Aunque no se tiene ningún antecedente del origen de Egipto, muchos historiadores concuerdan en que comenzó con el establecimiento de algunas familias a orillas del río Nilo.
Se cree que en un tiempo muy lejano, todo lo que ahora es desierto era un lugar fértil, pero el cambio drástico en aquella tierra y en el clima, hizo que muchas personas migraran en distintas direcciones, y algunas llegaron a orillas del río para aprovechar sus aguas.
El oficio principal en aquellos tiempos era la agricultura y la crianza de ganado, que en un principio, sólo estaba destinada al aprovechamiento familiar. Pero con el tiempo, se fueron perfeccionando las técnicas de cultivo y ganadería, atrayendo a más personas para comprar alimentos, y la gran mayoría para solicitar trabajo.
Los egipcios observaron que había algunas semillas que crecían mejor con un riego mesurado pero constante, y otras tenían que estar inundadas de agua.
Las leyendas de los egipcios atribuían la técnica del sembrado del grano de arroz a un hombre que fue tomado como un loco, y fue sometido a torturas hasta morir debido a que cogía las semillas y las depositaba en el Nilo.
Sin duda, esa acción a simple vista, parecía un desperdicio, pero la semilla crecía tranquilamente estando todo el tiempo inundada de agua; y la marea, constante, empujando las semillas a la orilla evitaba que se perdieran, y cuando la marea bajaba dejaba extensiones inmensas de lodo, que guardaban en su interior granos de arroz que continuaban aprovechando la humedad.
Eclesiastés 11:1 dice: “Echa tu pan al agua; después de algún tiempo lo encontrarás.” Versión Dios Habla Hoy.