A pesar de su antigüedad, permanece más vigente que nunca la epopeya de quien le tocó vivir en épocas tumultuosas, caóticas, como los días de Lot y de las tristemente célebres Sodoma y Gomorra. Un personaje que surge con singular vigor marcando el más agudo contraste con los pares de tu tiempo. Noé.
Difícilmente Noé, con su fe puesta en su Señor construyendo el Arca, pudo vislumbrar el formidable significado que tendría la embarcación, más allá de cualquier circunstancia, para las generaciones que habrían de venir en el futuro.
La historia de Noé es verdaderamente apasionante. Construir una embarcación en medio del desierto debió ser una misión además de difícil, en nada carente de las risas y burlas de los demás; solo a un loco podría ocurrírsele construir una barcaza en medio del desierto. Sin embargo, Noé cumplió su misión con un grado de detalle y precisión sorprendente. Hoy en día, ingenieros y expertos armadores de barcos no dejan de asombrarse ante la sencilla pero eficiente ingeniería de la barca, que por otra parte, según parece, en la actualidad aún se conservarían restos de la misma en la cima del monte Ararat, en la frontera entre Turquía y Rusia.