Hoy es uno de esos días en los que estoy aquí sentado para escribir y no sé si hacerlo sobre mis sentimientos de agradecimiento, que me hacen exclamar – ABBA PADRE, TODA ARRABA - ABBA, que significa, gracias papi, papa, papito, con amor, respeto y agradecimiento por las inmensas bendiciones que recibo cada día; por el esmerado cuidado que Dios nos provee a mí y a los seres que amo y porque cada día contemplo su obra en cada uno de nosotros; estoy admirado, conmovido y agradecido y quisiera tener a Jesús frente a mí, hablar con Él como se habla con un amigo, mirándole a los ojos, sonriendo y confiando en él con todo mi corazón y con toda mi alma. O bien, escribir sobre un tema que considero muy importante para todo creyente y que afecta a su vida y a sus relaciones de manera directa; y es acerca del control de su temperamento y de la ira. Bueno, creo que en este momento ya está decidido: hablaremos de la ira y cómo controlarla, pues a todos nos interesa. Antes de hablar sobre cómo nos afecta la ira veamos qué es. En la definición encontrada en Wikipedia podemos hallar todo lo humanamente conocido por el hombre como ira:
"Enfado", "enojo" e "indignación", redirigen aquí.
“La ira o rabia es una emoción que se expresa con el resentimiento, furia o irritabilidad. Los efectos físicos de la ira incluyen aumento del ritmo cardíaco, presión sanguínea y niveles de adrenalina y noradrenalina. Algunos ven la ira como parte de la respuesta cerebral de atacar o huir de una amenaza o daño percibidos. La ira puede volverse el sentimiento predominante en el comportamiento, cognitiva y fisiológicamente, cuando una persona toma conscientemente la decisión de reaccionar, para detener de inmediato el comportamiento amenazante de otra fuerza externa. La ira puede tener muchas consecuencias físicas y mentales.
Las expresiones externas de la ira se pueden encontrar en la expresión facial, en el lenguaje corporal, en respuestas fisiológicas y, en otros momentos, en actos públicos de agresión. Humanos y los no humanos, animales por ejemplo, hacen fuertes sonidos estos últimos, intentan verse físicamente más, mostrar los dientes, y mirarse fijamente. La ira es un patrón de comportamiento diseñado para advertir a agresores, para que paren su comportamiento amenazante. Rara vez ocurre un altercado físico sin una previa expresión de ira, de por lo menos uno de los participantes. Mientras la mayoría de los que experimentan ira explican su "despertar" como un resultado de “lo que les ha pasado a ellos,” los psicólogos apuntan que una persona irritable puede fácilmente estar equivocada, porque la ira causa una pérdida en la capacidad de amonestarse a sí mismo y en la observación objetiva.
Psicólogos antiguos ven la ira como una emoción primordial, natural y madura, experimentada ocasionalmente por todos los humanos, y como algo que tiene valor funcional para sobrevivir. La ira puede movilizar recursos psicológicos para una acción correctiva. La ira incontrolada puede, sin embargo, afectar de forma negativa, personal o socialmente a la calidad de vida. Mientras muchos filósofos y escritores han advertido sobre los ataques de ira espontáneos y descontrolados, ha habido desacuerdo sobre el valor intrínseco de la ira. El lidiar con la ira ha sido tratado en los escritos de los más tempranos escritores hasta los de estos tiempos modernos. Los psicólogos modernos, en contraste a los más tempraneros, también han señalado los posibles efectos dañinos de la supresión de la ira. Manifestaciones de ira pueden ser usadas como una estrategia de manipulación mental para influir socialmente.
Lo que me llama primeramente la atención es la cantidad de información, libros y programas que existen sobre el tema, incluso hasta en la televisión se han hecho foros con expertos y víctimas de este nocivo sentimiento; los gobiernos de todos los países también tienen programas de ayuda, pues en “un momento de ira e intenso dolor” una persona puede cometer diversos crímenes, como asesinatos, y muchas de las tragedias causadas por personas desequilibradas y que cargan con una gran ira en sus vidas, tal vez se hubiesen podido evitar si todo el mundo conociese la verdad acerca de la ira y su tratamiento.
Bíblicamente hablando, a Dios le interesa tratar con nuestros sentimientos y en especial con nuestra ira, pues ésta realmente no procede de Él sino del diablo, y así nos lo hace saber en múltiples citas Bíblicas que tú puedes consultar para profundizar en el tema.