miércoles, 3 de agosto de 2016

Vivamos una comunidad de gracia

Mateo 23:1-12
Hay muchas y variadas comunidades religiosas, cada una con sus propios valores y principios, que definen la forma de actuar y tratarse los unos con los otros.
Algunas comunidades evangélicas son muy cautelosas y reservadas en sus relaciones humanas. Sus miembros, puede que por alguna mala experiencia o porque así fueron instruidos por algún líder cristiano, actúan así. En otras comunidades cristianas las relaciones humanas cada vez son más distantes, frías; las relaciones se limitan a una práctica de asistencia, dictado y aprendizaje de asuntos religiosos.
Estas conductas rayan en la indiferencia de las necesidades de su próximo. Por eso debemos reflexionar y preguntarnos lo siguiente:
  1. ¿Cómo es la comunidad que Jesús planeó para los suyos?
  2. ¿Qué principios y valores definen a esta comunidad planeada por Jesús?
  3. ¿Estoy viviendo según el modelo de comunidad que Jesús planeó para mí y mis hermanos?
  4. ¿Qué es lo que Jesús espera que hagamos con el fin de disfrutar de esta bendita comunidad de gracia?
Desarrollo:
Jesús, hablando a la gente y a sus íntimos seguidores, describe los principios y valores de la comunidad religiosa, que los líderes religiosos proponían con su modelo de vida.
Vemos a Jesús hablar con duros, agrios reproches, y al final de toda su conversación observamos señales de lamento, para la comunidad religiosa que representaban los fariseos y escribas.
1. Predicaban una cosa, y vivían otra. Verso 3
Personas legitimadas haciendo un trabajo incorrecto. Jesús desconoce la autoridad de este grupo, pero no alienta a la desobediencia.
2. Eran autoritarios e insensibles a las necesidades espirituales, morales y físicas de la gente que los tenían por maestros espirituales. Verso 4
3. Eran presumidos. Versos 5-6
  • Buscaban ansiosamente los puestos de honor y respeto.
  • Cabe señalar que Jesús no está significando que esté mal querer las primeras sillas, pero sí la motivación, la malicia del corazón, ese gusto enfermizo.
  • Narcisismo religioso.
4. Se sentían y creían super-importantes, arrogantes”. Versos 6-7
Codiciaban las señales de reconocimientos, señales de honor y respeto.
Jesús no está en contra de los títulos o reconocimientos humanos, sino de los hábitos enfermizos consecuentes, como la hipocresía o doble moral de estos líderes religiosos, y la altivez de corazón, que llevaban a ver con inferioridad a los semejantes. Versos 12-33

Ama a tu prójimo

Porque toda la ley en esta sola palabra se cumple: Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Gálatas 5:14).
Se cuenta que un antropólogo estaba finalizando varios meses de investigación en una pequeña aldea. Mientras esperaba un transporte hacia el aeropuerto para volver a su casa, decidió organizar un juego para unos niños: tenían que correr hasta una cesta con frutas y dulces que estaba cerca de un árbol. Pero cuando dio la orden de empezar a correr, todos se quedaron parados. Luego se cogieron de las manos y corrieron todos juntos hacia el árbol.
Inline image 1Cuando les preguntó por qué prefirieron correr en grupo hacia el premio en lugar de ir por separado, una niña respondió: ¿Cómo podría uno solo estar feliz cuando todos los demás están tristes? Como esos niños se interesaban unos por otros, querían compartir todos juntos la cesta de frutas y dulces.
Después de estudiar durante años la ley de Moisés, el apóstol Pablo descubrió que todos los mandamientos de Dios se resumen en uno solo: Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Gálatas 5:14; también Romanos 13:9). En Cristo, Pablo no solo vio la razón de animarnos, consolarnos y cuidarnos mutuamente, sino también la fuente de poder espiritual para hacerlo.
Dado que el Señor nos cuida, nosotros nos cuidamos los unos a los otros.
Señor, abre nuestros ojos a las necesidades de los demás y ayúdanos a suplirlas.
Mostramos nuestro amor a Dios cuando nos amamos unos a otros.

Esperar el tiempo de Dios

Los cánticos que entonamos en la iglesia tienen un gran significado para nuestras vidas. Hay un canto popular que dice: “Esperar en ti, difícil sé que es, mi mente dice no, no es posible, pero mi corazón confiado está en ti. Tú siempre has sido fiel, me has sostenido”.
El coro de ese canto nos refleja una oración, que muchas veces nos es difícil hacer en los momentos de prueba y de crisis. El coro dice, “Y esperaré, pacientemente”. En ocasiones, simplemente, es muy difícil esperar el tiempo de Dios.
Eclesiastés 3 es un texto muy conocido por muchos de nosotros. El texto refleja que hay tiempo para todo; que cada actividad llega a su tiempo, incluso en estos últimos tiempos. Tenemos que reconocer que esperar el tiempo de Dios no es nada fácil.
Es algo difícil de hacer en ocasiones, especialmente en los momentos de crisis y tribulación. Veamos algunos ejemplos del Antiguo Testamento que nos enseñan qué ocurre cuando no esperamos el tiempo del Señor.
Rubén, el hijo que no supo esperar.
Rubén era uno de los doce patriarcas, hijos de Jacob. Específicamente él era el primogénito. En el contexto patriarcal sabemos que la primogenitura era algo muy importante, pues el primogénito recibía el honor de ser el heredero oficial del clan. El problema de Rubén no fue haber sido el primogénito, sino que intentó reclamar sus derechos antes de tiempo y faltó al respetó a su padre Jacob.
Génesis 35.22 nos cuenta que mientras Jacob hacía duelo por la muerte de Raquel, Rubén aprovechó para “dormir con Bilha, la concubina de su padre, lo cual llegó a saber Israel (Jacob)“. Tomar la esposa de su padre en ese contexto, significaba que estaba clamando por su primogenitura antes de tiempo. Se estaba proclamando como el heredero principal, y Jacob su padre ni siquiera había muerto.
Los años pasaron y cuando Jacob estaba a punto de morir, hizo llamar a todos sus hijos para repartir su herencia. Rubén estaría muy emocionado, pues según él, finalmente recibiría sus derechos como
 primer nacido completamente. Pero Génesis 49.1-4 nos enseña que no recibió la bendición que esperaba, pues Jacob en su lecho de muerte le echó en cara la mala actitud que había tenido años atrás al tomar a Bilha como mujer, y así intentar proclamarse como el heredero. Rubén no recibió lo que tanto había anhelado.
Acán, la avaricia no le hizo esperar.
En el tiempo de Josué y de las conquistas de las tierras de Canaán, los Israelitas habían triunfado sobre Jericó. Dios les había dado la victoria sorprendentemente. La próxima ciudad a conquistar era la ciudad de Hai. Realmente no era una gran amenaza para un pueblo tan numeroso como Israel, pero increíblemente los Israelitas perdieron la batalla contra esta ciudad. Josué 6.18-19 nos enseña que Dios había dicho que el tesoro que encontraron en Jericó sería para Él solamente y no para los israelitas.
Acán imprudentemente tomó algunos de los tesoros para él (7.20-21) y fue castigado por ello con la muerte.
Lo que realmente llama la atención de este relato es la orden siguiente que da Dios, cuando finalmente les daría la victoria sobre la ciudad de Hai. Josué 8.2 dice, “Y harás a Hai y a su rey como hiciste a Jericó y a su rey; sólo que sus despojos y sus bestias tomaréis para vosotros…”. Si Acán hubiese esperado hasta Hai, hubiese obtenido muchos bienes sin ningún problema, pero no supo esperar y murió apedreado por el pueblo.

La Vida es Tan Corta...

La vida es tan corta que debemos aprovechar cada día en ser felices.
John Powell, un profesor de Loyola University en Chicago, escribe sobre un estudiante de su clase de Teología de la Fe llamado Tommy. 
Unos doce años atrás, yo estaba de pie observando a mis estudiantes de la universidad, mientras entraban al salón para nuestra primera sesión de Teología de la Fe.
Ése fue el primer día que vi a Tommy.
Tommy estaba repeinando su larga cabellera rubia, que caía por debajo de sus hombros. Como ese día no estaba preparado para ello, mis emociones se alteraron y de inmediato catalogué a Tommy de extraño... "Muy extraño".
Tommy resultó ser el "ateo de la clase" en mi curso de Teología de la Fe.
Él objetaba constantemente, sonriendo sarcásticamente sobre la posibilidad de un Dios/Padre que nos ama incondicionalmente. Cuando al terminar el curso vino a entregar su examen final, me preguntó en un tono algo cínico:
-       ¿Cree usted que alguna vez encontraré a Dios?
Inmediatamente decidí usar un poquito de la técnica de la terapia de shock.

-      ¡No!, le dije muy enfáticamente.
-      ¿Por qué no?, me respondió, yo creía que ése era el producto que usted estaba vendiendo. 
Dejé que estuviese a unos cinco pasos de la puerta del salón y alcé mi voz para decirle:
-   -  ¡Tommy! Creo que tú nunca encontrarás a Dios... pero estoy absolutamente seguro de que Él te encontrará a ti.
-    Él se encogió de hombros y salió de mi clase y de mi vida.
 Yo me quedé algo frustrado por el hecho de que no había captado mi ingeniosa observación: "¡Él te encontrará a ti!", por lo menos yo pensaba que había sido ingeniosa...
   Un tiempo después me enteré que Tommy se había graduado y me dio el debido gusto.
   Más adelante me llegó una triste noticia, supe que Tommy padecía de un cáncer terminal. Antes de que yo pudiera salir a buscarlo, él vino a verme.
      Cuando entró en mi oficina se le veía demacrado y su larga cabellera había desaparecido debido a la quimioterapia. Pero sus ojos brillaban y su voz tenía una firmeza que no tenía antes.
-  Tommy, he pensado mucho en ti... oí que estás enfermo, le dije en un tono casual.
-  Oh, sí, muy enfermo, me respondió, tengo cáncer en ambos pulmones. Es cuestión de semanas.
-  Tom, ¿puedes hablar sobre eso?, le pregunté.
-  Por supuesto, ¿que quiere saber?, me contestó.
-  ¿Qué se siente al tener solo 24 años y estar muriéndose?, le dije.
-  Bueno, podría ser peor.
-  ¿Peor, cómo qué?
-  Bueno, como llegar a los cincuenta años sin tener valores o ideales; o llegar a los cincuenta creyendo que beber, seducir mujeres y hacer dinero son “lo máximo” de la vida.
Antes había clasificado a Tommy de extraño... Parece ser como si a todo aquel que yo rechazara mediante mi propia calificación, Dios lo devolviera a mi vida para que me educara.
-  Pero por lo que en realidad vine a verlo es por algo que usted me dijo el último día de clases. (¡Se acordó!)
Él continuó diciendo:
-  Yo le pregunté si usted creía que yo llegaría alguna vez a encontrar a Dios. Usted me dijo que no, cosa que me sorprendió mucho. Entonces usted añadió:
-  “Pero… Él te encontrará a ti”
-  Estuve pensando mucho en eso, aunque no se puede decir que mi búsqueda fuera muy intensa en aquel entonces. Pero cuando los doctores removieron el tumor que tenía en la ingle y me dijeron que era maligno, entonces fue cuando empecé a buscar seriamente a Dios.
Y cuando el cáncer se extendió a mis órganos vitales, de veras que empecé a golpear fuertemente con mis puños las puertas del Cielo... pero Dios no salió. De hecho, no pasó nada. ¿Alguna vez ha tratado de hacer algo con mucho esfuerzo sin obtener ningún resultado? Uno se harta psicológicamente, se aburre de tratar y tratar y tratar... y eventualmente, uno deja de tratar.
-  Bueno, pues un día me desperté y en lugar de estar lanzando mis reclamos inútiles por encima de ese muro de ladrillos a un Dios que posiblemente no estuviera ahí, me rendí... Decidí que en realidad no me importaba Dios, ni una vida después de la muerte, ni nada que se le pareciera. Decidí pasar el tiempo que me quedara haciendo algo más provechoso. Pensé en usted y en su clase, y recordé otra cosa que usted nos había dicho: "La mayor tristeza es pasarse la vida sin amar. Pero sería igualmente triste pasar por la vida e irse sin nunca haberle dicho a los que uno ama que los ama".
-  Así que empecé por el más difícil, mi padre.