viernes, 19 de diciembre de 2014

¿Se Acabó Mi Vida? - Crecimiento personal-espiritual

“El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.”
Uno de los grandes desafíos por los cuales atraviesa la sociedad hoy en día, es el divorcio. Parece ser que ya no se ve mucho eso de “fueron felices para siempre”. Hay datos que nos dicen que en Estados Unidos se separan una de cada dos parejas, y en Europa y en América Latina una de cada cuatro. Lo más triste es que esta tendencia va en aumento.
No se trata, en este caso, de enseñar las causas del divorcio, o si se debe o no divorciar. Se trata de la posición innegociable de no al divorcio, hay que salvar el matrimonio, pero es entendible que hoy en día, muchas personas no tengan las herramientas adecuadas ni busquen la ayuda necesaria para poder rescatar su matrimonio del “fuego”, y terminen separadas o divorciadas. El matrimonio no es fácil, requiere compromiso, trabajo y dedicación diaria de los dos, no de una persona.
Muchos piensan que al divorciarse su vida se acabó, que todo se ha derrumbado y que su vida nunca será igual,... si hay algo seguro es que su vida nunca será la misma. Indudablemente, nadie se casa para luego divorciarse. Todos soñamos con ser felices en el matrimonio, y al acabarse el matrimonio de sus sueños, muchos piensan que hasta allí llega su vida y que no van a poder rehacerla. Comienzan a ver el vaso medio vacío en vez de verlo medio lleno, con optimismo, y resignados a su suerte, solo piensan que su vida puede ser mejor porque al menos, ahora tienen la oportunidad de decidir cómo quieren que sea.

Malala y Satyarthi, premios Nobel de la Paz 2014

La paquistaní Malala Yousafzai, la joven a la que los talibanes dispararon a la cabeza en 2012 por defender la escolarización de las mujeres, y el activista indio Kailash Satyarthi han sido galardonados con el Nobel de la Paz 2014" por su lucha contra la opresión de los niños y los jóvenes, y por el derecho de todos los niños a la educación", según ha anunciado el Comité Nobel Noruego.
"Los niños deben ir a la escuela y no ser explotados financieramente", ha defendido el Comité Nobel, subrayando que "en los países pobres, el 60% de la población actual tiene menos de 25 años". Según ha explicado al realizar el anuncio el presidente del Comité Nobel Noruego, Thorbjon Jagland, se ha considerado "un punto importante que un hindú y una musulmana, un indio y una paquistaní, se unan en la lucha común por la educación y contra el extremismo". Tras resaltar que gracias a la lucha también de otras personas e instituciones - hay 78 millones menos de niños que trabajan en el mundo que en el año 2000, aunque todavía hay 168 millones -, el Comité Nobel Noruego ha incidido en que "la lucha contra la opresión y por los derechos de los niños y adolescentes, contribuye a la realización de la fraternidad entre naciones, que Alfred Nobel menciona en su testamento como uno de los criterios para el Nobel de la Paz".
En el caso de Satyarthi, ha resaltado que "mostrando un gran valor personal" y siguiendo la tradición de Gandhi, ha liderado varias formas de protesta y manifestación, todas pacíficas, centrándose en la grave explotación de los niños para obtener beneficios financieros. Asimismo, ha contribuido al desarrollo de importantes convenciones internacionales sobre los derechos de los niños. Kailash Satyarthi, ingeniero informático indio, que hace 28 años abandonó el ordenador para denunciar a las multinacionales que en su país explotan a niños de entre 5 y 12 años de edad, encabeza la organización Global March, que ha liberado de la esclavitud empresarial a unos 80.000 niños en más de 160 países.
En cuanto a Malala, "pese a su juventud", lleva años luchando "por el derecho de las niñas a la educación y ha mostrado con su ejemplo, que los niños y los jóvenes también pueden contribuir a mejorar sus propias situaciones". Además, ha resaltado el Comité Nobel, "lo ha hecho bajo las más peligrosas circunstancias". "Mediante su lucha heroica se ha convertido en una destacada portavoz de los derechos de las niñas a la educación", ha añadido. 

Todo lo que esté en tus manos

todo lo que este en tus manos
“Y todo lo que te venga a la mano, hazlo con todo empeño; porque en el sepulcro, adonde te diriges, no hay trabajo, ni planes, ni conocimiento, ni sabiduría.”
Eclesiastés 9:10 Nueva Versión Internacional

En la Biblia se hallan los mejores y más sabios consejos; éste, aunque puede ser algo fuerte es uno de ellos, pues habla de aprovechar todas las oportunidades que se nos presentan mientras tengamos vida. Cada uno de nuestros días constituye una oportunidad de hacer lo que pensamos hacer..
Dios nos ama a todos por igual, y todos tenemos las mismas oportunidades que se nos pueden presentar en distintos momentos o de diferentes maneras. A todos se nos dieron oportunidades en la vida y con ellas, cada día la posibilidad de intentar lo que esté a nuestro alcance para cumplir nuestras metas.
Eres capaz, inteligente, la gracia de Dios está en tu vida, tienes todo en tus manos para hacer lo que desees; aprovecha el tiempo, disfruta tu vida, planea nuevos retos porque hay que arriesgar para ganar.
Si de algo podemos estar seguros es de que un día se nos acabarán las oportunidades, pero mientras estén al alcance de nosotros, hagamos todo lo que sea posible, no tengamos miedo a intentar lo que sea.
Ver la vida de una manera positiva influye considerablemente en nuestro ánimo y entusiasmo para hacer las cosas, ya que esto nos lleva a tomar decisiones. Es como una cadena que comienza por una idea o sueño, seguida por el deseo de realizarlo y terminando en la acción que lleva a convertirlo en realidad.

El alcance de nuestra gratitud

La Biblia contiene mandatos, pero no la explicación de cómo cumplir con ellos. Sabemos que la Biblia contiene todo lo que necesitamos saber para obedecer a Dios. Sin embargo, a veces desearíamos recibir instrucciones detalladas, por ejemplo, el versículo 18 del capítulo 5 de 1ª Tesalonicenses dice simplemente: “Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús”.
Ahora bien, ¡esas son palabras mayores! Nos apresuramos a dar gracias al Señor por las bendiciones, como un nuevo bebé, una nueva casa, o un nuevo trabajo, pero ¿qué hay de la enfermedad, del dolor, de las dificultades o de las pérdidas?, ¿cómo podemos estar agradecidos por esas cosas? La respuesta es que no podemos, a menos que reconozcamos que Dios trae o permite el dolor y las dificultades en la vida, por sus buenos propósitos para con nosotros y para su gloria.
José es un ejemplo de esta verdad. Sus hermanos lo vendieron como esclavo, pero Dios usó su difícil situación para salvar la vida de muchas personas, entre ellas a sus mismos hermanos (Génesis 50.20). Cuando elegimos la gratitud en vez de la amargura, reconocemos que el Señor es bueno, incluso cuando las circunstancias no lo sean.
Hay muchas cosas que nunca seremos capaces de entender en este mundo, pero hay algo de lo que podemos estar muy seguros: Nuestro Dios es bueno. Además, sus propósitos son buenos, y Él ha prometido estar con nosotros en cada circunstancia. Si creemos esto, podemos dar gracias en todo.

La Carrera más difícil: ser madre

La maternidad es una hermosa etapa que casi todas las mujeres pasan. Las chicas solteras suelen soñar con ser madres algún día, y las casadas que fueron madres, recuerdan con dulzura ese tiempo. 
Sí, eres tú mujer. ¿Qué dirías si al llegar a esta etapa, muchas personas te preguntasen si volverías al trabajo en el tiempo que lo dejaste por cuidar a tu bebé? ¿Alguna vez lo hicieron? ¿Lo harían? Y, si lo hacen ¿cuál sería tu reacción?, ¿tristeza, enojo o desearías que la tierra te tragase en ese momento?... Nadie más que tú tiene las herramientas para criar a tus hijos.
Poca gente considera la labor de ser madre una Carrera; sin embargo, no es solamente una carrera, es una labor impactante en todas las generaciones; no existe trabajo más difícil ni de mayor influencia. Mira la siguiente historia:
Una amiga tuvo una incómoda conversación en la que se le preguntó, si ya había vuelto a trabajar (su bebé apenas tenía dos meses de vida). Dijo que no, que no había vuelto a trabajar pues tenía la determinación de amamantar a su bebé y éste se rehusaba a tomar biberón; luego, con una sonrisa llegó la segunda pregunta: “¿Pero, sí se plantea regresar a trabajar, no?” No pudo negarse a sí misma, que lo que más quería era alejarse de esa mujer. Se sintió apenada, enojada, y con un sentido de culpa, pensó: ¿acaso el ser madre no es un trabajo?, o ¿creía que no hacía nada durante el día? Respiró profundo y le dijo que con el tiempo regresaría, pero que pretendía que el trabajo fuera solo en dos días a la semana, ya que su responsabilidad más importante era su hijo. La conversación terminó en ese momento, pero no dejó de pensar en ella, ya que no era la primera vez que se le preguntaba si iba a regresar a trabajar; ahora, con más experiencia y seguridad, puede afirmar que el ser madre es un trabajo, y un trabajo mucho más importante del que puede hacer dentro de su oficina.