jueves, 7 de enero de 2016

De Gloria En Gloria

Somos transformados de Gloria en Gloria en La Misma Imagen.

¿Cómo puede el conocimiento de la gloria de Dios impactar nuestra vida?

La gloria de Dios es definitivamente, una experiencia en la vida del creyente. ¿Esto qué significa? ¿Cómo puede el conocimiento de la gloria de Dios impactar nuestra vida? Leemos en Éxodo que Dios habló cara a cara con Moisés. También podemos leer en 2 de Corintios 3:18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. Somos llamados a cambiar de gloria en gloria. Debemos cambiar progresivamente.
La Biblia dice que el Padre habita con una luz inaccesible, que Él es la luz y en Él no hay sombra de duda. La Biblia dice que Jesús vino como Dios, en cuerpo humano, derramó su sangre, nos cubre con su sangre, nos redime, nos da acceso a la presencia de Dios, y que Jesús es exactamente, la representación de Dios el Padre. “El que me ha visto, ha visto al Padre”, dice Jesús. Al observar la gloriosa vida de Jesús, llegamos a conocer al Padre. Al observar al Señor a cara descubierta, somos transformados. Esto es paralelo a toda la idea de la adoración, pues a medida que nos comunicamos con Dios empezamos a tener confraternidad con Él. Cuando disminuimos un poco la velocidad en las tempestades de la vida, y nos detenemos a observar quien es Él, Su presencia nos transformará y podremos andar de gloria en gloria.
En 2 de Corintios 4:6, Pablo continúa el contraste de lo natural con lo espiritual. En el versículo 6, “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciera la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, ¿para qué? Para la iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”.
Jesús ha abierto la vía para que podamos ver su rostro. La sangre de Cristo ha rasgado el velo, e igual que el rostro de Moisés resplandeció, así puede haber manifestaciones de Su luz en nuestras vidas.

La luz del mundo

Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más. Juan 8:11
Luz soy del mundo. Juan 9:5
Cierto día, unos fariseos y escribas llevaron a Jesús una mujer sorprendida en adulterio (Juan 8:2-11). Dios había dado una ley a su pueblo Israel, y esta ley condenaba formalmente a una mujer así. Era, pues, imposible que Jesús contradijese la ley. Entonces, ¿qué iba a decir Jesús, el Verbo, la Palabra que se había encarnado? (Juan 1:14).
El momento era crítico: El Hijo de Dios estaba en medio de esos hombres que desobedecieron la ley en un punto u otro (Santiago 2:10). Lo que querían era poner a Jesús en contradicción con los mandamientos divinos para poder desacreditarlo.
Pero una frase del Señor bastó para arreglar el problema: “El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella” (Juan 8:7). Entonces, como un poderoso proyector, el haz de la luz divina alcanzó las conciencias. ¿Cómo resistir a Aquel que lee en los corazones como en un libro abierto? En un instante la situación cambió: los acusadores pasaron a ser los acusados; salieron uno a uno, empezando por los más viejos hasta el último…
En vez de dejar que la luz penetrara en su interior nocturno, prefirieron permanecer en la oscuridad, “porque sus obras eran malas” (Juan 3:19). Siguieron siendo ciegos guías de ciegos, perdidos, conduciendo a los demás a la perdición.
Y la mujer se quedó sola, con su pecado al descubierto ante el único Justo, quien no vino para juzgar, sino para salvar, y abrió ante ella el camino de la vida.
“Vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia” (Romanos 11:30).

¿Qué significa que Dios es amor?

¿Qué significa que Dios es amor? Primero veamos cómo la Biblia, la Palabra de Dios, describe “el amor”, y después veremos algunos ejemplos que se aplican a Dios. “El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no es indecoroso, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor nunca deja de ser.” (1 Corintios 13:4-8ª)

Esta es la descripción que Dios hace del amor. Así es Dios, y los cristianos tienen que hacer de éste su meta. La expresión más grande del amor de Dios nos es comunicada en Juan 3:16 y Romanos 5:8 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” Podemos ver por estos versos, que el deseo más grande de Dios es que nos unamos con Él en Su hogar eterno, el cielo. Y Él hizo posible este camino pagando el precio por nuestros pecados. Él nos ama, porque así lo decidió como un acto de Su voluntad. “Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión.” (Oseas 11:8b). El amor perdona. “Si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” (1 Juan 1:9)

Una Puerta Abierta a tu Meta

Edwin C. Barnes tenía el deseo ardiente de convertirse en un asociado en negocios con el gran inventor Thomas A. Edison. No quería trabajar para Edison, quería trabajar con él.
Como paso previo para convertir su sueño en realidad, Barnes solicitó trabajo en el laboratorio de Edison en Nueva Jersey. Lo contrataron como empleado de oficina y le pagaban el sueldo mínimo, algo que estaba muy poco contemplado en esa sociedad.
Los meses pasaron sin ningún cambio en su condición ni en su relación con Edison. La mayoría de la gente se habría rendido, sintiendo que su trabajo no la llevaba a ningún lado.  Barnes, sin embargo, permaneció firme. Llegó a percatarse por completo del ambiente de la oficina y del trabajo de cada persona, y buscó maneras de lograr que el trabajo de cada uno fuera más placentero y eficiente. Pero sobre todo, siguió estando dispuesto y optimista. Entendió que todo lo que hacía era una preparación para el momento en que llegara a ser socio de Edison en una esa empresa o en una nueva.
Llegó el día en que Edison presentó a su personal de ventas su invención del dictáfono "Edison". No creían que se vendería, sin embargo, Barnes vio en esta máquina de apariencia extraña, su gran oportunidad. Se dirigió a Edison anunciándole que le gustaría vender el dictáfono. Puesto que nadie más demostró entusiasmo alguno por él, Edison le dio la oportunidad al joven. Le concedió un contrato exclusivo para distribuir y promocionar la máquina de oficina por los Estados Unidos. Edwin Barnes tuvo éxito en alcanzar su meta de trabajar con el gran inventor, y al mismo tiempo logró su meta de tener éxito en los negocios.