Daniel nos muestra que, cuando oramos cerramos la boca de los leones.
Sadrac, Meshack y Abed-Nego nos enseñan que, cuando oramos, ni siquiera la llama más caliente puede quemarnos.
Esther nos muestra que, a través de la oración, los hombres encuentran el favor de Dios y todos los falsos decretos, informes y planes quedan invalidados en el poderoso nombre de Jesús.
Pablo y Silas nos enseñan que cuando oramos, se abren las puertas de la prisión. Dios nos abre sus puertas. Es lo que quiere, quiere hablar con nosotros. ¿Te sientes encarcelado? Si tu respuesta es "sí", entonces es tiempo de que empieces a orar para que Dios te libere, en el poderoso nombre de Jesús.
Escrito está: "Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré." Juan14:14. No olvidemos que el Señor también dijo: "De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo".
Mateo 28:18.
El deseo de Dios es ver cristianos audaces, que crean que hay poder en la oración para darles lo que le pidan. En Jeremías 33:3 dice: "Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces". Hermano créelo, la oración funciona.