domingo, 20 de abril de 2014

La Pascua – El Cordero de Dios

Un hombre español andaba de turista en una ciudad de Noruega. Debido a su trasfondo religioso, quiso ver la iglesia principal de la ciudad.
Mirando hacia la torre, se sorprendió al ver en lo alto la figura de un cordero. Al preguntar el por qué de esa escultura, le contaron la siguiente historia…

Cuando estaban construyendo la iglesia, uno de los hombres que trabajaba en la torre se resbaló y cayó desde arriba. Sus compañeros le vieron caer y, horrorizados, corrieron hacia abajo al nivel de la calle, esperando encontrarle muerto.
Pero ¡cuál no fue su sorpresa, y a la vez su gozo, al encontrar a su compañero con vida!
¿Qué había sucedido? Un rebaño de ovejas pasaba por la calle en el momento en que él caía, y el golpe fue amortiguado por la manada. Un pequeño corderito recibió casi todo el peso del hombre, y fue aplastado en el accidente. El cordero murió, pero el hombre se salvó. En memoria del corderito, esculpieron su figura en el lugar exacto donde el trabajador había caído.

¡Haz lo que tienes que hacer!


¡Ponte las pilas, espabílate, no pierdas más el tiempo!
Haz lo que tengas que hacer, no lo pospongas más.
¡El día es ya, el tiempo es ahora!
Es el momento de que despiertes y actúes porque las cosas no te vendrán fácilmente, tienes que luchar por conseguir lo que quieres.
Olvídate del miedo, no pienses en qué dirán los demás.
Se trata de que concretes tus sueños, de que desafíes la tempestad y sobrepases los obstáculos. El que se detiene o retrocede, no ganará la carrera.
¡Aprende a luchar, sé perseverante!
Quita del medio la piedra, actúa como el soldado que no pierde de vista el objetivo y no termina hasta cumplir con su misión.
No invalides tus sueños ni te menosprecies. Los grandes hombres y mujeres que lograron el éxito, siguieron el ideal que les indicaba su corazón.
Pero para ser victorioso, no te olvides nunca de Dios.
Él es la fuente de fortaleza e inspiración. Él es tu roca y tu salvación. Que tu suficiencia provenga de Él. Anímate de una vez y haz lo que tengas que hacer.

¡Vale la pena confiar en Él!

“Por eso os digo que todas las cosas por las que oréis y pidáis, creed que ya las habéis recibido, y os serán concedidas.” Marcos 11: 24
¿Quién no tiene alguna necesidad, ya sea a nivel personal, laboral o emocional? Dios está dispuesto a suplir nuestras carencias, sean espirituales o materiales. Pero nuestra parte en esto, es tener fe y tener siempre una actitud expectante, hacia lo que Dios nos tiene preparado para nuestro bien.
Presentar a Dios nuestras necesidades es una tarea que debemos realizar a diario, ya que constantemente pasamos por diferentes situaciones que nos llenan de ansiedad, temor o preocupación. Y podemos orar a Dios utilizando nuestras propias palabras. Simplemente se trata de hablar con Él, con la misma confianza que un hijo habla con su padre.
A Dios no le molesta tu petición, al contrario, esta actitud demostrará tu dependencia de Él. Como un niño pequeño, que le pide todo lo que necesita a sus padres: “mami, dame de comer”, “papi, ¿me ayudas con mis tareas?”,  “mami, no puedo dormir, ¿me cuentas una historia? Un hijo siempre pide ayuda a sus padres, porque tiene la plena seguridad de que correrán en su ayuda. Nosotros somos hijos de Dios, y nuestro Padre Todopoderoso nos dice: “pedid y se os dará”. Él quiere que le pidamos lo que necesitemos, pero para esto hay que orar.
Y así como un padre sabe que algunas cosas que su hijo pide, no son buenas o saludables, de igual forma Dios sabe lo que nos conviene y lo que nos haría daño.

El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el Señor mira el corazón

"Pero el Señor le dijo: '... Yo soy el Señor, y veo más allá de lo que el hombre ve. El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero yo miro el corazón."
1 Samuel 16:7.

Un día, mientras compraba en un supermercado, una persona me consideró un ladrón, mientras que otra pensó que era un héroe.
Cuando salía del edificio, un empleado dijo: Disculpe, señor. Hay muchos artículos en su carro que no están embolsados. Evidentemente, artículos no embolsados forma parte de una estrategia de quienes roban en las tiendas. Pero cuando vio que eran productos demasiado grandes para poner en las bolsas, se disculpó y me dejó seguir mi camino.
En el estacionamiento, una mujer miró de reojo mi gorro deportivo bordado en dorado y lo confundió con un sombrero militar. Entonces, exclamó: ¡Gracias por defender nuestro país!. Y después, se fue.
Tanto el empleado del supermercado como la mujer del estacionamiento, hicieron conclusiones apresuradas sobre mí. Es fácil formar opiniones basadas en las primeras impresiones.

La Voluntad de Dios

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:2.

La Voluntad de Dios¿Cómo sería tu vida si fuese sólo el cumplimiento de la voluntad de Dios? ¿Dónde estarías, si siempre hubieses cumplido la voluntad de Dios? La voluntad de Dios, para ti, es agradable y perfecta.
El apóstol Juan lo dice de otra manera: “Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”Prosperidad en todas las cosas, no sólo en la vida espiritual. Dios desea lo mejor de lo mejor para ti: esta es la voluntad “agradable y perfecta” del Señor. Pero, esto no se cumple en tu vida porque sí; existe una condición para el cumplimiento de esta promesa. Y la condición es: “No te conformes con la manera de pensar de las personas que viven en estos días, sino renuévate por el conocimiento de la Palabra de Dios”. El resultado es que comprobarás la buena voluntad de Dios para ti.

La palabra “comprobar”, en griego, es "dokimazo", que tiene la conno­tación de apropiarse de un concepto después de haberlo analizado. ¿Quieres saber cuál es la voluntad agradable y perfecta de Dios para tu vida? ¿Quieres que esa voluntad se haga una realidad en tu experiencia? Necesitas renovar­te; no puedes acomodarte a la manera de pensar de los seres humanos.

Oportunidad y Valentía


En algún sitio leí “la oportunidad siempre ha estado a la espera de las personas valientes”
La oportunidad es el momento ideal o propicio para algo, y los que son valientes se lanzan en busca de las oportunidades, que les permitirán alcanzar aquellas cosas que desean.
La valentía no es la ausencia del miedo, más bien es ir por encima de temores, superarlos y no dejar que te obstaculicen en lo que te has propuesto lograr.

Cuando tienes la ocasión, y con todo tu corazón crees que es el momento perfecto para hacerlo, atrévete, “porque el que no arriesga, no gana”.
Dios nos brinda oportunidades maravillosas, todos los días, de hacer muchas cosas. Amar, sentir, reír, trabajar, soñar, construir. Y no sólo de hacerlas, sino también de corregir errores que hayamos cometido antes. Porque nadie es lo suficientemente perfecto como para nunca cometer errores.
Por tal razón, cada día nos ofrece una nueva oportunidad para hacer algo. Pero está en nosotros, aprovecharlas y apreciarlas en su medida. Hay quien ve caer la lluvia y se lamenta, y hay quien ve caer la lluvia y piensa que es buen día para vender paraguas.
El modo en que vemos las cosas y las percibimos, muchas veces nos trae derrota o victoria. Puede que hoy sea un bellísimo día para que aproveches la oportunidad que está tocando a tu puerta. Y si es así, tienes que ser valiente y apresurarte a tomarla, antes de que otro la tome y tú la pierdas.