¿No es más bien el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión y dejar ir libres a los quebrantados y que rompáis todo yugo? Isaías 58:6 (Reina-Valera 1960).
El ayuno va mas allá de la abstención de alimentos. A lo que nos quiere llevar es a que la carne mengue y crezca el espíritu; debe ser con un propósito claro, definido, ya sea buscar la dirección de Dios al tomar una decisión, hacer guerra espiritual, o alguna situación especifica que estemos viviendo.
Consultamos a Dios, decimos que le obedecemos, que le amamos y que estamos dispuestos a hacer lo que Él nos diga, pero con nuestros actos demostramos todo lo contrario y pensamos que no es necesario ayunar, que basta sólo con una oración, o creemos que Dios no nos escucha o que no le importa; pues resulta que todo lo que tiene que ver con tu vida le importa a Dios y aún más tu área espiritual.
¨Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público. Mateo 6:16-18