viernes, 1 de noviembre de 2013

Y tú, ¿Me amas? - Devocional - Vídeo

Habían sido días muy duros para ellos, atrás habían quedado esos gloriosos momentos donde Jesús mismo les enseñaba. Le vieron ser arrestado y morir en la cruz después de un gran sufrimiento. Las demostraciones de poder y milagros que habían visto parecían haber quedado en la historia. En este clima, decidieron volver a lo que antes hacían para ganarse el sustento, a pescar. Al amanecer Jesús apareció en la playa, pero los discípulos no podían ver quién era. Les preguntó:
4—Amigos, ¿pescaron algo? 
—No, contestaron ellos.
Entonces él dijo:
—¡Echen la red a la derecha de la barca y tendrán pesca!
Ellos lo hicieron y no podían sacar la red por la gran cantidad de peces que contenía.
Uno de los discípulos reconoció a Jesús y dijo: ¡Es el Señor! 
Oyendolo Pedro, se tiró al agua y se dirigió a la orilla. 
El Señor les había preparado el desayuno y después de haber comido, Jesús le hizo una gran pregunta:
—Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos? —Sí, Señor—contestó Pedro, tú sabes que te quiero. —Entonces, alimenta a mis corderos—le dijo Jesús. Jesús repitió la pregunta: —Simón, hijo de Juan, ¿me amas?
—Sí, Señor—dijo Pedro, tú sabes que te quiero. —Entonces, cuida de mis ovejas, dijo Jesús. Le preguntó por tercera vez: —Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?
A Pedro le dolió que Jesús le dijera la tercera vez: ¿Me quieres? Le contestó:
—Señor, tú sabes todo. Tú sabes que yo te quiero. Jesús dijo:
—Entonces, alimenta a mis ovejas.

Infidelidad correspondida con amor - Devocionales, Reflexión

amor de Dios 2
Texto bíblico: Oseas capitulo 2
Es tan sorprendente saber la manera en que Dios ama a su pueblo, que a pesar de todo lo malo que hacemos, Él siempre está dispuesto a perdonarnos. Esta situación se ve claramente, una vez más, con el pueblo de Israel, el cual, como muchos de nosotros, ofendió a Dios.
Dios se enojaba muchísimo con ellos al ver cuán idolatras eran. Siempre buscaban respuestas, subterfugios, soluciones a cualquier cosa sin contar con Él; imaginad lo triste que se sentiría en esos momentos de dolor y decepción, que hasta lanzaba frases de juicios en contra de ellos.
En los primeros capítulos del libro de Oseas, Dios le habla y hace la comparación del pueblo de Israel con una esposa infiel. Ella, que a pesar de lo mucho que le ha amado su marido, se ha complacido con sus amantes, dejándose llevar por los placeres del pecado, la idolatría,... no reconociendo que Dios había hecho tantas y tantas cosas por ella.

Sigamos Soñando - Crecimiento personal-espiritual - Vídeo

Cuando todo pase, ¿cuál será el legado que dejarás a la siguiente generación?  ¿Habrás hecho algo realmente relevante en tu vida, que trascienda más allá de lo que tu mente finita pueda imaginar?
¿Qué ocurrió con todas esas metas y sueños que una vez tuvimos, pero que por diferentes motivos, como inexperiencia, falta de motivación o de recursos, hemos optado por dejarlos aparcados en plena faena?
Si me pudiera definir en una sola palabra yo escogería: “SOÑADOR”, pues es exactamente lo que he sido toda mi vida, y aunque me he estrellado muchas veces con la cruda verdad del fracaso, también he podido ver muchos de estos sueños cumplirse, incluso aquellos que yo pensé que eran imposibles.
Quizás no todos tus sueños se lleven a cabo, puede que muchos de ellos sí, pero esto nunca lo sabrás si no lo intentas…  Si nunca te arriesgas a cruzar el río, nunca sabrás lo que te espera en la otra orilla.

Teoría o Práctica - Reflexiones

Hace una semana presencié un hecho llamativo. No se trató de alguna hazaña espacial, como “traer de regreso a la Tierra al transbordador Discovery", ni tampoco fue un acto político de proselitismo en los suburbios de mi ciudad. Ya no nos sorprende nada…
Sucedió que, mientras viajaba en uno de los trenes del suburbano, un verdadero desfile de vendedores ambulantes hacía gala de un amplio surtido de productos. Portafolios de plástico, linternas de un solo uso, pilas alcalinas, chocolates y naipes españoles se ofrecían “sólo por hoy” y a “precios increíbles”,... pero en medio de todo aquello, vi a un niño menudo y de apariencia triste; un auténtico “chico de la calle” (título que, por supuesto, jamás buscó obtener).
Ofrecía calendarios de bolsillo con una ilustración infantil al dorso. Mientras hacia su recorrido por el vagón, un hombre entró en él y a viva voz comenzó a vender una “peonza (trompo) luminosa”. El pequeño detuvo su tarea y se quedó quieto, observando con ojos de asombro aquel juguete.
Cuando el vendedor concluyó su demostración, una señora de condición humilde le llamó, le pagó por el producto y se lo entregó al niño como un obsequio. La sonrisa del “chaval” iluminó la tarde de muchos, y el gesto de aquella mujer logró “arrancar” más de una lágrima de emoción entre los que estábamos allí.

Obreros idóneos - Devocional - Vídeo

En cierta oportunidad, la iglesia en la que me congregaba me comunicó algo así como: “el domingo (fecha) elegimos pastores y maestros”.
Hasta donde sabía, pastor… ya teníamos. Maestros, también. No entendí nada, tampoco pregunté, y ese domingo no asistí a la reunión. Pero en las sucesivas reuniones no sólo no noté absolutamente nada nuevo ni extraño, sino que tampoco percibí ningún comentario al respecto. Aparentemente todo continuaba tal y como estaba antes.
Un año después, uno de mis hermanos de ministerio me hizo saber, que los hermanos que formaban el gobierno humano, el gobierno dirigente de esa congregación, el grupo de ancianos, no desarrollaba sus funciones… desde hacía un año. Habían permanecido durante años en ese noble cargo, pero entonces no habían reunido la cantidad suficiente de votos para continuar con su liderazgo. Siguieron adelante con sus tareas y compromisos fieles a su vocación de servicio, pero ya no ocupaban una posición de liderazgo ni tenían autoridad en la iglesia.
Nada más lejos de mi intención sembrar dudas sobre la idoneidad e integridad de estos amados hermanos. Seguro que las causas de fondo por las cuales no pudieron continuar en sus cargos nada tienen que ver con ellos. Lo cierto es, que más allá de lo anecdótico y del amplio abanico de interpretaciones que el hecho pueda ofrecer, lo que en realidad se pone de manifiesto, y ése es el foco de la presente reflexión, es que la Iglesia como asamblea de Dios, no la denominación en sí misma, sino como “ekklesia” de Dios, tiene la enorme responsabilidad de capacitar y poner al frente de sus tareas, de sus cargos y liderazgos, a personas idóneas.
En el ámbito económico, cualquiera con suficiente capital puede ser el dueño de un despacho de abogados, de una farmacia o de un sanatorio. Pero la legislación vigente muchas veces exige, que quienes van a estar al frente de tales instituciones deben ser profesionales acreditados e idóneos.
Pues resulta que en el ámbito eclesiástico ocurre otro tanto. El Señor necesita en su Obra, obreros, pastores y maestros serios y altamente comprometidos con los negocios de Dios.
Y además de serios y comprometidos con los asuntos de Dios, fogueados en las arenas del desierto, que sea gente PROBADA y APROBADA en las lides del ministerio. Recordemos que no tenemos lucha contra sangre ni carne, sino contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Efesios 6:12).