lunes, 23 de diciembre de 2013

Acércate a la fuente - Ánimo en mensaje

En muchas ocasiones hemos hablado de la espera, la paciencia y la confianza, pero hay momentos en los que realmente necesitamos hacer algo, y si bien es cierto que hay cosas que no están en nuestras manos, hay muchas otras que sí y que requieren una disposición e interés en hacer que sucedan.
fuente
Dios puede hacer muchas cosas por ti, por ayudarte, pero depende mucho de tu actitud hacer que eso suceda. Estás pidiendo la ayuda de Dios, pero ¿estás haciendo lo que a ti te corresponde?
Dios siempre está interesado y dispuesto en ayudarnos, tiene un gran deseo por llevarnos a cumplir cada uno de nuestros sueños y metas más grandes, pero eso no quiere decir que no tengamos que hacer nada, sino más bien, que la medida de nuestro deseo o petición debe ir acompañada por la medida de nuestro esfuerzo y disposición, por hacer todo lo que esté en nuestras manos.

Atrapada - Devocional

Hace un tiempo encontré una historia acerca de un hombre que, trabajando en los muros de su casa, encontró un espacio hueco entre las paredes de madera. Al derribar las paredes se dio cuenta de que allí había una lagartija inmóvil, porque un clavo, desde fuera, había atravesado una de sus patitas y la había hecho permanecer fija en la pared.
Helping Hands isolated on whiteViendo esto, el hombre sintió piedad y curiosidad al mismo tiempo. Cuando de nuevo observó el clavo, se dio cuenta de que había sido clavado hacía mucho tiempo, lo que hizo que rebuscara, internamente, explicaciones sobre cómo la lagartija había sobrevivido en esa posición.
Mientras la observaba, sin saber de dónde, apareció otra lagartija con alimento en su boca.
El hombre quedó aturdido y emocionado al mismo tiempo. ¡Otra lagartija la había estado alimentando durante días, semanas o meses; durante todo el tiempo que había permanecido clavada en la pared!
La pequeña lagartija atrapada fue alimentada por la otra, incansablemente, sin perder la esperanza en su compañera. ¡Esto era Amor!

Elegir es más que elegir - Devocional

No te apresures en tu espíritu”
(Eclesiastés 7:9a).
En casa suelo jugar con mis hijas al juego de encontrar el objeto. Tomo algo pequeño, un dado, una canica, u otra cosa que quepa fácilmente dentro de una mano, sin que sea notorio que está allí. Cruzo detrás de mi espalda las manos y paso el objeto de una mano a la otra, o finjo que lo hago. Luego, imitando a un prestidigitador experto, extiendo hacia adelante ambas manos cerradas, con los nudillos hacia arriba. Mis hijas tienen que elegir en qué mano está el objeto. Si aciertan ganan, si equivocan la mano, pierden. Tienen un cincuenta por ciento de fracasar y otro tanto de alcanzar el objetivo. Aunque es un juego divertido e inofensivo, a veces el aire se puede cortar del nerviosismo. Las reacciones en el proceso de elegir suelen ser diversas, desde la euforia hasta la interminable vacilación para decidir. Elegir puede ser muy duro, inclusive en un juego de familia.
Pienso en estos episodios de ocio familiar que tenemos con frecuencia en casa, y hago con ellos un eufemismo de la cotidianidad, aunque ésta con menos risas y más frustración. Es cierto que el día a día no es tan imprevisto, y errático, como el juego de encontrar el objeto. En la mayoría de los casos tengo más pistas para elegir. No obstante, me preocupa no acertar, me obsesiona no estar a la altura. Afronto un problema mayor que la simple elección y no es otro que la actitud ante la misma. El miedo te puede paralizar para elegir, la ansiedad te puede hacer precipitado al elegir, la incredulidad te puede limitar al elegir, la envidia te puede hacer elegir aquello que no necesitas y así, cada actitud negativa te condiciona a una elección equivocada.
Pero he dejado de preocuparme demasiado por el final y he empezado a enfocarme más en el proceso. Mis actitudes deben ser tratadas con antelación si deseo una elección apropiada. Esa llamada recibida que deseaba sólo para mí ¿debo atenderla o no? Siempre será mi elección, pero debo elegir reaccionar bien, sea que responda o que no. Puedo no responder, pero a la vez quedarme enfadado conmigo mismo porque me han llamado del trabajo, aún en mi día de descanso. Ejercí mi libre albedrío, sí, pero el malestar se quedó allí como un huésped indeseable. Elegí y estoy satisfecho con mi elección, bien, pero incómodo con mi actitud. El caso es que no disfrutamos de nuestras decisiones cuando las acompañamos de malas actitudes.

Firme creencia - Devocional

“El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?”
Romanos 8:32 
Como hijos de Dios, es fundamental que esta Palabra se revele en nosotros y se establezca en nuestro corazón como una firme creencia. Dios es un Dios generoso, Él es nuestro Padre porque así lo decidió, y con amor nos dio todo a través de Jesús. Y Jesús pagó el precio del pecado para que nosotros no tuviéramos que hacerlo y pudiéramos, por medio de Él, volver al propósito original de Dios y a la comunión con Él, donde no hay falta de ningún bien, hay buena salud, vida abundante, paz, amor sobreabundante. En Él no nos falta absolutamente nada y es el deseo de nuestro Padre que esto lo vivamos aquí en la tierra y lo impartamos a los que nos rodean. Él nos eligió para extender su reino, para ser portadores de su Espíritu, manifestando su gloria y amor. Pero es importante que recibamos esto en nuestro espíritu, porque el conocimiento solamente no basta, es necesario que sea revelado. Sepa que a usted no le falta nada. Todo lo que pueda llegar a necesitar pídaselo al Padre, creyendo y lo tendrá. Pero pida conforme a Su voluntad. ¿Y cuál es Su voluntad? Está expresada en su Palabra. Es la vida abundante. Una vida establecida en bendición para ser de bendición.

¿Notaste mi ausencia? - Devocional

Esta es una historia que tal vez nos ayude a preocuparnos un poco más por quienes están en nuestro entorno. 
Luciana era una mujer que tenía varias alumnas a las que enseñaba sobre Cristo y su amor cada fin de semana. Un día notó que una de sus estudiantes, de nombre Sarita, se había ausentado ya tres clases y los padres de la niña no conocían de Dios. Entonces, pensó en ir a visitarla, pero tenía por delante una semana muy ocupada, por lo cual lo postergó para algún día de la semana siguiente. Pero durante esos días tuvo que atender a parientes que la visitaban, y así fue pasando el tiempo hasta que se dio cuenta que había descuidado a sus alumnas, y al ver que Sarita ya no asistía a clases, se decidió y fue a buscarla a su casa.
La mamá de su alumna abrió la puerta, y pregunto quién era. Luciana sólo dijo:- soy la maestra de Sarita, la que le da clases los fines de semana.
La mamá, con actitud de tristeza, le dijo: Así que es usted su maestra, mi hija la ha estado esperando durante todo este tiempo. Entonces la maestra con una gran sonrisa intentó pasar, pero la mamá la detuvo diciendo “Sarita tuvo un accidente, lleva un mes muy mal en el hospital, y a lo largo de todo este tiempo ella no paraba de creer que usted iría a verla“. La maestra fue a ver Sarita al Hospital y pudo orar con ella, darle su apoyo, pues tenía un diagnostico muy grave. Las oraciones y el apoyo que ella pudo darle fueron muy importantes para que la niña tuviera más fuerzas y fe en Dios, logrando salir de aquel estado.