-1.jpg)
El propósito de estas advertencias no es lo que alguna gente llamaría como “creencia fácil.” En otras palabras, el seguir a Jesús es más que decir que eres un cristiano. Cualquiera puede afirmar que Cristo es su Salvador, pero los que realmente son salvos producen fruto visible. Uno puede preguntar, “¿Qué se quiere decir por fruto?” El más claro ejemplo del fruto cristiano se encuentra en Gálatas 5:22-23, donde Pablo describe el fruto del Espíritu (Santo): amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, y templanza. Hay otros tipos de fruto cristiano (tales como la oración, el ganar almas para Cristo, etc.), pero esta lista nos provee con un buen resumen de actitudes cristianas. Los verdaderos creyentes manifestarán estas actitudes en sus vidas de manera creciente, mientras progresan en su caminar cristiano (2 Pedro 1:5-8).
Los verdaderos discípulos son estos que dan fruto, quienes tienen la garantía de eterna seguridad, y quienes serán preservados hasta el fin. Hay muchas Escrituras que señalan esto. Romanos 8:29-30 traza la “Cadena Dorada” de salvación, al señalar que aquellos que fueron conocidos desde antes por Dios, fueron predestinados, llamados, justificados, y glorificados; no hay ningún eslabón suelto a lo largo del camino. Filipenses 1:6 nos dice que la obra que Dios comenzó en nosotros, Él también la terminará. Efesios 1:13-14 enseña que Dios nos ha sellado con el Espíritu Santo como garantía de nuestra herencia hasta que la poseamos. Y Juan 10:29 afirma que nadie puede arrebatar las ovejas de Dios de Su mano. Hay muchas otras Escrituras que dicen lo mismo: los verdaderos creyentes están asegurados eternamente en su salvación.