran al Señor Dios a través de la persona de Cristo.
La Iglesia no existe por casualidad. Dios la instituyó para que comunicaran el mensaje del evangelio a toda criatura. Hoy desgraciadamente las iglesias ha tomado otro rumbo.
Resultado de imagen de una iglesia verdaderaEl evangelio de la prosperidad, falsas doctrinas y otras corrientes teológicas han llevado a la iglesia a desviarse de su misión, visión y propósito. Tenemos que luchar a toda costa para que nosotros como Cuerpo de Cristo, seamos una agencia sanadora para la comunidad y el mundo.

¿Cuáles son las señales de una iglesia verdadera?
- Se enfoca en la obra de Cristo en la cruz:
1ª Corintios 1:23: “pero nosotros predicamos al Mesías crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles, necedad”.
La obra redentora de Cristo se consumó en la Cruz, donde Jesús venció a la muerte y al pecado para danos vida. La cruz es un símbolo de sacrificio, pero también de victoria.
Lo que para muchos es locura para nosotros es el regalo de alguien que ocupó nuestro lugar. La cruz no es un amuleto o piedra de tropiezo para el hombre. Es un puente para llevarnos a Dios.

- Enseña gracia y no legalismo
Romanos 6:14: “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”.
El evangelio nos trae libertad desatando las ligaduras del pecado para hacernos libres en Cristo. La iglesia verdadera disfruta de ese regalo que nos ha hecho libres en Cristo, que se llama Gracia.
La gracia no está basada en tradiciones humanas, la gracia es más bien el deseo soberano de Dios de salvarnos y apartarnos de todo aquello que impedía nuestra relación con Él.

La envidia que nos corroe

El ser humano es propenso a desear lo bueno, lo excelente, lo conveniente para él mismo. Decir que preferimos un sueldo bajo a uno alto equivaldría a engañarnos, pues hemos nacido para ser ganadores y sobre todo felices. Sin embargo, no todo siempre sale a pedir de boca, no siempre se logra el éxito a la primera vez que lo intentamos, y esto puede causar un poco de frustración, tristeza, depresión, amargura y hasta envidia.
la envidiaAsí es, la envidia hace su aparición cuando de pronto vemos al prójimo resurgir, a veces, desmesuradamente, y nosotros no. La envidia, según la Real Academia Española, es la tristeza o pesar por el bien ajeno. Tristeza que es sumamente destructiva, ya que daña nuestra autoestima, autoconfianza, talentos...
Es incongruente tener en nuestro haber esta negatividad que, sin darnos cuenta, nos destruye y hace de nosotros personas miserables, sin esperanza. Hasta llegamos a la autocompasión, ya que pensamos que somos las víctimas de la película y los demás son los villanos, y es en esta etapa cuando tratamos de encontrar defectos a nuestra “competencia” para justificar nuestra supuesta falta de éxito.
Lo cierto es que en vez de sentirnos mal porque aquella persona logró tal objetivo, deberíamos inspirarnos en él o ella, y es más, su éxito debe alentarnos y desafiarnos a ser más disciplinados, estudiosos con nosotros mismos. No se trata de opacar a nadie, como tampoco de sentirse inferior, porque esa persona tiene talentos tanto como tú y yo.
Ahora bien, usted se preguntará cómo evitarla. En primer lugar, debemos reconocer que se siente ese "recorrido" de envidia, y en el momento que la sentimos recorrer todo nuestro ser, es cuando debemos actuar de inmediato, antes de que sea demasiado tarde y se convierta en algo arraigado en nosotros.

Mi Corazón te espera

¡Qué ironía!
Vivo sola, pero haciendo planes para dos.
Amanece, le doy la bienvenida al nuevo día y allí estás Tú,
un ser que no conozco, pero que sé que existe.
Y por mucho que intento descifrar o tratar de explicar por qué razón
sin verte ya te quiero, no logro encontrar la razón.
Puede que sea tonto mi corazón, pero mi intuición me dice…
que pronto te aproximarás y entonces, ya no serás un ser invisible,
ni un sueño, ni una quimera, ni una ilusión.
Serás una hermosa realidad.
Ya no caminaré más entre la soledad, ni sentiré nostalgia.
Ya no se reirá más el eco de mi voz al pensar en lo absurdo
de sentir amor por alguien que está ausente.
Esa llamarada que hoy arde dentro de mi pecho,
se mantendrá siempre ardiendo.
Mis brazos abiertos aguardarán tu llegada.
¿Sabes? A veces cuando duermo mi corazón vigila.
Es como si entrara en contacto en medio del sueño
y del silencio de la noche con tu corazón,
como si mi corazón le hablara al tuyo.
A veces siento como si mi cuerpo volara a través del espacio infinito
y se elevara hacia donde Tú estás.
Siento que en esas largas noches soy yo quien cuida de ti.
¡Lo sé! Tal vez para muchos parezca loca y absurda, pero te siento.
Sencillamente sé que estás en alguna parte de este mundo.
Y mientras llega ese momento, mi corazón te espera.