jueves, 31 de agosto de 2017

El peligro de confiar en nosotros mismos

«Y para que la grandeza de las revelaciones no me exaltara, me fue dado un aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me enaltezca». 2 Corintios 12: 7
Resultado de imagen de El peligro de confiar en nosotros mismosLa confianza propia conduce a descuidar la vigilancia y la oración humilde y sentida. Hay tentaciones externas que deben evitarse, y enemigos y preocupaciones internas que hay que vencer, porque Satanás adapta sus tentaciones a los diferentes caracteres y temperamentos de los individuos.
La iglesia de Cristo está en constante peligro. Satanás está tratando de destruir al pueblo de Dios, y no es suficiente la mente de una persona, el juicio del ser humano, para confiar por sí mismo. Cristo quisiera unir a sus seguidores como iglesia, observando todos el orden, teniendo normas y disciplina, y estando todos sujetos unos a otros, estimando a los demás como mejores que uno mismo. La unidad y la confianza son esenciales para la prosperidad de la iglesia, mas si cada miembro de la iglesia se siente libre para actuar independientemente de los demás, escogiendo su propio camino, ¿cómo puede la iglesia estar segura ante el peligro? La prosperidad y la existencia de una iglesia dependen de la acción rápida y unida, conjunta, y de la confianza entre sus miembros. Cuando en una hora crítica alguien hace sonar la voz de alarma, se necesita un trabajo rápido y efectivo, sin detenerse a hacer preguntas y a examinar la cuestión de un extremo al otro, permitiendo así que el enemigo gane ventajas por la demora, cuando la acción unida podría salvar a muchas almas de la perdición.

El silencio del Padre

«Volvió luego a sus discípulos y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: "¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?” Mateo 26: 40
Imagen relacionadaEl dolor de JESÚS, aquella noche, aumentaba en intensidad al comprobar la indiferencia de sus discípulos. Ellos ni siquiera podían ayudarlo a orar: dormían como si nada anormal estuviera sucediendo. ¡Ironías de la vida! En el Mar de Galilea, una noche, Jesús dormía mientras ellos se desesperaban. ¿Cuál era el motivo de su desesperación? ¡Una simple tormenta! Es como un símil de ahora que el clímax de la tormenta cósmica se avecinaba y que el destino de la humanidad estaba en juego; ahora que la vida eterna, y no solo la mezquina vida terrenal, estaba para ser decidida, ellos dormían.
¿Ves cómo los seres humanos valoramos las cosas y las situaciones? ¡Que Dios tenga misericordia de nosotros!
Al verse solo aquella noche, Jesús oró a su Padre, y aparentemente no obtuvo respuesta. Su oración fue: «Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya». El cáliz, o copa, es usado en la Biblia a veces como un símbolo de las bendiciones divinas, y otras como símbolo de la ira de Dios. En el Getsemaní, con toda seguridad, el cáliz de Jesús era la mayor bendición que el ser humano podría recibir. ¿Por qué? Porque Jesús estaba recibiendo la ira de Dios, provocada por nuestro pecado; estaba ocupando nuestro lugar. Sobre nosotros debió recaer el cáliz de la ira divina, pero el Señor Jesús nos amó tanto que entregó su vida para ocupar nuestro lugar. ¡Qué bendición!
Jesús oró aquella triste noche, y aparentemente no recibió respuesta de su Padre; aparentemente, porque el silencio del Padre fue su respuesta: no había otra manera de salvar a la humanidad; no había otra salida. En aquel momento, en las manos de Jesús estuvo nuestro destino: dependía de Él. Si hubiera querido, habría podido retornar al cielo, y habríamos estado perdidos para siempre.
¿Eres tú capaz de entender el silencio divino? Ora a Dios, y confía en Él. Ora mucho, y que la triste historia de los discípulos no se repita: «Volvió luego a sus discípulos y los halló durmiendo, y dijo a Pedro: “¿Así que no habéis podido velar conmigo una hora?”»

¿Quiénes son los cuatro seres vivientes en Apocalipsis?

Los cuatro seres vivientes en Apocalipsis son especiales entre los seres angélicos. Esto queda claro por su proximidad al trono de Dios. Ezequiel 1:12-20 dice que están en constante movimiento alrededor del trono. Están para alabar a Dios siempre, sitos delante de Su trono, y sostienen “copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos” (Apocalipsis 5: 8). Esto significa que llevan a cabo las oraciones de todos los creyentes a lo largo del tiempo, tanto las oraciones del pasado como las que se harán: una ofrenda perfumada ante el trono de Dios (Apocalipsis 8: 3-4). Esta eterna fragancia fue primero simbolizada por el incienso que ardía en el tabernáculo (Éxodo 25: 6).
Los cuatro seres vivientes se encuentran en: 
Apocalipsis 4: 6-9  Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila volando. Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos.