Mateo 16: 13-20
No debemos evaluar una iglesia verdadera por lo grande que es, por lo bien que toca su grupo de alabanza en la adoración, o por lo grandes que son los programas de los niños, etc. Deberemos medirla por lo bien que se predica y enseña la Palabra de Dios, por el crecimiento de los creyentes en santidad delante de Jesús, si están haciendo discípulos, y cuánto honran al Señor Dios a través de la persona de Cristo.
La Iglesia no existe por casualidad. Dios la instituyó para que comunicaran el mensaje del evangelio a toda criatura. Hoy desgraciadamente las iglesias ha tomado otro rumbo.

¿Cuáles son las señales de una iglesia verdadera?
- Se enfoca en la obra de Cristo en la cruz:
1ª Corintios 1:23: “pero nosotros predicamos al Mesías crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los gentiles, necedad”.
La obra redentora de Cristo se consumó en la Cruz, donde Jesús venció a la muerte y al pecado para danos vida. La cruz es un símbolo de sacrificio, pero también de victoria.
Lo que para muchos es locura para nosotros es el regalo de alguien que ocupó nuestro lugar. La cruz no es un amuleto o piedra de tropiezo para el hombre. Es un puente para llevarnos a Dios.
- Enseña gracia y no legalismo
Romanos 6:14: “Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros, pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia”.
El evangelio nos trae libertad desatando las ligaduras del pecado para hacernos libres en Cristo. La iglesia verdadera disfruta de ese regalo que nos ha hecho libres en Cristo, que se llama Gracia.
La gracia no está basada en tradiciones humanas, la gracia es más bien el deseo soberano de Dios de salvarnos y apartarnos de todo aquello que impedía nuestra relación con Él.