Al leer este tema te preguntarás, ¿de qué estará hablando? Bueno, antes de nada, lee con detenimiento 1 Corintios 11:23-34. Ya sabes de qué estamos hablando.
Yo, como cristiano, predicador y maestro de la Palabra de Dios (a Él sea la gloria), tengo una gran preocupación. El verso 26 de esa porción bíblica dice: “Así, pues, todas la veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que Él venga.” Esto nos sugiere que sea el arrebatamiento de la iglesia, pues eso es lo que estamos esperando.
Yo, como cristiano, predicador y maestro de la Palabra de Dios (a Él sea la gloria), tengo una gran preocupación. El verso 26 de esa porción bíblica dice: “Así, pues, todas la veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que Él venga.” Esto nos sugiere que sea el arrebatamiento de la iglesia, pues eso es lo que estamos esperando.
La Cena del Señor es un rito de comunión que implica estar en la vida espiritual.
Es administrada con cierta frecuencia, enseñándonos que la vida espiritual debe ser nutrida. Puede ser definida como un rito distintivo de la adoración cristiana, instituido por el Señor Jesús en la víspera de su muerte expiatoria. Consiste en la participación religiosa del pan y del vino, que habiendo sido presentados al Padre en memoria del inagotable sacrificio de Cristo, se convierten, por medio de Gracia, en fuente de inspiración para aumentar la fe y la fidelidad hacia Él.”
Las características notables de esta ordenanza son:
a. Conmemoración. Toda vez que un grupo de creyentes se congrega a celebrar la Cena del Señor, recuerdan de forma especial la muerte expiatoria de Cristo que nos liberó del pecado.
b. Indicaciones. Expresa las dos verdades cardinales del evangelio. (1) La encarnación. “El verbo se hizo carne” (Juan. 1:14);…”descendió del cielo” (Juan. 6:33). (2) La expiación. El pan y el vino constituyen un cuadro de la muerte, la separación del cuerpo y la vida, la separación de la carne y la sangre. El pan de vida debe ser distribuido entre los que tienen hambre espiritual, y el vino vertido simboliza que su sangre, que es vida, debe ser derramada para limpiarnos y vivificar nuestras almas.
c. Inspiración. Los elementos, especialmente el vino, nos recuerdan que por fe podemos participar de la naturaleza de Cristo, podemos disfrutar de la comunión con Él. Al participar del pan y del vino de la comunión se nos recuerda y asegura que, por la fe, podemos recibir verdaderamente su espíritu y reflejar su carácter.
d. Seguridad. El nuevo pacto, instituido por Cristo, es un pacto de sangre. Dios ha aceptado la sangre de Cristo (Hebreos. 9:14-24), y por ende, se ha comprometido por el amor de Cristo, a perdonar y salvar a todos los que vienen a Él. La sangre de Cristo es la garantía divina de que será misericordioso y benigno con el penitente. Nuestra parte del contrato es creer en la muerte expiatoria de Cristo. (Romanos 3:25-26).
e. Responsabilidad. No podemos tomarla indignamente. (1 Corintios 11:20-34). El apóstol Pablo habla de la indignidad de las acciones. El apóstol nos advierte de no cometer acciones indignas o mantener una conducta también indigna al participar de los sacramentos.
De ahí la importancia de participar dignamente en la Cena del Señor.