sábado, 20 de febrero de 2016

Almuerzo con Dios

Un niño pequeño quería conocer a Dios.
Sabía que tendría que hacer un largo viaje para llegar hasta donde vive, así que guardó en su maleta pastelillos de chocolate y refrescos…
Y empezó su andadura.
Cuando había caminado unas horas, se encontró con una mujer anciana. Estaba sentada en un banco del parque, sola, mirando en silencio.
Se sentó junto a ella y abrió su maleta.
Comenzó a beber uno de sus refrescos, cuando notó que la anciana le miraba, así que le ofreció uno de ellos. Ella, agradecida, lo aceptó y le sonrió. Su sonrisa era muy bella, tanto que el niño quería verla de nuevo, así que le ofreció entonces uno de sus pastelillos.
De nuevo ella le sonrió. El niño estaba encantado y se quedó toda la tarde junto a ella comiendo y sonriendo, aunque sin hablar una palabra.
Cuando oscurecía, el niño se levantó para irse.
Dio algunos pasos pero se detuvo; se dio la vuelta, corrió hacia la anciana y le dio un abrazo.
Ella, después de abrazarlo, le dedicó la sonrisa más grande de su vida.
Cuando el niño llegó a su casa, su madre quedó sorprendida de la cara de felicidad que traía.

Trató de Aparentar Lo que no Era y Le salió el Tiro Por la Culata

Un joven abogado, recientemente graduado y comenzando su primer día en el trabajo, se sentó en la comodidad de su nueva oficina dando un gran suspiro de satisfacción.
Había trabajado duro mucho tiempo para saborear ese momento.
Entonces, notando un posible cliente que se acercaba a su puerta, comenzó a aparentar que estaba ocupado.
Abrió su libreta, y con su pluma de escribir en la mano, tomó el teléfono, lo sujetó con su barbilla, y comenzó a escribir con rapidez mientas fingía que hablaba con alguien importante diciendo:
-Mira Larry, en cuanto a ese trato de fusión, pienso que mejor me acerco a la factoría y lo manejo en persona. Sí. No. No pienso que 3 millones lo logren. Mejor hagamos que Smith, de Los Ángeles, se reúna con nosotros allí. 
Está bien. Te llamo más tarde.
Colgando el teléfono, colocó la pluma en el escritorio, levantó la mirada a su visitante, se puso de pie, le extendió su mano y le dijo con la voz más cortés y llena de confianza que tenía como abogado:
-Buenos días. ¿Cómo puedo ayudarlo?
El posible cliente respondió:
-En realidad, solo estoy aquí para conectar su teléfono.
Hay un viejo adagio que dice, “En boca cerrada no entran moscas”. En ocasiones lo mejor es mantener tu boca cerrada.
 Proverbios 10:19 En las muchas palabras, la transgresión es inevitable, mas el que refrena sus labios es prudente. (LBLA)

Obediencia, no esclavitud

Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. Juan 15:14-15
El pecado entró en el mundo por la desobediencia de Adán y Eva al único mandamiento que Dios les había dado. En la actualidad, lo que caracteriza a un cristiano es que posee la vida de Cristo. Por lo tanto debería, al igual que Cristo, obedecer a Dios. Pero, ¿por qué a menudo esta obediencia es considerada como una carga? Es cierto que en nuestra mente la obediencia es opuesta a la noción de libertad, la cual hoy en día todos reivindican. 
Pero olvidamos que existen varias formas de obedecer:
– Por obligación: en la época de la esclavitud no se le preguntaba a un esclavo si quería obedecer; estaba obligado a hacerlo, por la fuerza si era necesario. Asimismo, la obediencia que los padres piden a un niño para formarlo y protegerlo del peligro es parte de su educación.
– Por necesidad: los que son asalariados tienen que estar atentos a las órdenes de su jefe, si quieren conservar su trabajo.
– Por amor: para obedecer, el creyente aduce un motivo diferente a la obligación o a la necesidad; lo hace por amor a Dios, quien se le reveló como un Padre lleno de ternura; y también por amor a su Salvador, quien dio su vida para librarlo de la perdición eterna. Él dijo: “Si me amáis, guardad mis mandamientos” (Juan 14:15).
Consideremos, pues, la obediencia a Dios como asociada a la libertad del amor y no a la esclavitud.

Me es difícil perdonar

En tu vida seguramente has vivido algunas situaciones difíciles y tienes heridas que te hacen difícil perdonar. Pero también el Señor Jesús en su palabra, nos enseña que es necesario perdonar, y esto ¿cómo lo podemos hacer, si la herida ha sido muy grande?
Necesitamos ser conscientes no solo de los problemas emocionales, sino también físicos desencadenantes de la falta de perdón, pues con estudios realizados, se calcula que el 70% de las enfermedades físicas tienen origen en la falta de perdón.
La falta de perdón es algo a lo que debemos prestarle mucha atención, y qué decir de los problemas emocionales que conlleva. Cuando alguien no ha perdonado se llena de rencor, de odio, de enojo. Además, la persona que te agredió sigue con su vida mientras tú te has detenido en lo que sucedió, mientras tú sigues repitiéndolo en tu mente y sientes emociones una y otra vez, ¿lo ves?
Hay muchísimas personas que por falta de perdón han perdido amistades, hubo y hay separaciones, etc. Mas el mundo está hecho para el perdón y para la aceptación incondicional, y si no comprendemos esto, toda la vida viviremos en contra de la naturaleza humana. Viviremos, pero con un montón de conflictos emocionales.