La palabra estéril significa incapacidad de reproducirse, que no da fruto, que no produce nada.
La esterilidad no es solamente de hijos. La esterilidad es no tener aquello que, de forma natural en un cierto tiempo, tienen los seres humanos.
La esterilidad puede materializarse en los negocios. Ninguno prospera. Ninguno se materializa. En no haber acabado los estudios. Por más que trataste no llegaste a completar esa meta. La esterilidad también puede ser matrimonial, han pasado los años y aún no te has casado.
No importa cuál sea nuestra esterilidad, que éstas nos hacen sentir frustrados, nos desalientan, nos entristecen, nos enojan, nos avergüenzan y nos hacen ser el centro de la burla de aquellos que sí lo han logrado.
En la Biblia hay varios casos de mujeres que eran estériles; algunas eran ya muy ancianas, pero finalmente dieron a luz.
Sarah dio a luz a Isaac, Rebeca a Jacob y Esaú, Raquel a José y Benjamín, la esposa de Manoa a Sansón, Ana a Samuel, y Elisabet a Juan el Bautista
¿Qué tienen en común sus hijos? Todos ellos fueron usados grandemente por Dios. Tuvieron un propósito grande y marcaron historias.
¿Qué debemos entender de estos casos de esterilidad presentados en la Biblia?
Que Dios siempre cumple las promesas, que la intercesión en oración tiene poder. Que si estamos orando desde hace mucho tiempo, no perdamos la fe porque las oraciones no caen en el vacío.