lunes, 6 de junio de 2016

¿Merecías tanto Amor?


Por tu gran amor, tomaste mi lugar, llevaste mi culpabilidad.
No puedo imaginar como soportaste todo.
Gracias por amarme, sin merecerlo!
En tu gran amor, tomaste mi lugar,
Llevando sobre ti mi culpabilidad,
No lo puedo imaginar, como fuiste a soportar,
El dolor de tus heridas,
Pues me amaste sin medidas.

Déjame hoy besar,
Las heridas de tus manos y tus pies,
Las heridas que pecando provoqué,
Déjame reclinar mi mejilla en tus espaldas y llorar,
Por haberlas lacerado en mi maldad,
No merecía tanto amor.

En tu gran amor, tomaste mi lugar,
Llevando sobre ti mi culpabilidad,
No lo puedo imaginar, como fuiste a soportar,
El dolor de tus heridas,
Pues me amaste sin medidas.

Déjame hoy besar,
Las heridas de tus manos y tus pies,
Las heridas que pecando provoqué,
Déjame reclinar mi mejilla en tus espaldas y llorar,
Por haberlas lacerado en mi maldad.
Déjame hoy besar,
Las heridas de tus manos y tus pies,
Las heridas que pecando provoqué,
Déjame reclinar mi mejilla en tus espaldas y llorar,
Por haberlas lacerado en mi maldad,
No merecía tanto amor.

El ocaso de la vida

Cambia la tempestad en sosiego, y se apaciguan sus ondas… Y así los guía al puerto que deseaban. Salmo 107:29-30
Teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor. Filipenses 1:23
Inline image 1El ocaso de la vida de un creyente se parece algo a la llegada de un alpinista a la cumbre más alta. Los últimos momentos son, sin duda, los más difíciles, porque el aliento y las fuerzas faltan. Cada paso se convierte en una lucha, y estamos solos en ese combate para avanzar. La última cresta rocosa es peligrosa; no hay ninguna ayuda exterior posible. Y a cada paso, surge esta pregunta punzante: ¿lograré llegar?
Sin embargo, al llegar a la cima obtenemos la recompensa. Los últimos pasos fueron los más duros, pero nos condujeron a la atmósfera sublime de las cumbres. Nos permitieron contemplar la belleza del vasto horizonte y la dulzura de los rayos solares del amanecer. ¡Al fin alcanzamos el lugar hacia el cual nuestros pensamientos se habían elevado tantas veces!

Si Dios te bendice con…

Si Dios te bendice con la vida,
vívela intensamente con una sonrisa en los labios y un sí al olvido.
Si Dios te bendice con una familia,
no la pierdas de vista, disfruta de ella con abrazos, besos y una mochila de recuerdos a cuestas.
Si Dios te bendice con estudios,
estudia, que te amanezca leyendo esos libros interminables.
Todo esfuerzo vale la pena,
y los que somos de Dios y los que muy pronto se unirán a sus filas tenemos la fuerza del grande.
Si Dios te bendice con una ayuda idónea,
ámalo(a), dale lo mejor que nosotros los humanos tenemos, tiempo.
Ten detalles con aquella persona, espachúrrala con respeto, confianza y comprensión.
Si Dios te bendice con un hogar propio,
constrúyelo junto a tu amado(a), invierte amor, ternura, calidez y palabras de bendición.
Si Dios te bendice con un trabajo,
no lo odies, trabaja con satisfacción porque todo lo que haces es para darle la gloria al grande.
Si Dios te bendice con su amistad,
apréciala, consérvala, nútrela, increméntala.
Si Dios te bendice con unos labios,
que estos declaren el amor de nuestro Señor.
Si Dios te bendice con "esa" bendición,
atesórala, eleva la mirada al cielo y di

Gracias por darme tan gran bendición, tenerte.

Dios cuida de tI

Preséntate ante Dios desde temprano, entrégale todo y cuanto tengas que hacer, deja que Él tome el control de tu día.
Disfruta este vídeo sobre el Salmo 84, y descansa en Él, porque si cuida de las aves del cielo también cuidará de ti.
¡Cuán amables son tus moradas,
Jehová de los ejércitos!
¡Anhela mi alma y aun ardientemente
desea los atrios de Jehová!
¡Mi corazón y mi carne cantan
al Dios vivo!
Aun el gorrión halla casa,
y la golondrina nido para sí,
donde poner sus polluelos,
cerca de tus altares, Jehová de los ejércitos,
Rey mío y Dios mío.
¡Bienaventurados los que habitan en tu Casa;
perpetuamente te alabarán! Selah
¡Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas,
en cuyo corazón están tus caminos!
Atravesando el valle de lágrimas, lo cambian en fuente
cuando la lluvia llena los estanques.
Irán de poder en poder;
verán a Dios en Sión.
Jehová, Dios de los ejércitos, oye mi oración;
¡escucha, Dios de Jacob! Selah
Mira, Dios, escudo nuestro,
y pon los ojos en el rostro de tu elegido.
10 Mejor es un día en tus atrios
que mil fuera de ellos.
Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios
que habitar donde reside la maldad,
11 porque sol y escudo es Jehová Dios;
gracia y gloria dará Jehová.
No quitará el bien
a los que andan en integridad.
12 ¡Jehová de los ejércitos,
bienaventurado el hombre que en ti confía!

Anhela mi alma estar en tu presencia
desde el alba hasta que caiga el sol
quiero estar pegado a tu costado
oh, aún más cerca de tu corazón.

Quiero estar a la sombra de tus alas
quiero andar rodeado de tu luz
quiero hablar contigo cara a cara
si aún la golondrina tiene allí su hogar
podrá también mi alma hallar la paz.

Anhela mi alma estar en tu presencia
y escuchar tu voz una vez más
poder hallar la calma en la tormenta
cerca de tus atrios, Oh Jehová.