Un hombre español andaba de turista en una ciudad de
Noruega. Debido a su trasfondo religioso, quiso ver la iglesia principal de la
ciudad.
Cuando estaban construyendo la iglesia, uno de los
hombres que trabajaba en la torre se resbaló y cayó desde arriba. Sus
compañeros le vieron caer y, horrorizados, corrieron hacia abajo al nivel de
la calle, esperando encontrarle muerto.
Pero ¡cuál no fue su sorpresa, y a la vez su gozo,
al encontrar a su compañero con vida!
¿Qué había sucedido? Un
rebaño de ovejas pasaba por la calle en el momento en que él caía, y el golpe
fue amortiguado por la manada. Un pequeño corderito recibió casi todo el peso
del hombre, y fue aplastado en el accidente. El cordero murió, pero el hombre
se salvó. En memoria del corderito, esculpieron su figura en el lugar exacto
donde el trabajador había caído.