lunes, 19 de noviembre de 2012

Un Dios que cumple su Palabra - Devocional, reflexión - vídeo


Una de las cosas que tenemos segura en la vida es el cumplimiento de las promesas y palabras que Dios nos da, y es que cuando Él ha tenido a bien hablarnos o darnos alguna promesa, es imposible que algo o alguien lo cambie; nada puede interponerse ante una palabra suya, nada influye, nada estorba. Si Él lo dice, es un hecho.
A veces, al pasar por momentos de confusión, comenzamos a dudar sobre lo que Dios ha prometido; al ver lo complicado que es lo que estamos viviendo comenzamos a desesperarnos y a angustiarnos como si pareciera que olvidáramos las grandes cosas que Dios puede hacer; nos sucede como a Pedro cuando, a pesar de haber visto los milagros de Jesús y saber de ellos, tuvo miedo y comenzó a hundirse en las aguas…” Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?” Mateo 14:30,31, Pedro sabía y conocía el poder de Dios, nadie se lo había contado, él mismo lo había visto ya en los lugares donde Jesús había hecho milagros, pero cuando lo único que necesitaba era caminar confiado hacia Jesús, el agua, el viento y las circunstancias le hicieron dudar y le terminaron hundiendo.
En ocasiones, también a nosotros nos pasa algo similar. A pesar de saber y conocer que el poder de Dios no tiene límites, vemos las circunstancias y dudamos de si saldremos de ellas, nuestra vida comienza a tambalearse, sentimos que nos hundimos y suplicamos la ayuda de Dios, olvidamos que tenemos un Dios que nunca ha faltado a su palabra y que sigue siendo el mismo de aquellos tiempos.
Independientemente de tu situación actual, Dios sabe de ella perfectamente, y seguramente ha hablado a tu vida antes, pero hoy por causa de todo lo que ves alrededor lo has olvidado o has dudado en si realmente esas palabras de seguridad se cumplirán, pero mira aquí la respuesta a tus dudas en esta afirmación:  Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come,  así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. (Isaías 55:10,11)
Dios nunca se olvida de lo que promete, puede ser que las circunstancias presentes digan lo contrario pero el tiempo está en manos de Dios, la última palabra la tiene Él; solamente Él sabe cómo, y en qué momento, hará para que se cumplan todas y cada una de las palabras que ha hablado a tu vida, y sin lugar a dudas será en el momento perfecto, ni antes ni después, sino en el tiempo y forma que Él tiene establecido hacerlo.
No te compliques la vida tratando de entender o analizando la situación y todo lo que ves alrededor, no hace falta que entiendas cada una de las cosas que suceden e influyen en tu problema, lo único que te corresponde a ti es caminar hacia la meta, hacia lo que Dios ha hablado a tu vida, sólo necesitas creer y dar ese paso de fe que te haga caminar sobre las aguas sin hundirte.
Dios no te ha llamado para abandonarte en medio del camino, nunca te dejaría abandonado a tu suerte, Él no habla para después arrepentirse o cambiar de opinión,“Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?“ Números 23:19
Cada una de las palabras y promesas de Dios sobre nuestra vida a su tiempo serán cumplidas; en ocasiones desearíamos verlas de inmediato. Es tanta nuestra necesidad, que sentimos que no podemos esperar más, pero algo tenemos que comprender: todo es al tiempo de Dios, y el tiempo de Dios es PERFECTO; solo Él sabe cuál es el momento justo donde sus promesas serán una bendición completa para nuestra vida.

No te desanimes por ver que pasa el tiempo y no se cumple lo que Dios te ha dicho, antes bien prepárate, estate atento a lo que Dios, sin lugar a dudas, está preparando para ti, tienes que confiar y caminar seguro. Sea como sea hoy el panorama, Dios no se ha olvidado de ti, porque Él es un Dios que cumple su palabra.


El dolor de pecar - Reflexión, devocional

Es una realidad que todos tenemos luchas diarias, partes de nuestra vida a las que dedicamos tiempo al luchar tratando de cambiar pero, en muchos casos, no hemos avanzado mucho.
Si realmente eres nacido de nuevo, sientes un dolor muy profundo al fallar continuamente en las mismas áreas, te sientes mal, posiblemente lloras muchas veces al ver que no puedes sostener tu palabra de no volverlo a hacer.
Para aquellos que un día conocimos al Señor y tuvimos un encuentro real con Él, no es una sensación bonita la que se siente al fallarle a Dios. De hecho, cuando le fallamos sentimos como que todo se nos viene abajo, como si Dios ya estuviera cansado de nosotros o como si nunca fuésemos a cambiar.
¿Te ha pasado? ¿Has experimentado esa sensación de saber que no tienes que hacer eso, pero a pesar de ello lo haces y luego te sientes muy mal contigo mismo?. La mayoría de nosotros sabemos muy bien que no tenemos que actuar de ciertas maneras; puede que en ocasiones, mientras estás llevando a cabo tu fallo, sientes que no debes hacerlo, y sin embargo no puedes parar a pesar de que sabes que después te sentirás mal.
Si alguien no se identifica con situaciones como estas o parecidas, es porque quizá no es de este planeta pero, para los demás humanos, TODOS hemos sentido esa horrible sensación de saber que le fallamos a Dios a pesar de que sabíamos muy bien que no teníamos que hacerlo.
¿Sabes una cosa?: ese dolor que te causa fallarle a Dios es una muy buena señal de que todavía hay oportunidad para ti. Ese mal sabor de boca que se te queda al fallarle, habla de que el Espíritu Santo de Dios está en tu vida reprendiéndote todavía. Sería un gran problema que fallaras y no sintieras el mínimo dolor por hacerlo, esa sería una señal de que estás a punto de morir espiritualmente, pero si sientes dolor por hacerlo, entonces tienes que tener la seguridad de que hay una nueva oportunidad para ti.
Sentir dolor por pecar o fallarle a Dios nos indica que tenemos conciencia real del error que cometemos y que nuestro corazón y nuestro espíritu no desearía hacer eso, pero que lamentablemente nos dejamos dominar por nuestros deseos carnales y pecaminosos.
Ahora bien, es necesario detectar qué es lo que está pasando, por qué estás cayendo fácilmente en ese error. Seguro de que en la mayoría de los casos es porque estamos descuidando nuestra vida espiritual, seguro estás orando menos, seguro que hasta dejaste de leer la Biblia; quizá no te estás congregando o no estás teniendo contacto con personas que espiritualmente te pueden ayudar, sino que estás haciendo todo lo contrario y teniendo comunicación constante con personas que lo menos que te enseñarán es a ser agradable a Dios.
¿Por qué no comenzamos de nuevo? Sí, si sientes dolor al pecar, si sientes dolor al fallarle a Dios es porque HAY OTRA OPORTUNIDAD PARA TI, ¿Qué es lo que tienes que hacer?: sólo recuerda los episodios de tu vida en los que te sentiste plenamente feliz, seguro que fueron aquellos en los que estabas muy cerca de Dios y que, al estar cerca de Él, en tu mente no cabía otro pensamiento que no fuese agradarle.
En ocasines, al ver el deterioro de nuestro estado espiritual, se nos olvida que no estuvimos así todo el tiempo, que hubo momentos en los que dimos todo de nosotros y que nos sentimos plenamente gozosos, que hubo tiempos en los que espiritualmente avanzamos mucho, quizá porque dispusimos nuestro corazón para ello o quizá porque renunciamos con determinación a aquello que era nuestra perdición.
Vuelve, entonces, a esos momentos, haz lo mismo que en esos momentos de felicidad plena hacías, comienza a orar nuevamente, comienza a leer la Biblia otra vez, a congregarte más seguido, sírvele al Señor, sé humilde, que tus oídos se vuelvan tan humildes que, no importando a quien escuches predicar la Palabra, puedas aprender algo que te ayude en tu vida.
Quita de tu vida todo orgullo que no te deja prosperar y que te está arruinando, no te creas que lo sabes todo o que nadie te puede enseñar nada nuevo que no sepas, mejor aprende como un niño, como si fuera la primera vez que estás aprendiendo de Dios, porque si sigues creyendo que lo sabes todo, realmente no sabrás nada; porque la sabiduría de una persona no se detrmina por toda la teoría que sabe, sino por su forma de poner en práctica su conocimiento y vivirlo.

“Pónganse mi yugo. Déjenme enseñarles, porque yo soy humilde y tierno de corazón, y encontrarán descanso para el alma.” 

Mateo 11:29 (Nueva Traducción Viviente)
La única forma efectiva para comenzar de nuevo y triunfar en la vida espiritual, es ser humilde en reconocer dónde estamos fallando y tener la suficiente determinación para decidir salir de ese lodo en el que hemos caído. Entonces, Dios te dará la fuerza que necesitas para salir adelante de cualquier situación, pues tu humildad y determinación son la llave que abrirá la bendición de Dios sobre tu vida.

¡ADELANTE, TÚ PUEDES PORQUE DIOS ESTÁ CONTIGO!

“Dios está obrando entre ustedes. Él despierta en ustedes el deseo de hacer lo que a él le agrada y les da el poder para hacerlo.” 

Filipenses 2:13 (Palabra de Dios para Todos)

Te Necesito más - Reflexiones con vídeo

Te necesito más que al sol,
te necesito más que mi respiración,
te necesito más que al aire,
más que al pan de cada día,
y sin ti se acabarían mis deseos de vivir,
no tendría razones para sonreír,
te necesito,
sólo tu amor es suficiente para mí.
Te amo, mi Señor.

El siervo de Dios - Liderazgo - vídeo

Una preocupación creciente en nuestras iglesias es la crisis de liderazgo. Pastores, líderes y ancianos están incurriendo cada vez más veces en faltas morales.  Es un tema que nos avergüenza como hijos de Dios y por lo cual no desearíamos hablar de él. Lo importante es que las medidas que cada iglesia o la mayoría de ellas han efectuado para contrarrestar esta situación, no han dado los resultados esperados, pues la problemática no disminuye sino que aumenta. Parece que como cristianos no hemos dado con la clave. ¿Cuál es el problema de fondo? Parece que es un fenómeno muy complejo; pero expongamos brevemente algunas reflexiones, que pueden servirnos para la compresión de esta situación y mejorar nuestro liderazgo.
La secularización es un movimiento que está entrando en la iglesia en todas sus áreas, pero en especial afecta a los líderes. La presión de una sociedad pragmática, que quiere ver a los siervos de Dios como reyes, empresarios, ejecutivos, gerentes, señores de la congregación, al parecer es una de las causas. Falta humildad. La iglesia ha dejado de ser comunidad y ha pasado a convertirse en una empresa. Los organigramas reflejan esta realidad; los planes y proyectos también. Pocas iglesias se escapan a este movimiento sutil que de por sí trae muy buenos resultados numéricos, pero poca convicción. A esto se agrega la comprensión equivocada que nos ha dejado la tradición de lo que es un siervo de Dios; quizá sin darnos cuenta y con buena intención, pues en nuestras Biblias, especialmente en el Nuevo Testamento, aparece la palabra "diakonos" traducida como ministro. Este término no se corresponde con el significado original. Dice ( I Tim 4:6) “Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido”. Aquí la palabra que es interpretada erróneamente es ministro, y se interpreta como diácono. Este término originalmente significa siervo/sirviente. Es especial, como Pablo se autopresenta (1Cor 3:5) “¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Servidores por medio de los cuales habéis creído; y eso según lo que a cada uno concedió el Señor”. Pablo y Timoteo se presentan como esclavos (Fil 1:1) y como ya vimos, no como diáconos. Estos grandes hombres de Dios no estaban por encima del rebaño, se concebían a sí mismos como esclavos de Cristo al servicio de la iglesia. Psicológicamente es un cambio abismal.
Jesús dijo a sus discípulos cuando discutían por quien se sentaría a la derecha y a la izquierda cuando estuvieran en su gloria. (Mar 10:37,44) “Mas Jesús, llamándolos, les dijo: Sabéis que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre vosotros,  Sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor (diakonos). Jesús mismo es el modelo y ejemplo a seguir. No es Moisés, no es Abraham ni los profetas; el modelo de nuestro liderazgo es Jesús y por lo tanto debemos seguir su ejemplo (Fil 2:7)  “Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy". "Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros.” (Juan 13:14)
D. Bonhoeffer habla de la edad adulta del mundo, cuya historia es bien distinta de la historia de Dios. Se entiende por secularización el movimiento ideológico que se opone a todo lo que es Bíblico. La nueva concepción mental de lo que es la Iglesia y nuestro servicio en ella está más influenciado por la filosofía de este mundo que por la Palabra de Dios. Ni la iglesia del Señor es una empresa, ni sus siervos ejecutivos. Somos esclavos de Cristo y sirvientes de su pueblo.

Disfrutar de la vida - Reflexiones - Ser Feliz

Disfrutar de la vida


Un hombre rico y emprendedor se horrorizó cuando vio a un pescador recostado tranquilamente junto a su barca, contemplando el mar y fumando apaciblemente su pipa después de haber vendido el pescado.
-¿Por qué no has salido a pescar de nuevo?, le preguntó el hombre emprendedor.
-Porque ya he pescado bastante por hoy, respondió el apacible pescador.
-¿Por qué no pescas más de lo que necesitas?, -insistió el industrial.
-¿Y qué iba a hacer con ello? -preguntó a su vez el pescador.
-Ganarías más dinero. Podrías poner un motor nuevo que haría más potente tu barca. Y podrías ir a aguas más profundas y pescar más peces. Ganarías lo suficiente para comprarte unas redes de nylon con las que sacarías más peces y ganarías más dinero. Pronto ganarías para tener dos barcas.Y hasta una verdadera flota. Entonces serías rico y poderoso como yo.
-¿Y que haría entonces? -preguntó de nuevo el pescador.
-Podrías sentarte y disfrutar de la vida, -respondió el hombre emprendedor.
-¿Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento? -respondió sonriendo el apacible pescador. 
¡Eso es precisamente lo que hago!
Contentarse con la vida que Dios nos ha concedido es disfrutar de la mayor de las riquezas.
I Timoteo 6:6
Un hombre, en efecto, es un medio de gran ganancia cuando va acompañada de contentamiento.
Ser Feliz
Se cuenta una fábula acerca de un joven huérfano que no tenía familia ni nadie que le amase. Sintiéndose triste y solitario, caminaba un día por un prado cuando vio una pequeña mariposa atrapada en un arbusto espinoso.
Cuanto más pugnaba la mariposa por liberarse, más profundamente se le clavaban la espinas en su frágil cuerpo. El muchacho liberó con cuidado a la mariposa, pero ella, en lugar de irse volando, se transformó ante sus ojos en un ángel.
El muchacho se frotó los ojos sin poder creerlo mientras el ángel decía:
- Por tu maravillosa bondad, haré lo que me pidas.
El muchachito pensó por un momento y luego dijo:
- Quiero ser feliz.
- Muy bien –le respondió el ángel y luego se inclinó hacia él, le susurró al oído y
desapareció.
Al crecer el pequeño, no hubo nadie en el país más feliz que él. Cuando la gente le pedía que les dijese el secreto de su felicidad, solamente sonreía y decía: “Escuché a un ángel cuando era niño”.
En su lecho de muerte, sus vecinos se reunieron a su alrededor y le pidieron que divulgase el secreto de su felicidad antes de morir. Finalmente, el anciano les dijo: “El ángel me dijo que cualquiera, sin importar lo seguro que pareciese, fuese joven o viejo, rico o pobre, me necesitaría”.
Con frecuencia amamos las cosas y usamos a las personas, cuando en realidad deberíamos usar las cosas y amar a las personas.
Romanos 12:10
Sed afectuosos unos con otros con amor fraternal; con honra, daos preferencia unos a otros.