viernes, 8 de noviembre de 2019

La pregunta de una campesina

Hace muchos años, en Navidad, un conferenciante ateo recorría las campiñas y sembraba la duda entre los sembradores. Lo hacía tratando de probar que es poco razonable creer en Dios y considerar que la Biblia es su palabra.

Una noche muy fría, el conferenciante, creyéndose dueño de la situación ante cierto número de personas, lanzó un desafío al Dios Todopoderoso, exclamando:
-¡Si hay un Dios, que se revele a sí mismo y me quite la vida en este instante! Como no sucedía nada, se dirigió a sus oyentes y añadió: ¡Lo ven! ¡No hay Dios!

Resultado de imagen de La pregunta de una campesina-Señor, usted perdone mi atrevimiento, ya que soy una mujer inculta y no sé replicar a sus argumentos; su saber es muchísimo mayor que el mío. Usted es un hombre instruido, mientras que yo soy solo una simple campesina. Como usted tiene una inteligencia muy grande, le ruego me responda a lo que le preguntaré.
Yo creo en Jesucristo hace muchos años, y precisamente llegando estas fechas navideñas todos los que en Él creemos, recordamos que vino a nacer a este mundo para darnos la salvación de la vida eterna. Quiero decirle que me regocijo en la salvación que Él me dio, y aunque inculta, he aprendido a leer un poquito y hallo gran gozo en la lectura de la Biblia. Dígame, por favor, si he perdido algo.

La concurrencia esperaba ansiosamente la respuesta. El incrédulo pensó durante varios minutos y finalmente respondió: -Pues, señora, usted no habrá perdido absolutamente nada.

-Caballero, continuó la campesina, usted ha sido muy amable al responder a mi pregunta. Pero permítame formularle otra. Cuando llegue la hora de su muerte, si usted descubre que la Biblia dice la verdad; que hay un Dios; que Jesús es el Hijo de Dios; que existe el cielo y también el infierno...; dígame, señor, ¿qué habrá perdido usted?

Inmediatamente, la concurrencia, de un salto, se puso en pie y aclamó a la campesina. El conferenciante no halló ninguna respuesta.

Date una nueva oportunidad de Amar

El hecho de que hayas amado y que las personas que decían amarte te hayan causado daño, no significa que el amor ya no exista, ni que sea enfermizo. Sí son enfermas o malvadas las personas que te lastimaron, pero la esencia del amor es hermosa.
No por esas malas experiencias debes permitir que tu corazón se enfríe. Porque congelando tu corazón solo lograrás lastimarte a ti mismo(a) y te estarás negando a recibir nuevas oportunidades de sentir y experimentar cosas maravillosas. Porque en el amor no todo es dolor.
Piensa con cautela, actúa con inteligencia. Reflexiona y pregúntate por qué cerrar tú mismo(a) las puertas al amor, cuando puedes abrirte a nuevas esperanzas y posibilidades. ¿Por qué llorar y vivir resentido(a) y con amargura, si perdonar te puede liberar?
Un nuevo comienzo, un nuevo despertar pueden estar aguardándote, pero tú tienes que saber elegir. Elige ser feliz, cultivar las rosas a pesar de sus espinas. Salir a recibir la lluvia aunque te mojes. Tratar de sacar lo positivo de una experiencia negativa. Puede parecer difícil, pero no es imposible. No vivas en amargura, ni aprisionado(a) porque alguien te arrebató algo bueno que tenías, por el engaño y el egoísmo de seres inconscientes, que muchas veces ignoran el daño que ocasionan.
En ti está el poder de elegir si permites que te sigan robando, lastimando y arrebatando, o si haces un alto en tu vida y exclamas: ¡YA NO MÁS, HASTA AQUÍ ME PERMITO SUFRIR, HASTA AQUÍ PERMITO QUE ARREBATARAN LO QUE TENÍA!

¡HOY ELIJO VIVIR Y LUCHAR POR SER FELIZ; HOY VUELVO A DARME LA OPORTUNIDAD DE AMAR Y SER AMADO(A)!

El vendedor de diarios

Convertirse, o aceptar a Cristo como único y suficiente Salvador personal, tiene sus consecuencias. Algunos hijos e hijas de Dios Creador las comienzan a sufrir de inmediato, mientras que otros, en el transcurso de su nueva vida. 
vendedor de periodicosCierto hombre, alcohólico y pobre, decidió abrir su corazón a Jesús naciendo de nuevo. Y en una ocasión entró a una taberna para vender diarios... periódicos. Al verlo, los parroquianos comenzaron a burlarse de él. Como no hizo caso, uno le ofreció un vaso con cerveza, y no quiso recibirlo; le ofrecieron dinero si bebía, rechazando la oferta; hasta que otro le lanzó al rostro el líquido, diciendo, “si no lo quieres tomar por dentro, que sea por fuera”. Otros hombres que se encontraban en el lugar, se compadecieron de él y juntaron dinero para posteriormente entregárselo, con respeto.
Que a nadie difamen, que no sean pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre para con todos los hombres. Porque nosotros también éramos en otro tiempo insensatos, rebeldes, extraviados, esclavos de concupiscencias y deleites diversos, viviendo en malicia y envidia, aborrecibles, y aborreciéndonos unos a otros. Tito 3: 2,3
El vendedor de diarios mostró una actitud que dignifica el Evangelio. La mejor predicación es aquella que se expresa sin palabras, lo que quiere decir que la buena conducta, tanto en público como en privado, revela con exactitud si alguien ha nacido de nuevo. El apóstol Pablo llama a los hijos de Dios a mostrar amabilidad y mansedumbre, no a ciertas personas exclusivamente, sino a “todos los hombres”, al tiempo que hace una relación de conductas practicadas antes de recibir a Cristo Jesús; no tenía vergüenza en mostrar lo que era antes de conocer a Jesús, haciendo lo malo, y ¿ha de tener vergüenza ahora que es una nueva criatura, un nacido de nuevo, haciendo lo bueno? Se necesitan, en los tiempos de hoy, personas que sean auténticas cartas leídas por todos los hombres, la Palabra de Dios lo merece.