jueves, 7 de mayo de 2015

Salva Tu Vida

José Ton se escapó de su nativa Rumanía para estudiar teología en Oxford. Preparándose para regresar a su madre patria después de su graduación, le contó sus planes a varios estudiantes. Ellos le indicaron, con toda franqueza, que posiblemente sería arrestado al llegar a la frontera, y uno le preguntó: “Si te arrestan, ¿qué posibilidades tendrías de ser predicador? ” Ton le preguntó a Dios acerca de esto y le fue recordado:
Mateo 10:16 “Mirad, yo os envío como ovejas en medio de lobos”.
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Él pensó: ¿Qué posibilidad tiene una oveja de sobrevivir, y mucho menos convertir a los lobos?
Sin embargo, Jesús los envió y no solo esperó que sobreviviesen, sino que cumpliesen con su misión.
José regresó y predicó hasta el día de su arresto. Al ser interrogado por los oficiales, dijo: “Su arma suprema es matarme, la mía es morir. Mis sermones están ahora circulando por todo el país grabados en cintas. Si me matan ahora, el que las escuche dirá: Debe ser verdad lo que predica. Yo sellaré mis palabras con mi sangre, pero las cintas grabadas hablarán diez veces más fuerte que antes, por lo tanto, mátenme. Así yo obtengo la victoria suprema”. Y, ¡el oficial lo mandó a su casa!

Quiero ser uno contigo, Jesús

“Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor”. 2 Corintios 3:16-18 (RV1960).
Quiero-ser-una-contigoDios nos escogió desde antes de la fundación del mundo, para ser adoptados como sus hijos por medio de la gracia y la fe concedida en Cristo Jesús, (Efesios 1:5). A causa del pecado de un solo hombre (Adán), nos hicimos pecado y fuimos separados de la gloria de Dios; por lo tanto, la adopción divina sólo se pudo hacer efectiva cuando creímos en el unigénito Hijo de Dios, en Jesucristo nuestro Señor y Salvador. “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él. El que en Él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios”. Juan 3:17-18 (RV1960).
Después de haber recibido tan preciado regalo, al Hijo de Dios como Espíritu en nuestro espíritu; y sabiendo que ya hemos sido reconciliados con Dios nuestro Padre, por medio de Él, que hemos sido libres de su justa ira y de la condenación eterna de estar separados de su presencia, no podemos buscar otro propósito diferente al querer vivir como su Hijo vivió, diferente al querer ser como es Él y permanecer atados a su presencia sin importar los tiempos, las circunstancias, las labores cotidianas, lo que estemos viviendo o lo que tengamos que hacer. 

Nuestro mayor anhelo después de sabernos salvos por fe y por gracia en Cristo Jesús, debe ser respirar su presencia a cada segundo, a cada instante de nuestra vida, habitar en su divinidad y ser llenos de la plenitud de su gloria. Para ello, necesariamente tenemos que pasar por un proceso de transformación, el cual puede doler, pero si realmente hemos muerto a nuestro yo, a nosotros mismos, no importará por lo que tengamos que pasar; lo que importa es que nuestro carácter sea forjado por el poder del Espíritu, para que día a día seamos perfeccionados y moldeados conforme a la imagen de nuestro Salvador, aquel que murió por nosotros en la cruz y resucitó al tercer día, en quien tenemos muerte y vida; muerte a nuestro viejo hombre y a nuestra antigua manera de vivir, y vida en Él, según su santidad, su justicia, su verdad y su perfecto amor… Jesucristo, en Él tenemos vida y propósito celestial.

Tenemos Tanto, Pero....¿Somos Felices?

La vida para muchos de nosotros es muy complicada. Todos tenemos nuestra propia perspectiva de la vida.  La vida comienza con amor, demanda amor y siempre busca amor; muy hermoso, muy sencillo, aunque muy difícil de comprender para nosotros.
Arrastrándose dentro del límite de aquellas cuatro paredes, rodeado de papá, mamá y otros miembros de la familia, cuán felices éramos. Cuán entusiasmados solíamos estar viendo las películas cómicas de TV, recibiendo juguetes, comiendo chocolate, etc.
Con una extrapolación de la vida y ahora con más amigos a nuestros alrededor, ¡se supone que deberíamos ser aún más felices!  Pero, ¿realmente lo somos?
Antes de que desarrollásemos nuevos sistemas de educación, buenos medios de transporte y comunicación, etc., éramos felices. Pero ahora, con todos estos avances, ¿por qué no podemos serlo?
Tenemos la habilidad y la tecnología para alcanzar el espacio exterior… y sin embargo no sabemos desarrollar una tecnología para llevar una sonrisa al rostro de alguien. Las necesidades y supuestos quehaceres (¿?) nos impulsan hacia todo tipo de descubrimientos y algunos de ellos nos conducen al lujo. Estos son los mismos quehaceres que, por un lado, se convierten en deseos… deseos que si son ilimitados, en ellos nos ahogamos.

El ayuno

Ayunar es abstenerse de alimentos. No ingerir alimentos como mínimo durante un día. Hay quienes incluso tampoco beben líquido, haciendo un ayuno total. Pero ayunar sin orar, sin buscar a Dios y sin atender nuestra vida espiritual, es como hacer una dieta más.
Devocional - EL AYUNO1. Ayunar y buscar a Dios.
Para que tenga un valor real, el ayuno debe estar acompañado de la búsqueda de Dios. Durante todo el tiempo que dure tu ayuno debes alimentar tu vida espiritual: Ora, confiesa, renuncia a cosas de este mundo, lee la Palabra de Dios, alaba, adora y sé agradecido.
Mientras ayunas, debilitas tus deseos naturales, físicos y carnales. Y mientras buscas a Dios fortaleces tu vida espiritual y tu fe. Crece el poder de Dios en tu vida. Es la doble función del ayuno.

La llamada

MATEO 28:19-20  Id, pues, y haced discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”
llamada¿Prefieres no contestar a las llamadas telefónicas? ¿Te sobrecoges cada vez que suena el teléfono? Hay un hombre en un país que no merece la pena nombrar, que hubiera preferido no contestar el teléfono la primavera pasada. Cuando contestó escuchó una voz desagradable. Un policía le dijo que la casa estaba rodeada y que no tenía otra opción más que salir por la puerta con las manos en alto. 
El temor puede ser una gran motivación, y en este caso el hombre optó por obedecer a la autoridad y siguió cuidadosamente las instrucciones. Salió por la puerta con los brazos bien en alto, pero allí no había nadie para recibirlo. No había policías ni nada. El policía había marcado el número equivocado. El hombre esperó unos cuantos minutos, miró a su alrededor (a sus vecinos les pareció muy chistoso), y luego bajó los brazos y entró de nuevo en casa.
A diferencia de este hombre, los creyentes en Jesús han recibido una llamada que no ha se ha hecho al número equivocado. El mandato de la Autoridad Suprema es más que salir por la puerta. Hemos de ir a personas de todo el mundo. No hay error en lo que Jesús nos llamó a hacer.
“ID”: usa tus dones, talentos y recursos para llegar a personas que no conocen el perdón de DIOS.
“HACED”: acércate a las personas para ayudarlas a ser discípulos obedientes y que crezcan.
“BAUTIZÁNDOLOS”: Anima a los nuevos creyentes a que proclamen públicamente su creencia bautizándose.