martes, 21 de mayo de 2019

¿Por qué hay tantas denominaciones cristianas?

Para responder a esta pregunta, primeramente, debemos diferenciar entre denominaciones dentro del cuerpo de Cristo, y sectas y falsas religiones no-cristianas. Los Presbiterianos y Luteranos son denominaciones cristianas; los Mormones y Testigos de Jehová son sectas (grupos que aseguran ser cristianos, pero niegan uno o más de los puntos esenciales de la fe cristiana); el Islam y el Budismo son religiones enteramente separadas. 
El surgimiento de las denominaciones dentro de la fe cristiana, tiene su nacimiento en la Reforma Protestante. El movimiento de “Reforma” de la Iglesia Católica Romana durante el siglo XVI, dio origen a las cuatro divisiones o tradiciones mayores del protestantismo: Luterana, Reformada o Calvinista, Anabaptista y Anglicana. A través de los siglos, de estas cuatro ramas, surgieron otras denominaciones. 

Tratando la primera división, la denominación Luterana fue nombrada así por Martín Lutero y estaba basada en sus enseñanzas. 

Resultado de imagen de ¿Por qué hay tantas denominaciones cristianas?Los Metodistas tomaron el nombre de su fundador, John Wesley, quien era famoso por elaborar “métodos” para el crecimiento espiritual. Su teología enfatiza el hecho de que la salvación es para todo aquel que la acepte.
Los Presbiterianos fueron llamados así por su visión sobre el liderazgo de la iglesia – la palabra griega para anciano es presbyteros. Las iglesias presbiterianas derivan su nombre de la forma presbiteriana de gobierno de la iglesia, que se rige por asambleas representativas de ancianos. Un gran número de iglesias reformadas se organizan de esta manera, pero la palabra presbiteriana, cuando se escribe con mayúscula, a menudo se aplica únicamente a las iglesias que tienen sus raíces en la Iglesia de Escocia, así como a varios grupos disidentes ingleses que se formaron durante la Guerra civil inglesa.
Los Bautistas tomaron su nombre, porque ellos siempre enfatizaron la importancia del bautismo. La biblia debe ser la única guía y el bautismo del creyente es lo que piden las Escrituras.
En fin, cada denominación tiene algunos énfasis o diferencias doctrinales una de la otra, tales como: el método del bautismo; la disponibilidad de la cena del Señor para todos o solo para aquellos cuyos testimonios puedan ser verificados por los líderes de la iglesia; la soberanía de Dios contra el libre albedrío en lo referente a la salvación; el futuro de Israel y la iglesia; el arrebatamiento pre-tribulacionista contra el post-tribulacionista; la existencia de dones de “milagros” en la era moderna, y la lista puede seguir y seguir. El punto principal de estas divisiones nunca es Jesucristo como Señor y Salvador, sino más bien, honestas diferencias de opinión de gente piadosa, aunque imperfecta, que busca honrar a Dios y retener la pureza doctrinal de acuerdo a sus conciencias y su comprensión de la Palabra. 

En la actualidad, las denominaciones son muchas y variadas. Las principales denominaciones originales arriba mencionadas, han producido numerosas ramas como las Asambleas de Dios, Alianza Cristiana y Misionera, los Nazarenos, Evangélicos Liberales, iglesias Bíblicas independientes y otras. Algunas denominaciones enfatizan ligeras diferencias doctrinales, pero con más frecuencia simplemente ofrecen estilos diferentes de adoración, adecuados a los diferentes gustos y preferencias de los cristianos. Pero no nos equivoquemos; nosotros, como creyentes, debemos ser de una mente en cuanto a las bases de la fe, pero más allá de eso, hay mucha libertad en la forma en que los cristianos deben adorar en una congregación. Esta libertad es lo que causa los muchos diferentes “aspectos” de la cristiandad. Por ejemplo, La iglesia Presbiteriana en Uganda, tiene un estilo de adoración muy diferente de la Iglesia Presbiteriana de Denver, pero su base doctrinal es la misma. La diversidad es algo bueno, pero no la desunión. Si dos iglesias difieren doctrinalmente, pueden convocarse a un debate y diálogo sobre la Palabra. Esta acción de “hierro con hierro se aguza…” (Proverbios 27:17) es beneficiosa para todos. Sin embargo, si hay un desacuerdo sobre estilo y forma, está bien que permanezcan separadas. Aunque esta separación no exime la responsabilidad que tienen los cristianos de amarse unos a otros (1 Juan 4:11-12), y finalmente, permanecer unidos como uno en Cristo (Juan 17:21-22). 



Entendiendo la Justicia de Dios

Muchas almas están confundidas y desorientadas con las muchas conjeturas incoherentes sobre el precioso Evangelio de Cristo. Los temas relacionados con la justicia de Dios, el trato de Dios con el hombre a través de los siglos y la manera tan maravillosa y sencilla como el pecador puede ser justificado, son temas que no se enseñan con claridad, lo que conlleva a que un gran número de cristianos no acaben de entender completamente la justicia de Dios.

En el Antiguo Testamento el concepto de la justicia de Dios se maneja con significados muy insondables. Dios es el juez santo que tiene el atributo divino de hacer juicio a todas sus criaturas. (Salmos 7:11, Isaías 5:16). Su justicia revela su carácter intachable y su conducta perfecta. (Deuteronomio 32:4).
A través de la historia del trato de Dios con su pueblo Israel, se observa a una nación que constantemente adultera, falla y quebranta la ley de Dios. Este pueblo representa también hoy a cada uno de nosotros: los pecadores, quienes nunca podremos llegar a ser justos y dignos frente a un Dios que es absolutamente santo y justo. Quien tenga su propia justicia no entiende el evangelio.

Las historias de la destrucción del diluvio, la confusión de las lenguas en la torre de Babel y el fuego consumidor sobre Sodoma y Gomorra, son algunos ejemplos típicos de un Dios que puede llegar a hacer una justicia muy severa, y que además puede llegar a manifestarse como un fuego consumidor. (Deuteronomio 4:24)

La triste realidad es que desde el pecado original en el huerto del Edén, el hombre siempre será un corrupto y estará carente de todo tipo de justicia para presentar delante de Dios. 
No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios.  Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; no hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios. (Romanos 3:10-31).

Pero, ¡qué noticia celestial! El justo por la fe vivirá. Romanos 1:17

Después de la cruz, en el nuevo pacto de gracia se deja bien claro que el hombre impío y pecador puede ser declarado justo por la fe en la obra de Jesús. Y esta es la única manera de justificarnos, esta es la forma que Dios ha establecido:

Justificados pues por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo. (Romanos 5:1)

Dios ama al dador alegre

Como inicio de este mensaje, debemos reconocer que todo lo que tenemos proviene de Dios.
Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación. Santiago 1:17
Todo es de Dios y Él lo reparte como quiere. Recordando la Parábola de los Talentos, vemos como El Señor decidió dar a uno cinco talentos, a otro dos talentos y al tercero solo uno. En resumidas cuentas, somos solo administradores de los bienes que Dios nos ha dado, para que podamos producir aún más con nuestro esfuerzo y dedicación, para beneficio de nuestra familia y de la comunidad en general.
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Ahora bien, ¿es justo que algunos tengan más que otros? Los ideales socialistas no lo creen así, y más bien buscan la igualdad para todos los seres humanos; pero veamos lo que dice la Biblia.
Antes de continuar con este mensaje, comprendamos lo que el socialismo significa:
¿Qué es Socialismo?
El socialismo es definido como un sistema de organización económico y social, cuya base es que los medios de producción sean parte del patrimonio colectivo y sea el mismo pueblo quien los administre. 
El orden socialista se plantea como objetivos principales, la justa repartición de los bienes y una organización racional de la economía. Para ello plantea la eliminación de la propiedad privada y la extinción de las clases sociales.
Seguramente todos estaríamos de acuerdo en erradicar la pobreza y que no hubiera tanta diferencia entre las clases sociales; pero ¿esto es posible? ¿Somos todas las personas iguales, tenemos los mismos talentos, la misma capacidad, los mismos sueños, las mismas ganas de emprender, de trabajar, etc.?
El ideal de que todos tengamos lo mismo, a pesar de que somos diferentes, ¿podría funcionar si el gobierno tomase el control de los bienes e hiciera la repartición?