sábado, 25 de enero de 2014

Las 4 leyes espirituales

Por su trascendencia e importancia, me permito, con su connivencia, repetir esta publicación, siempre para la gloria de Dios.
"Así como hay leyes que rigen el Universo, también hay leyes espirituales que rigen nuestra relación con Dios."

1. PRIMERA LEY

Dios te AMA, y tiene un PLAN MARAVILLOSO para tu vida.


El amor de Dios
"Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo aquel que en El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." (Juan 3:16)

El propósito de Dios
(Cristo afirma) "Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia" (Una vida completa y con propósito). (Juan 10:10)
¿Por qué la mayoría de personas no experimentan la vida en abundancia?

2. Porque
SEGUNDA LEY

El hombre es PECADOR y esta SEPARADO de Dios; por lo tanto no puede conocer ni experimentar el amor y el plan de Dios para su vida.


El hombre es pecador 
"Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios." (Romanos 3:23)
El hombre fue creado para tener una relación perfecta con Dios, pero debido a su egocentrismo y desobediencia, escogió su propio camino y la relación con Dios se interrumpió. Esta acto de voluntad propia que se manifiesta por una actitud de rebelión activa o indiferencia pasiva, es una evidencia de lo que la Biblia llama pecado.

Está separado
"Porque la paga del pecado es muerte" [separación espiritual de Dios] (Romanos 6:23)
cast1
Dios es santo y el hombre pecador. Un gran abismo les separa. El hombre trata continuamente de encontrar a Dios y la vida abundante mediante su propio esfuerzo,"no haciendo mal a nadie", con una vida recta, con filosofías, etc. pero todas sus tentativas son en vano.
La Tercera Ley nos da la única solución a este problema.....

3. TERCERA LEY

Jesucristo es la ÚNICA provisión de Dios para el pecador. Sólo en Él, puedes conocer el amor y el propósito de Dios para tu vida.


Él murió en nuestro lugar 
"Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros" (Romanos 5:8).

Él resucitó 
"Cristo murió por nuestros pecados... Fue sepultado..., Resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;... Y apareció a Cefas... Y después a los doce... Después apareció a más de quinientos." (1a Corintios 15:3-6).

Él es el único camino 
"Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí" (Juan 14:6).
cast2
Dios ha salvado el abismo que nos mantenia separados de Él, al enviar a Su Hijo, Jesucristo, para que muriera en la cruz en nuestro lugar.
No es suficiente conocer estas tres leyes.

4.CUARTA LEY

Debemos RECIBIR a Jesucristo como Señor y Salvador mediante una invitación personal; entonces podremos conocer y experimentar el amor y propósito de Dios para nuestras vidas.


Debemos Recibir a Cristo
"Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios." (Juan 1:12)

Recibimos a Cristo Por Fe
"Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe." (Efesios 2:8-9)

Recibimos a Cristo mediante una invitación personal:
(Cristo afirma) "He aquí yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré en él" (Apocalipsis 3:20). El recibir a Cristo implica volvernos a Dios (arrepentimiento) confiando que Cristo viene a nuestros vidas, perdona nuestros pecados y hace de nosotros la persona que quiere que seamos. No es suficiente dar un asentimiento intelectual a sus pretensiones ni además tener una experiencia emocional.
cast3
¿Cuál de estos dos círculos representa tu vida?
¿Cuál te gustaría que representara tu vida?
¿Tienes alguna razón por la cual no deseas recibir a Cristo ahora?

Su propio pecado les condena

Cuánto quisiera poder describir lo que siente mi corazón cuando reconozco lo indigno que soy delante de Dios, no sólo por mis pecados sino por el pecado manifiesto en aquellos que se encuentran a mi alrededor. Es como si el mundo me estuviera recordando constantemente lo inmerecido que soy de recibir la misericordia de Dios, quien por medio de Jesucristo borra cada una de mis transgresiones y aparta de mí la condenación, lo único que verdaderamente merecemos de Él. Pero me asombra el amor de Dios; aún no puedo explicar cómo nos tiene tanta compasión después de que continuamente le fallamos.
¡Cuánta maldad, cuánta perversidad, cuánta suciedad hay en el corazón del hombre; cuánta vanagloria y jactancia, cuánta mentira y engaño, cuánta hipocresía! Y lo más indignante es la capacidad de convencimiento que poseemos, al creer que se puede burlar a Aquel que todo lo ve y todo lo sabe. ¿Cuándo vamos a entender que de Dios nadie puede burlarse? No se engañen ustedes mismos, porque de Dios no se burla nadie. Uno cosecha lo que siembra. Gálatas 6:7 (Palabra de Dios para Todos).
¡Dios Santo, qué duro está el corazón de la humanidad! Tan duro que le es fácil odiar, murmurar, robar, matar,... rechazarte y negarte. Tan duro es su corazón, que no te tiene temor.
Tranquilamente se mofa de sus pecados ignorando la gran necesidad que tiene de Tu perdón y de Tu misericordia, Señor. Fácilmente te traiciona y te da la espalda, desconociendo el destino final que inevitablemente tendrá. ¡Cuánta ignorancia existe acerca de tu justicia, Dios!
Bien lo dice tu palabra: No hay ni un solo justo, ni siquiera uno. Nadie es realmente sabio, nadie busca a Dios. Todos se desviaron, todos se volvieron inútiles. No hay ni uno que haga lo bueno, ni uno sólo. Lo que hablan es repugnante, como el olor que sale de una tumba abierta. Su lengua está llena de mentiras. Veneno de serpientes gotea de sus labios. Su boca está llena de maldición y amargura. Se apresuran a matar. Siempre hay sufrimiento y destrucción en sus caminos. No saben dónde encontrar paz. No tienen temor de Dios en absoluto. Romanos 3:10-18 (Nueva Traducción Viviente).
Lo irónico, Señor, es que muchos creen que por decir que creen en Ti, ya son buenos; otros creen que por hablar de Ti, lo son; y otros se creen dignos de Ti porque reciben tu gracia. Pero su corazón perverso, pecador y lleno de maldad es el que testifica en contra suya. Su propio pecado les condena.

¿Perdona Dios grandes pecados? ¿Perdonará Dios a un asesino? - Preguntas y respuestas bíblicas

Mucha gente comete el error de creer que Dios perdona sólo “pequeños” pecados, como mentir, enojarse, tener pensamientos impuros,... pero no perdona “grandes” pecados, como el asesinato y el adulterio. Esto no es verdad. No hay pecado que sea tan grande que Dios no pueda perdonar. Cuando Jesús murió en la cruz, Él murió para pagar el castigo por todos los pecados de todo el mundo (1 Juan 2:2)

Cuando una persona pone su fe en Jesucristo para salvación, todos sus pecados le son perdonados. Eso incluye el pasado, presente, y futuro, - grandes y pequeños. Jesús murió para pagar el castigo por todos nuestros pecados, y una vez que éstos son perdonados son perdonados para siempre, (Colosenses 1:14; Hechos 10:43).

Todos somos culpables de pecar (Romanos 3:23) y merecemos el castigo eterno (Romanos 6:23). Pero Jesús murió por nosotros para pagar nuestro castigo (Romanos 5:8), y cualquiera que cree en Jesucristo para salvación es perdonado, no importando los pecados que haya cometido (Juan 3:16). Ahora bien, es muy probable que un asesino o adúltero deba soportar otras graves consecuencias (legales, personales, etc.) derivadas de sus malas acciones, muchas más que alguien que fue “sólo” un mentiroso. Aún así, los pecados de un asesino o un adúltero son total y permanentemente perdonados en el momento en que él o ella cree y pone su fe en Cristo.

¿Rendirse?…¡Jamás! - Crecimiento personal-espiritual

“Pues os es necesaria la paciencia, para que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa” (Hebreos 10:36).
Los líderes efectivos realizan tareas aparentemente imposibles porque nunca se rinden, nunca se desmoronan. A pesar de la creciente crítica que soporten, la oposición intensa y aplastantes obstáculos, perseveran con firme determinación; se niegan a tirar la toalla.
A menudo lo más fácil sería abandonar la lucha y simplemente... rendirse. Olvidarse de los sueños y regresar a la comodidad y conveniencia de la mediocridad. Ceder ante las palabras de los críticos, claudicar ante la oposición y dejarse dominar por los obstáculos… meter el rabo entre las patas y huir.
Pero hay un gran poder personalizado en la perseverancia. La carrera no siempre es ganada por el más rápido, ni el partido por el más fuerte, sino por aquel que continúa avanzando, rehusándose a rendirse. Consideremos el timbre, el sello postal: su utilidad consiste en su habilidad de pegarse a un sobre hasta que llegue a su destino. Igual que el corredor de coches, Rick Mears, que dijo: “Para acabar primero, primero tenemos que acabar”. Siempre es demasiado pronto para rendirnos. 
Símiles aparte, una de las herramientas más poderosas y destructivas que Satanás tiene en su arsenal es el desánimo, la sutil pero peligrosa inclinación a rendirnos, a abandonar diciéndonos a nosotros mismos: “¿Valdrá la pena aquello?” Cuando seamos tentados a rendirnos, resistamos. Necesitamos perseverar en la batalla hasta que el día malo pase, debemos insistir frente a la tentación de abandonar, debemos pelear hasta el final hasta que finalice la guerra. Mientras no acabe la carrera, necesitamos seguir corriendo. Hasta que el muro sea construido, necesitamos seguir colocando ladrillos. Nunca nos rindamos, nunca. Las promesas de Dios siempre se cumplen al final.

Más que una ofrenda

Abel se hizo pastor de ovejas, mientras que Caín se dedicó a cultivar la tierra. Al llegar el tiempo de la cosecha, Caín presentó algunos de sus cultivos como ofrenda para el Señor. Abel también presentó una ofrenda: lo mejor de las primeras crías de los corderos de su rebaño…” Génesis 4:2b-4 NTV
Un pastor de ovejas se dedica a cuidar de ellas, a conducirlas por lugares donde hallen pastizales, y las protege también de las fieras. Su trabajo es fundamentalmente estar pendiente de ellas.
Red Heart on a hand being offeredUn agricultor en cambio, emplea su fuerza para preparar el terreno, cultivar y cosechar. Sin duda es una tarea que requiere más esfuerzo, especialmente cuando no se cuenta con la maquinaria agrícola apropiada.
Ambas labores requieren sacrificios pero también obtienen buenos frutos.
Caín y Abel, tuvieron las mismas oportunidades; aunque se dedicaron a diferentes tareas, seguro que trabajaron con esmero y obtuvieron su propia cosecha.
Ambos contaban con buenos frutos de su trabajo para ofrecérselos a Dios, sin embargo algo faltó en uno de ellos. ¿De qué carecía la ofrenda de Caín para que a Dios no le agradará? Dice la Biblia que Caín trajo del fruto de la tierra, pero Abel tomó de la primogenitura de sus ovejas, de lo más gordo. Abel escogió lo mejor de su rebaño para Dios.
No importó quién empleó más fuerza en su trabajo, sino quién supo dar a Dios lo mejor de lo que obtuvo.